Economía en crisis

Sergio Massa: ¿la última bala o esperando la estocada final?

Desde que llegó Sergio todo mejoró, dicen en Economía y repiten los voceros de turno. ¿Pero es tan así? Los números clave no han cambiado. Se observa cierta pax cambiaria. Pero qué tan “pax” es. Para algunos el advenimiento de Massa al Ministerio es su última chance o bala en la recámara.

Jorge Herrera
Jorge Herrera viernes, 19 de agosto de 2022 · 07:00 hs
Sergio Massa: ¿la última bala o esperando la estocada final?

El aparato comunicacional del nuevo equipo económico, y en particular, del titular del Palacio de Hacienda, parece haber anestesiado, por el momento, los caldeados ánimos que tumbaron, por diferentes motivos, a Martín Guzmán y a Silvina Batakis. Hoy sobrevuela una tenue brisa, de cierta estabilidad, el BCRA volvió a ser, tímidamente, comprador neto en el mercado cambiario y las brechas se estacionaron. Sí, pero cuidado, lo han hecho en un todavía elevadísimo nivel de más del 100%. ¿Es que el mercado le ha otorgado, por unos pocos meses, un salvoconducto a Sergio Massa, o más bien, está a tiro de darle la estocada final a una política económica insostenible?

Mientras continúan los anuncios en dosis homeopáticas, donde muy pocos tienen en claro las verdaderas implicancias, o sea los costos y beneficios, porque están siendo presentados en forma confusa, o a medio andar, pareciera que el silencio de los tambores de guerra cambiarios está en línea con la idea del salvoconducto o del otorgamiento del beneficio de la duda. Claro que en el ínterin, algunos aprovechan y hacen negocios con rentabilidades interplanetarias.

¿Pero qué hay detrás, aún, de una brecha cambiaria de más del 100%? Sencillamente, que el Banco Central (BCRA) se quedó sin reservas (las netas apenas son US$1.000 millones) y sobran cientos de miles de millones de pesos. Esto explica todo.

Hoy sobran casi la misma cantidad de pesos que antes que asumiera Mauricio Macri. Pero con la diferencia que en esa oportunidad la base monetaria era poco más de 9,2 puntos del PBI y los pasivos remunerados del BCRA (Pases más Leliq) más de 5,7% del PBI, mientras que ahora la base es algo así como 5,2% del PBI y los pasivos remunerados un 9% del PBI. Ocurre que hoy hay pesos que crean más pesos a tasas, que ya no son negativas y empiezan a ser positivas y cada vez más altas. Una dinámica monetaria explosiva.

Entonces, dada semejante brecha cambiaria, el BCRA no compra divisas como debería hacerlo, y más con el elevado superávit comercial, y encima hay una autocreación de pesos como contracara de la tasa de interés. Esto da que pensar sobre si hay tiempo o no para dar el beneficio de la duda.

Ahora bien, cómo evolucionó la referencia que mira el mercado y que acompaña el derrotero de los dólares informales, es decir, el llamado “tipo de cambio convertible”. Al observar su comportamiento en las últimas semanas, no pareciera que hubo mejora ni luna de miel. Hoy el dólar convertible supera los $306 e implica una brecha del 128% respecto al tipo de cambio oficial. Tras la ida de Batakis y la llegada de Massa estaba en torno de los $285 que implicaba una brecha de 118%. O sea, empeoró la situación. Porque hay menos reservas y más base y más pasivos remunerados. De modo que los que siguen de cerca esta referencia ven lo mismo. Nada ha cambiado. Pero por el momento, se ha aplacado el frenesí de los dólares informales.

¿Por qué no estalla todo? Es decir, ¿cuán cerca se está de una hiperinflación? Si bien, como vimos, los datos monetarios y cambiarios dan cuenta que, todo está más o menos perdido, a no ser que lleguen los “marines” o “visires” con un puente de dólares para pasar la transición, hay un dato que permite descartar, o darle una baja probabilidad, al escenario hiperinflacionario. Es precisamente la cantidad de dinero en la economía.

¿Pero cómo, si habíamos visto que lo que sobran son pesos? Así es, pero ocurre que como vimos al comparar la situación con la que asumió Macri y la actual, ahora la base monetaria es casi la mitad de aquella. O sea, el nivel de monetización de la economía es muy bajo. Claro que, como en todo proceso inflacionario, lo que cuenta es la velocidad del dinero, es decir, cuántas veces rota de manos y hoy ese indicador está casi al tope desde 2010. De acuerdo con estimaciones del Estudio Ferreres hoy ese indicador está en el 20 cuando suele estar entre 10 y 16 veces. 

¿Cuánta plata tiene la gente? Según datos de Macroview el Circulante en poder del público es el 3,5% del PBI, incluso es inferior al del 2001. Para tener dimensión de dónde venimos, en 2007 era 6,4%, en 2013 6,6% y de ahí comenzó a caer, en 2017 el 5,3%, en 2019 el 3,6% y se recuperó con la pandemia en 2020 un 4,8%. Esto es precisamente, una especie de salvoconducto para evitar la híper. En tal sentido, vale la pena desempolvar un estudio de Fischer, Sahy y Vegh del FMI (“Modern Hyper and High Inflations”) que en base a casos históricos, calculan la probabilidad de pasar de un régimen inflacionario a otro más elevado. En el caso de un país con inflación anual de entre 50 y 100%, como es la situación actual de Argentina, pasar a otro de más de 400% anual tiene una baja probabilidad, del 19%.

Por estas razones, el consenso de los analistas no espera que sobrevenga una hiperinflación. Más aún, si el Gobierno ha descartado recurrir a una devaluación para apurar el ajuste de precios relativos. Porque eso sí desencadenaría un proceso hiperinflacionario. Implementar una devaluación significativa con este nivel de tasa de inflación anual sería suicida. Claro que Argentina, rompe todos los esquemas y moldes. Por las dudas, hay que seguir de cerca cómo se comportan los dólares informales, hasta tanto se despeje el horizonte cambiario y el BCRA recomponga su posición de reservas. Ya que el mercado puede archivar el beneficio de la duda y dar la estocada final.

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