Opinión

Pobreza y estanflación, la tormenta perfecta en clave electoral

Una recesión económica es considerada como la crisis financiera de un país generada por el decrecimiento de la actividad económica durante un determinado periodo de tiempo.

Daniel Adler viernes, 13 de octubre de 2023 · 07:15 hs
Pobreza y estanflación, la tormenta perfecta en clave electoral
La pobreza superó el 40% en el primer semestre del año y es un verdadero flagelo para una sociedad muy golpeada por la situación económica.

Hace más de un año que se observa cómo los índices comerciales reales vienen disminuyendo en relación al año anterior, técnicamente e incluso reconocida por el Estado nacional, la recesión económica es un hecho, ya que llevamos más de tres meses consecutivos de estancamiento económico, combinados con una inflación que según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) será del 200%.

Esto nos da como resultado la temida, pero realista, estanflación. Una “mala palabra” en términos económicos, que era tristemente esperada ya que estamos en un país en el que hay 182 tipos de planes de asistencia social, 16.200.000 de personas recibiendo uno o más de esos planes, que implican, solo para Potenciar Trabajo y tarjeta Alimentar, la impresión de 4.200 millones de pesos por día, generando más gasto, más inflación y menos interacción en el mercado.

Hace pocos días el Indec dio a conocer el índice de pobreza, correspondiente al primer semestre de 2023, y nos encontramos con 40,1% de la población en esa posición, y el 9,3% en situación de indigencia. Números que han quedado absolutamente retrasados ya que, luego de las constantes devaluaciones post PASO, se estima que gran porcentaje de los trabajadores en relación de dependencia se transformaron técnicamente en pobres, que presenta una situación más que injusta y trágica.

Son varias las generaciones inmersas en esta pobreza, no solamente en la pobreza económica, que podría haber sido por los resultados pasajeros de las crisis de 1989 o 2002, sino que, en este caso, esta pobreza es estructural de largo plazo, lo que es muy grave y muy difícil de revertir.

La impresión de 4.200 millones de pesos por día genera más gasto y más inflación. 
Foto: MDZ.

Argentina tiene hoy una brecha cambiaria de, al menos, 120%. Estos días, el dólar libre sigue subiendo y constantemente se anuncian nuevos tipos de cambio especiales, para diferentes sectores, lo que representan una devaluación encubierta. El último caso con destino “Vaca Muerta”.

Otra “estrategia”, del Ministerio de Economía, para luchar contra la devaluación causada por esa misma cartera, fue anunciar un subsidio de $94,000 a trabajadores informales. Esto marca, claramente, un estilo de política pública. ¿Qué pasaría si en vez de imprimir dinero para un subsidio a los trabajadores informales, se trabajara para incluirlos e integrarlos dentro de un sistema emprendedor, con capacitación genuina en educación financiera y en formación de marcas personales? 

Pero no, imprimir más, en lugar de capacitar, parece la mejor opción, o la más rápida o la más fácil. Esos 2,6 millones de personas, destinatarios de $ 94.000, provocarán aún más inflación y es, de alguna forma, un nuevo IFE encubierto, como en época de pandemia. 

Nótese también que, este subsidio, va a personas en condiciones de actividad de entre 18 y 64 años, lo que deja en evidencia absoluta el gran número de desocupados que tenemos en Argentina. En otras palabras, la población en condiciones de actividad hoy son 29.300.000 personas, de los cuales 3.100.000 son trabajadores registrados y 16.200.000 personas están desempleadas. Hablamos de un 55,9% de los argentinos en condiciones de trabajar que no lo hace y, paralelamente, esa cifra nos dice que tenemos 16.200.000 personas que reciben algún cheque, por parte del Estado, todos los meses.

La ecuación es simple: si queremos cambiar tenemos que mejorar como sociedad, y para mejorar como sociedad tenemos que exigirle a nuestra clase política que genere valor dentro de la sociedad, que el premio no sea un subsidio y más emisión monetaria, que la educación, en todos sus aspectos, sea la llave maestra para salir de la mediocridad. No hay recurso que nos alcance. No importa ni la soja, ni el trigo, ni el maíz, ni el litio, ni vaca muerta, ni los vientos, ni el agro, ni la pesca. Si no hay educación, no hay nada más que fracaso y agonía.

Daniel Adler.

* Daniel Adler, experto en educación financiera y emprendedurismo.

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