El frente externo

Curioso: ahora China espera que Argentina firme nuevo acuerdo con el FMI

La relación con Beijing se tensó a partir de las declaraciones públicas de Javier Milei. Ahora se empieza a ver el impacto que tiene en la política concreta, el swap quedó en stand by por el momento.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño miércoles, 20 de diciembre de 2023 · 10:38 hs
Curioso: ahora China espera que Argentina firme nuevo acuerdo con el FMI
El presidente chino Xi Jinping tiene en sus manos la liberación del swap entre pesos y yuanes, una vez que Argentina logre un nuevo acuerdo con el FMI Foto: EFE

El Gobierno recibió en las últimas horas una confirmación curiosa. Y tal como adelantó MDZ, el "swap" con China está virtualmente caído y no sólo habrá que instrumentar una efectiva actividad diplomática para revivirlo, sino que además habrá que tomar un trago de realidad geopolítico-económica internacional para volver a contar con el dinero que aún el régimen comunista tiene presupuestado para la Argentina.

Según los contactos que el Ejecutivo tiene con Beijing, los aproximadamente US$5.000 millones del acuerdo con el país oriental que estarían aún disponibles por el "swap", están congelados hasta que no se reactiven las negociaciones de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sólo cuando los contactos formales entre el organismo que maneja Kristalina Georgieva y el Ministerio de Economía de Luis "Toto" Caputo estén reestablecidos y las partes negociando, y desde la sede central de Washington así se lo indique al gobierno chino, el swap podría volver a estar disponible.

Si bien esto nunca fue condición para las aprobaciones de giros de yuanes entre Beijing y Buenos Aires en los tiempos de Alberto Fernández y Sergio Massa, estar en buena sintonía con el FMI es lo que exige ahora China para tener relaciones financieras con la Argentina.

El expresidente Alberto Fernández selló la relación del país con China, que asistió a la Argentina en momentos de tensión cambiaria.

Es en condición de socio importante del Fondo con presencia fuerte en el board, en que desde el gobierno de Beijing se aplica la máxima, bajo la normativa real que efectivamente no puede haber acuerdos bilaterales financieros por fuera del FMI con países miembros.

Es, por ejemplo, lo que limita la ayuda financiera directa del gobierno de los Estados Unidos a cualquier país en crisis, y la necesidad de canalizar los fondos vía el organismo. China nunca prestó atención a esta restricción. Menos con las gestiones anteriores, incluyendo la de Mauricio Macri. Es ahora con Mieli donde el gobierno de Xi Jinping eligió aplicar los duros y fríos formalismos.

La jugada con el BRICS

Mientras tanto, para ver la profundidad de la relación futura con Buenos Aires, el gobierno chino estará esperando ver que se decide desde Argentina el 1 de enero de 2024, fecha en la que teóricamente el Ejecutivo de Javier Milei debe decidir si acepta o no ser socio de los BRICS. Es a lo que se comprometió Alberto Fernández y su gente en agosto de este año, cuando firmó a instancia de Luiz Inácio "Lula" da Silva la entrada al bloque que fundaron Brasil, China, Rusia, Sudáfrica y la India, y que desde el primer día hábil del 2024 integrarían también Etiopía, Arabia Saudita, Egipto, Irán y Argentina.

Milei ya dijo que renunciará a la invitación, lo que probablemente irrite más a Beijing, y aleje al país de los fondos del swap. Hay algo que confirma que el acuerdo está caído y que reina la frialdad entre las dos capitales. Argentina le pagará la semana próxima al FMI con dinero que aportará la CAF, cuando originalmente se habría pensado en activar el sistema de préstamos chinos para tal ocasión.

A diez días de una decisión clave con los BRICS, Argentina tiene la decisión de no sumarse al bloque.

Hasta septiembre estaba habilitado el sexto tramo del acuerdo firmado entre la entidad financiera china y el Banco Central de la República Argentina (BCRA), que implica la posibilidad de aplicar unos USS6.000 millones, monto negociado en el último viaje de Sergio Massa a Beijing y que desde comienzos de ese mes comenzó a efectivizarse de manera acelerada. Y a un ritmo muy superior a los primeros cinco tramos de la aplicación del swap (diciembre- mayo), cuando el nivel de liquidación de divisas a través de la moneda china no superaba los USS800 millones.

La novedad del acuerdo que el entonces ministro de Economía cerró en el país oriental, es que el dinero no tiene este tope, y puede aumentar hasta lo que se requiera en Buenos Aires, obviamente previo aviso y aprobación desde Beijing. Algo que el primero de julio se recibió.

Según se destacaba por aquellas horas en el Ministerio de Economía de Massa, lo importante del movimiento es que el dinero habilitado puede ser utilizado con la característica de "libre disponibilidad" lo que le daba un valor agregado extra a la operación. Se concebía a este dinero, hasta que se habilitara el giro proveniente del Fondo Monetario Internacional sería la principal arma que el Palacio de Hacienda tendrá para ejecutar política financiera y cambiaria.  

Como casi todos los acuerdos monetarios a los que llega el país, la habilitación de este instrumento también es polémica. Un “swap” es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar eventualmente el cambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas, en este caso, el dólar.

El aporte de capital lo hace el Banco Central de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante: el BCRA.

Antecedes del swap

La idea original de China (hoy descartada al ritmo de la caída de reservas) fue otorgar este dinero en cuotas, como garantía para el intercambio financiero entre los dos países para la construcción de las grandes obras de infraestructura en el país, comprometidas con el país asiático, fundamentalmente las represas Cepernic- Kirchner (ex Condor Cliff- La Barrancosa), un proyecto que en algún momento el gobierno de Mauricio Macri prometió clausurar pero que, precisamente por la vigencia del “swap” decidió mantener.

El primer acuerdo de este tipo fue firmado en 2009 durante la presidencia de Martín Redrado en el BCRA, para reforzar los resguardos ante eventuales crisis internacionales y cuando las reservas alcanzaban el récord del 15% del PBI. En total el acuerdo cerrado fue por unos US$10.200 millones a tres años, con la opción de extender el plazo.

Redrado lo negoció con su par chino, Zhou Xiaochuan, para acordar un intercambio de monedas que ambos países pudieran pedir uno del otro y que luego deberían ser repagados. Los permisos de operatoria para el BCRA eran amplios. Se podían convertir los yuanes en dólares en los mercados internacionales, o directamente utilizarlos para el intercambio bilateral.

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