Con la temporada a pleno, la agroindustria pierde terreno y horizontes

El sector agroindustrial ha sido tradicionalmente importante en Mendoza ya que la provincia ha dado para el país conserveras importantes. Sin embargo, en los últimos años el sector viene en baja. Los números del tercer trimestre de 2022 del Monitor de Actividad que realiza la Fundación Ideal, muestra un desplome de los sectores de durazno y ciruela para industria en relación con el año pasado de 36% y 51%; respectivamente.
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Con dinámicas diferentes, ambos productos están actualmente impactados por el contexto macro, pero la ciruela tiene más mercado, mientras que el durazno, si bien se exporta, se destina mayoritariamente al consumo interno. En el sector de la agroindustria también se encuentra el tomate y la vitivinicultura. La última se mide aparte y tiene una dinámica diferente.
En lo que respecta al durazno en conserva, ha habido un achicamiento importante ya que en los últimos años se han reducido unas 2000 hectáreas implantadas, así como se han desactivado unas 120 descarozadoras en un contexto de baja de consumo.
En tanto, según datos del censo del 2021 del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), la superficie implantada con ciruela para industria en Mendoza es de 10.589 hectáreas, un 40% menos que en 2010. Según este organismo, entre 2009 y 2021 bajó 5% la capacidad de procesamiento de ciruela con 133 secaderos menos en toda la provincia (73% menos).
Durazno tambaleante
El mes pasado arrancó la temporada del durazno que, entre diciembre y marzo trabaja a pleno por lo que las industrias incrementan personal para hacer frente a la llegada de la cosecha. Desde la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), su presidente Leandro Roldán, comentó que el sector viene en baja desde hace tipo por diversos motivos.
El principal es la falta de financiamiento a tasas razonables debido a que la dinámica del rubro pide incrementar en importantes volúmenes a casi todo el personal -que es temporario- debido a la necesidad de enlatar en tiempo y forma la cosecha que arriba.
Pese a que este año las heladas afectaron a los frutales de manera diversa, Roldán explicó que este año el IDR pronosticó una cosecha de 105.000 toneladas que, de cumplirse, requerirá unos 22.500 millones de pesos para su procesamiento, 18.000 millones de los cuales deben ser desembolsados en solo dos meses para pagar las latas, el azúcar y los salarios.
“Lo ideal sería contar con un financiamiento razonable para hacer frente a todos esos desembolsos sin ahogo con el fin de poder devolverlo una vez pasado dicho impacto y con la mercadería saliendo”, sostuvo Roldán quien agregó que ni desde organismos públicos ni privados se puede acceder a este tipo de créditos.
Cambios en el consumo
Otro motivo de la difícil situación del sector se enmarca en una baja del consumo interno del durazno en lata. Aquí también hay diversos factores. El principal es el precio ya que es un commodity reemplazable por otros productos que, cuando está caro o a las personas no les alcanza para comprarlo, no es elegido.
Los cambios en los hábitos alimenticios también impactan en la baja del alto consumo argentino de dos latas per cápita. Para ello existen diversas acciones que los sectores público y privado realizan para sostener las ventas. Así, se creó la marca Durazno Argentino, con el fin de incentivar el consumo, así como existen diversos programas que buscan incrementar la eficiencia de las empresas tanto de las agrícolas como de las industriales con el objetivo de mejorar sus costos.
“Son cuestiones que suman y aportan pero que no alcanzan a cubrir las deficiencias en competitividad macro que tienen que ver con los precios, los reemplazos, la inflación y el tipo de cambio”, sostuvo Roldán. Quienes apuntan al sector externo tampoco están mejor debido a que no es sencillo importar la lata abre fácil que se utiliza en estos mercados y a que, según el dirigente, con el “tipo de cambio oficial no se cubren los costos para exportar”.
Lenta disolución del mercado externo
Pese a la existencia de diversos clústeres para impulsar la actividad, desde el IDR el informe del censo destacó que “en los últimos años, debido a las condiciones internacionales del mercado y a la competitividad del producto, la superficie (de ciruela para industria) ha ido disminuyendo”.
Así, atacada desde hace tiempo por los factores macroeconómicos actuales, la agroindustria ve cómo se le escapa la posibilidad de exportar y de convertirse en productos tentadores o competitivos para los mercados de afuera, en especial los latinoamericanos.
Diego Stortini, desde la Cámara de Industria, Comercio, Turismo y Agricultura de Tunuyán, señaló que el sector de la agroindustria viene con una gran pérdida de competitividad y aumento de costos en lo que va del año; lo que ha impactado en una disminución de las exportaciones y hasta de pérdida de mercados.
“Esto afecta todas las economías regionales y refuerza la incertidumbre de lo que puede pasar este 2023”, remarcó Stortini quien agregó que las señales de recesión que ya comenzó a dar el mercado interno durante el último trimestre de 2022 tampoco son alentadoras para el sector.
El dirigente empresarial comentó que las heladas y el granizo de los últimos meses también podrían atentar contra la industria ya que la posible escasez de materia prima hará subir el principal costo que tiene el sector que es la fruta. “Es clave poder realizar una planificación para poder celebrar todas las cosechas y que el círculo sea virtuoso para todas las partes de la cadena”, pidió Stortini quien también señaló la importancia en la gestión del agua para que esto suceda.