Tensión en el Mercosur y amenaza de judicialización contra Uruguay

Los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay acordaron este miércoles una acción conjunta contra Uruguay para evitar una ruptura del Mercosur, en momentos en que el gobierno de Luis Lacalle Pou, busca negociar por cuenta propia tratados de libre comercio.

Ya hizo un primer intento con China hacia mediados del año pasado, lo que generó un revuelo entre sus socios del Mercosur y ahora se encamina a avanzar con el mismo objetivo en una gira por Australia y Nueva Zelanda que está desarrollando el canciller uruguayo Francisco Bustillo.

La movida no cayó bien en los países vecinos, que enviaron una nota formal a Uruguay alertando sobre la aplicación de medidas judiciales si se avanzaba en la iniciativa de pedir la adhesión al Acuerdo Transpacífico (CPTPP o TPP-11) a partir del 1 de diciembre.

La advertencia ocurre a seis días de la Cumbre de Jefes de Estados del MERCOSUR y Estados Asociados, que tendrá lugar el martes próximo en Montevideo, en la que Argentina asumirá la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur.

Reclamo por escrito

En una nota que firman los representes de los gobiernos argentino, brasileño y paraguayo, se advierte de la situación generada por el intento de Uruguay de negociar al margen del bloque, y amenazas con acciones judiciales y comerciales contra ese país en caso de persistir en esa política.  

La nota destaca: "Ante acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria, y teniendo en cuenta la posible presentación de la República Oriental del Uruguay, de un pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), los Coordinadores Nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay ante el Mercado Común del MERCOSUR tienen a bien comunicar a la Coordinación Nacional de Uruguay que los tres países se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial".

Para Uruguay el margen de las definiciones es acotado. Este jueves 1 de diciembre tiene previsto pedir formalmente la adhesión del país al Acuerdo Transpacífico, con el que se pretende reducir las barreras comerciales y aranceles, así como establecer un marco común en relación a la propiedad intelectual.

Además, en el caso de China, más allá del anuncio del 7 de septiembre de 2021 acerca de que el gobierno de Lacalle Pou comenzaría el proceso de firma de un tratado de libre comercio con Beijing, los avances hasta el momento son irrelevantes. Bajo la visión estratégica con la que suele moverse la diplomacia china, Uruguay puede representar una punta de lanza para hacer pie -no sólo a través de las inversiones, sino también del comercio- en el Mercosur, pero lo que realmente interesa es que esté el bloque en su conjunto, en especial Brasil y Argentina.

Trabas formales

Hay dos obstáculos importantes y formales para que avance la iniciativa. Por un lado, la vigencia del Arancel Externo Común (AEC), para bienes comerciados con países extrazona, que en la actualidad promedia un 12%. Ya hace tres años también el gobierno de Jair Bolsonaro generó una tensión interna por el objetivo de bajar el arancel a la mitad. 

La Argentina siempre se opuso a esta rebaja, en defensa de la industria local, algo que también comparte la poderosa Federación Industrial del Estado de Sao Paulo (FIESP), que nuclea a las principales industrias manufactureras de Brasil.

El AEC está definido en los tratados de Asunción de 1991 y ratificado en el Tratado de Ouro Preto (1994), lo mismo que la imposibilidad de negociar acuerdos comerciales en forma individual. 

Justamente ése es el segundo obstáculo, incluido en la normativa 32/00 del Mercosur, que exige a los países de esta unión aduanera a negociar en forma conjunta los acuerdos de libre comercio, aunque los uruguayos aseguran que no es así, porque nunca se hizo efectiva en los respectivos parlamentos.

Mientras tanto, el 1 de enero próximo Luiz Inácio Lula da Silva asumirá por tercera vez la presidencia de Brasil, y allí se verá su impronta para reformar los estatutos y permitir la negociación individual o por el contrario para mantener el bloque en la misma lógica actual, que Uruguay califica de "demasiado cerrada" en materia económica y comercial.