Crisis financiera

Lecciones que dejó la debacle de FTX en el mercado de las criptomonedas

Desde hace años el furor por los activos digitales generó debates pero también millonarias ganancias. Pero también millonarias pérdidas. El cataclismo generado por FTX abre interrogantes pero permite sacar valiosas lecciones.

Jorge Herrera
Jorge Herrera lunes, 21 de noviembre de 2022 · 08:34 hs
Lecciones que dejó la debacle de FTX en el mercado de las criptomonedas
Foto: Fuente: Pexels.

El colapso de la empresa de intercambio de criptomonedas FTX, de Sam Bankman-Fried, la confianza de los inversores globales en los activos digitales mermó derrumbando la capitalización total del mercado a menos de US$740.000 millones, un nivel no visto desde comienzos de 2021, según datos de TradingView. La última turbulencia costó US$183.000 millones de la capitalización de mercado de activos digitales. 

El declive se produjo cuando el drama de FTX hizo que los precios de bitcoin y otras criptomonedas cayeran en picada. Bitcoin (BTC), la cripto más grande, cayó un 22% en una semana marcando su peor desempeño semanal en cinco meses. Bitcoin ahora representa un valor de US$319.000 millones de la capitalización total del mercado de criptomonedas. Un año atrás, cuando Bitcoin alcanzó su máximo histórico de alrededor de US$69.000, su valor de mercado superaba el billón de dólares. En ese momento la capitalización total del criptomercado alcanzó los US$3 billones pero ha ido cayendo desde entonces.

Vale recordar que durante caídas anteriores del mercado, la capitalización total de las criptomonedas también perdió un terreno considerable: en julio de 2021, la capitalización total cayó a US$1.1 billones después de alcanzar máximos de US$2.5 billones en mayo de ese año.

Para visualizar mejor los vaivenes de las critpos tomemos las dos monedas referencia el bitcoin y ethereum. La primera arrancó en 2014 y tras un largo letargo en 2017 comenzó un rally y trepó hasta US$19.000 a fines de ese año. Luego cayó hasta US$3.500 a fines de 2018. Tras idas y vueltas en setiembre de 2020 detonó un boom que lo llevó a US$64.000 en abril 2021 después cayó a US$32.000 en julio y de allí con algunas escalas llegó a US$68.000 en noviembre.

Desde ahí se empinó a la baja, con algún respiro, a los niveles actuales de US$16.000 millones. Ethereum que nació a fines de 2016 tuvo su primer máximo de US$1.380 en enero 2018, llegó a caer a US$130 antes de la pandemia y su primer rally la llevó a casi US$4.000 a mediados de 2021 después cayó a la mitad y recuperó posiciones en octubre tocando US$4.600, después de ahí todo fue pérdida llegando a los US$1.140 actuales.

En pocos meses las cripto pasaron de ser una moda furiosa a un virus contagioso. ¿Se puede aprender algo de esta montaña rusa digital? De esta estrepitosa caída se pueden sacar varias lecciones, señalan los analistas de Morningstar, la primera, muy obvia, las criptomonedas son extremadamente volátiles. Una afirmación nada sorprendente, “pero que vale la pena repetir”. “Cuando los activos de riesgo están en alza, es fácil quedar atrapado en la emoción. En esos momentos, cuando la opinión pública enfatiza las posibilidades en lugar de los peligros, los problemas potenciales son difíciles de imaginar”, explican estos expertos.

“Pero los problemas siempre existen, y más en un activo cuya ganancia acumulada desde el inicio de su cotización en los 4,25 dólares en 2012 llegó a ser del 1.089.493%. Con un crecimiento tan astronómico, incluso descensos muy grandes son solo un parpadeo en el gráfico”.

La teoría moderna de las carteras resalta tanto la correlación entre los activos como su volatilidad, unos fundamentos que han llevado a muchos ahorradores a apostar por las criptomonedas como baluartes en sus inversiones. Sin embargo, argumentan desde Morningstar, existe una importante controversia sobre la verdadera diversificación que ofrecen estos activos digitales.

“Las criptomonedas se comportan actualmente como acciones tecnológicas. Durante sus primeros días, eran unicornios, aparentemente ajenos a los movimientos de las inversiones convencionales. Pero, desde su llegada al primer plano informativo, esa relación ha cambiado, convirtiéndose en una versión apalancada del índice Nasdaq 100. El hecho de que las criptomonedas se estén comportando como acciones tecnológicas no implica que lo vayan a seguir haciendo. Sin embargo, no se puede suponer que brinden una diversificación útil de la cartera. Esa es una esperanza, no una expectativa”, remarcan dichos analistas.

El reciente dato de inflación conocido en EE.UU. catapultó al sector tecnológico, pero, por el contrario, no sirvió de catalizador a las criptomonedas. Un abrupto cambio del patrón que los expertos achacan al colapso del operador FTX, que acabó salpicando al prestamista digital Block-Fi y que obligó a liquidar posiciones a muchos compradores apalancados.

En este sentido, Morningstar destaca que, actualmente, la industria de las criptomonedas se encuentra “poco regulada en relación a las estrictas normas que rigen a los bancos y a los fondos de inversión”. “Las plataformas de criptomonedas disfrutan de una libertad sustancial, sujeta a escasa supervisión”.

Como lección más sorprendente consideran que los eventos sucedidos este año en el sector de las criptomonedas “ponen de manifiesto la inutilidad de la investigación”. “Los aficionados a las cibermonedas pueden enumerar las diferencias entre los diversos activos digitales y debatir cuál tiene el futuro más brillante, pero sus conocimientos no sirvieron de nada cuando llegó el mercado bajista de las criptomonedas”, sentencian.

“Conocimientos que tampoco permitieron a los observadores detectar los problemas de FTX con anticipación. Las autoridades sufrieron junto con los neófitos. Aquellos que quieran poseer criptomonedas harían bien en asumir el modelo de caminata aleatoria del mercado de valores, que constata que la experiencia no es útil ya que los precios de las acciones no se pueden predecir”.

Como conclusión, resaltan que “para adquirir activos digitales se debe estar preparado para soportar fuertes recesiones y quiebras explosivas; esos peligros no se pueden evitar”.

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