Golpe al consumo

Dos datos alarmantes que contradicen el relato de Alberto Fernández

En una Argentina en crisis, no hay sectores sociales que queden bien parados. Diferentes estudios muestran el derrumbe del poder adquisitivo de los salarios. Por un lado, un rubro como el de los alimentos, esencial para los sectores de bajos ingresos. Por el otro, en el de los autos. Todos pierden.

Horacio Alonso
Horacio Alonso jueves, 17 de marzo de 2022 · 10:31 hs
Dos datos alarmantes que contradicen el relato de Alberto Fernández

Si algo está claro es que el derrumbe económico del país golpea a todos los sectores. En el extremo más bajo de la pirámide, las dificultades para acceder a productos de primera necesidad son cada vez mayores. En el segmento medio y medio alto, la posibilidad de adquirir determinado tipo de bienes ya no es sencillo.

Tomando dos rubros bien diferenciados, como alimentos y autos, se llega a la misma conclusión: la fuerte pérdida del poder de compra de los salarios.

Según un estudio de Indecom, la caída del poder adquisitivo para la adquisición de alimentos, entre marzo de 2021 y el mismo mes de 2022, registra una baja del 44,5 %.

En tanto, datos que surgen de un estudio del Siomma, el departamento de estadísticas de la asociación que agrupa a las concesionarias de autos (ACARA), este año se necesita el doble de sueldos que en 2019 para adquirir un 0km.

En ambos extremos, la situación de los salariados es crítica. Más allá de las declaraciones del presidente, Alberto Fernández, respecto a una recuperación económica, la realidad muestra que se va en sentido contrario.

En el caso de los autos, en 2022 se requieren 34,5 sueldos para comprar un vehículo chico, el nivel más alto de los últimos años. La entidad toma como referencia un salario promedio de $72.000 y un 0km de $2.500.000. En 2019, hacían falta 17,4. Si se va un año más atrás, en 2018, sólo demandaba 11,2.

En cuanto a los alimentos, la situación es similar. Para el período medido, el informe de Indecom señala: “Los fideos secos tirabuzón por 500 gramos pasaron de $58 a $96, el agua mineral sin gas de 2 litros subió de $70 a $110, la harina de trigo integral de 1 kg trepó de $80 a $115, mientras que la mermelada de durazno light de 390 gr se fue de $138 a $194. Por su parte, el queso sardo x kg se incrementó de $579 a $1.371 y, en el caso de las carnes, el kg de tapa de cuadril pasó de $599 a $1.240, mientras que el carré de cerdo por kg aumentó de $365 a $490 y el kg de las patas de pollo se fue de $230 a $309. Por último, en el segmento de las frutas de referencia se observó que el kg de manzanas pasó de $180 a $269 y el kg de uva red se remarcó de $200 a $300. Como consecuencia, la suma de los incrementos de esos diez productos arrojó una suba de precios del 80%, pasando de $2.499 a $4.494 en apenas 12 meses”.

El estudio tomó el incremento que se produjo en el el Salario Mínimo Vital y Móvil, el cual registró una movilidad ascendente que fue de $24.408 (2021) a $33.000 (2022), observando una suba de un 35%.

“Está claro que la diferencia entre ambas movilidades arroja una pérdida muy importante en el poder de compra de alimentos de la canasta básica” explicó Calvete, y agregó que “el mayor impacto siempre se da sobre los sectores de menores recursos, en donde la pérdida supera incluso el 50%”, señaló el director del organismo de estadísticas.

Esta situación se traslada en una baja del consumo. Para los alimentos, se viene registrando desde hace meses, en cambio, en el caso de los autos es un fenómeno que se percibe en las últimas semanas.

Hasta ahora, la brecha cambiaria funcionaba como un estímulo para la compra de estos bienes. Sin embargo, la baja del “blue” y la suba de precios de los 0k está provocando un fuerte freno en la demanda.

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