Cambio de tendencia

Por qué los productores alertan que puede bajar el precio del vino

La situación de la industria vitivinícola se enfrenta a un panorama de incertidumbre. El consumo interno se está desacelerando, mientras que las exportaciones están cayendo. Esto hace que se consoliden los stocks y que se refleje en el valor del vinos. Es clave la cuestión climática

Horacio Alonso
Horacio Alonso domingo, 28 de agosto de 2022 · 11:00 hs
Por qué los productores alertan que puede bajar el precio del vino
Foto: Maximiliano Ríos/MDZ

Después de un par de años de fuerte recuperación en el precio del vino por el aumento del consumo, en el sector vitivinícola estiman que puede producirse un cambio de tendencia.

Este giro estaría motivado por una estabilización o caída en la demanda interna y una baja de las exportaciones por la pérdida de competitividad, lo que provocaría el incremento de los stocks

“Hasta ahora se mantiene bien el precio. El problema es que ante una caída del mercado interno y de exportaciones puede afectar el precio. El consumo se está manteniendo. Está 0,5% arriba en el primer semestre respecto al año pasado. Y el precio está acompañando la inflación. Tal vez ya un poco menos”, dijo a MDZ el presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (ACOVI), Eduardo Sancho.

Eduardo Sancho.

El directivo explicó que el precio del vino al productor se separa de la inflación, según las circunstancias, para arriba o para abajo. El precio del vino que cobra el productor, lo que se llama vino de traslado, depende mucho de distintas variables como los niveles de stocks. Cuando es elevado y las ventas bajan, aunque haya inflación, el precio no se ajusta en esa proporción. En el  caso inverso, la suba del precio del vino puede superar a la inflación. Esto se percibió en los últimos años.

En cambio, no sucede lo mismo en las góndolas porque en el medio está la comercialización y el valor de las botellas u otros insumos importados. Por lo tanto, puede haber una baja del precio del vino al productor y una suba al consumidor por otros factores que se ajustan directamente en base a la inflación o al tipo de cambio.

Pero hay un factor climático que se dilucidará en los próximos meses y será clave para saber si se produce una desaceleración de los precios internos.

“Las heladas juegan un papel muy importante. Hasta octubre o noviembre se pueden producir. Eso hace que no sólo se jueguen los stocks de este año sino que empieza a condicionar a la cosecha 2023. Si hay una helada, cambia el panorama y puede producir aumentos de precios”, agregó Sancho.

Los productores están expectante a lo que suceda en este sentido ya que las condiciones climáticas favorables, en un contexto de baja de consumo y de exportaciones, aumentaría los stocks y forzaría una baja de los precios.

Está claro que cuando se hable de reducción de los valores es en términos relativos ya que, con el nivel inflacionario que hay en el país, los precios no bajan, sólo crecen menos que el índice de costo de vida.

La falta de competitividad por la suba de costos y un tipo de cambio oficial que se ajusta a menor ritmo que la inflación, está golpeando con fuerza las ventas externas.

En el primer semestre, la caída de las exportaciones del producto a granel es de 45% respecto al año pasado, mientras que la de mosto fue de 30%. En cuanto al vino fraccionado –un segmento que hasta el momento había mostrado crecimiento– registra una baja de 4% en lo que va del 2022.

Desde hace meses los productores y bodegueros vienen alertando por el cambio de clima en el sector sin una respuesta clara por parte del Gobierno nacional más preocupado por la crisis política interna que llevó a un doble recambio ministerial en un mes.

“El problema está empeorando rápidamente y eso se siente en el nivel de actividad. Tuvimos la cosecha más baja en los últimos 10 años” dijo a Sancho 

Con este panorama, la exportación de vino está dejando de ser negocio y, por consiguiente, el país pierde un ingreso genuino de dólares en un momento en el que las reservas del Banco Central está en niveles mínimos.

Según el directivo, la caída de las exportaciones y una desaceleración del mercado interno ponen al sector en alerta. Si bien las empresas están en equilibrio, la tendencia a la baja supone que los números “rojos” pueden empezar a aparecer en el balance de productores y bodegueros.

La suba de costos, tanto nacionales como importados, golpea la rentabilidad. Sólo las botellas tuvieron un aumento del 100% en un año. En el plano internacional, con la inflación que hace que suban las materias primas, la inflación es en dólares. A esto hay que sumarle  los problemas por las trabas a las importaciones. 

Por ese motivo, es clave lo que suceda con el tipo de cambio en los próximos meses. También son importantes las medidas puntuales que se tomen para el sector.

Por ejemplo, las exportaciones de vino pagan una retención de 4,5%. En Chile, un competidor directo con los productos argentinos, no hay ningún recargo impositivo para vender al exterior.

Otra diferencia con ese país es que, por acuerdos comerciales, sus productos no pagan arancel en los mercados de destino. En cambio, los vinos argentinos tienen recargos de hasta 20% para ingresar a otros países.

Las exportaciones de vinos, medido en litros, son una parte importante del negocio. El 90% de la producción de mosto se exporta. En el vino a granel es el 10% y para envasado es el 15%.

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