Mirada sectorial

La hora del tomate: cómo diversificar la producción en un sector con perspectivas de despegue

Con un incremento en la superficie cultivada, así como en los rendimientos de los cultivos, el tomate para industria tiene un gran potencial. Se posiciona como una manera de diversificar la producción o de buscar salidas alternativas. Pero se advierte un freno por la falta de agua y de crédito.

Diana Chiani
Diana Chiani jueves, 2 de marzo de 2023 · 07:04 hs
La hora del tomate: cómo diversificar la producción en un sector con perspectivas de despegue

Aunque Mendoza está muy identificada con viñedos y vinos, tiene otros cultivos que pueden beneficiar a la economía. Aunque en una escala menor, el tomate es uno de ellos, debido a que se trata de una fruta que tiene mercado externo y aún puede crecer en el interno. Casi todo el tomate que se cultiva, tanto en Mendoza como en la zona oeste de Argentina (San Juan y La Rioja) está destinado a la industria; el que posee ventajas comerciales y agrícolas.

El país tiene un alto potencial para crecer en este rubro, con especial hincapié en el tomate pelado entero, debido a que no existe en todas las regiones y Argentina tiene muy buena calidad en esta variedad. Así lo explicó Cosme Argerich, profesional asociado al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de La Consulta y asesor externo de la asociación Tomates 2000.

En coincidencia, el ingeniero agrónomo Horacio Angelelli, jefe técnico de la Asociación Tomates 2000, precisó que el tomate para industria es una buena alternativa de producción, debido a que, aunque es un cultivo anual, tiene un ciclo de cuatro meses lo que permite desarrollar otras actividades agrícolas.

La asociación Tomate 2000 fue fundada en 1997 con el objetivo de aumentar la competitividad del sector tomate para industria en Mendoza, San Juan y La Rioja. Lo hace a partir de diversas líneas de trabajo que van desde la investigación aplicada al diseño de capacitaciones, líneas de crédito y fondos solidarios; entre otras aristas. Todas las patas del sector están en este ámbito que integran agricultores, procesadores, proveedores, industriales, gobiernos provinciales y el INTA.

Cultivo amigable

Según datos publicados por el Instituto de Desarrollo Rural de Mendoza (IDR) tomando la temporada 2021/22, el tomate se llevó el 20% del área hortícola estival de la provincia, con una superficie aproximada de 3.757 hectáreas. Con respecto al ciclo pasado, se produjo un incremento del 29,5%. Se trata de “tomates peritas o para industria, tomates redondos tipo larga vida y tomates redondos tipo Platense”, destaca el organismo.

En Mendoza, el 92% de la superficie está implantada con tomate para industria y en el resto de las provincias la situación es similar. El tomate en fresco es un cultivo absolutamente diferente, que requiere cuidados casi artesanales y posee problemáticas y manejos disímiles.

Aunque hay un crecimiento de hectáreas plantadas con tomate, los especialistas advirtieron que es más importante el incremento del promedio de rendimiento del cultivo; algo que ha mejorado de manera exponencial gracias a la gestión agropecuaria y la optimización de recursos para hacer más eficientes y abundantes las producciones.

Guillermo San Martín, al frente de la asociación Tomate 2000, expresó que los avances tecnológicos hoy colocan a la Argentina a la par de cualquier productor mundial y que el cultivo tiene un gran potencial debido a que, entre otras cosas, todavía no logra el autoabastecimiento para un sector industrial que continúa en alza, tanto en el país como para abastecer mercados del exterior. Entre otras, firmas de la talla de Arcor, Baggio, Molto y Conservas Ava, industrializan un producto que la población demanda cada vez más.

Desde la entidad mencionaron que muchos productores que antes tenían frutales o viñedos, se han acercado al tomate como una salida alternativa. “Desde el punto de vista del negocio, es vertical y amigable porque se sabe dónde se va a vender, cuánto te van a pagar y –muy importante- es todo en blanco”, sumó Angelelli.

En este sentido, el asesor del INTA agregó que se trata de un producto que por carencias de suelo, agua y condiciones climáticas tiene un déficit de producción mundial. Para la industria local, por otra parte, no es conveniente importarlo en un contexto en el que todavía no se logra autoabastecimiento pleno.

Además, algo muy importante, es que se trata de un cultivo amigable con el ambiente, ya que se ejerce un control real sobre los pesticidas y herbicidas utilizados. “Es el único sector en Argentina que controla cada lote de tomate con respecto a la presencia de fertilizantes a través de certificados que garantizan el uso responsable de estos productos”, subrayó San Martín.

Falta de agua y otros desafíos para crecer

Así como los referentes del sector coinciden en el potencial que tiene el tomate, también lo hacen en lo que respecta a los frenos al crecimiento. El primero tiene que ver con la escasez hídrica y la tecnificación para riego. Mendoza tiene un atraso en este punto en comparación con San Juan en donde hay mayor cantidad de hectáreas con riego por goteo.

“Argentina tiene disponibilidad de suelos, pero es clave la tecnología que se aplica a un cultivo que tiene una demanda sostenida de agua”, sostuvo Argerich. En años normales, el agua ha sido suficiente, pero las sequías y las nevadas escasas marcan una tendencia que debe resolverse con goteo y otras prácticas que comienzan con el manejo adecuado del riego tradicional.

Además de la estrechez hídrica, los profesionales mencionaron las dificultades de acceso al crédito que complica, por sus altos costos, la posibilidad de tecnologizarse. Eso por no mencionar la necesidad de créditos macro para realizar obras de infraestructura, que amplíen las posibilidades de las zonas productivas.

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