Opinión

El hombre araña y las criptomonedas

Hay distintas formas de custodiar nuestras criptomonedas, en unas somos nosotros quienes conservamos las claves privadas y en otras las conserva un tercero, Juan Pablo da Rocha, nuestro cripto columnista nos dice que para hacerlo nosotros mismos, podemos usar una billetera de software o de hardware

Juan Pablo da Rocha viernes, 18 de noviembre de 2022 · 11:20 hs
El hombre araña y las criptomonedas

En estos últimos días vimos nuevamente como un exchange centralizado, FTX en este caso, se declaraba en bancarrota llevándose consigo una buena parte de los ahorros de sus clientes. Lo que se conoce hasta el momento es que hubo un mal manejo por parte del exchange que utilizó los fondos depositados por sus clientes en inversiones riesgosas que salieron mal. Es posible que en los próximos días veamos otros coletazos ya que este tipo de exchange recibe inversiones de otras empresas cuyo capital invertido pudo verse afectado.

Como efecto contagio de la pérdida de confianza, el colapso de FTX produjo una caída abrupta en las cotizaciones de las criptomonedas. Lo primero que se viene a la mente cuando ocurren este tipo de eventos es una frase que se usa mucho en el ecosistema cripto: “Not your keys, not your coins”, algo así como si no tenes tus llaves no tenes tus monedas. Estas llaves o claves privadas son las que nos permiten demostrar, a través de una firma digital, que somos los poseedores de las criptomonedas y nos habilitan a transferirlas. En otras palabras, quien posee las claves privadas asociadas a un saldo de monedas en la blockchain es
quien tiene la potestad de gastarlas.

Las criptomonedas están guardadas en la blockchain

Recordemos que las criptomonedas están guardadas en la blockchain, lo que almacenan las billeteras son nuestras claves privadas con las que firmamos las transacciones. Dentro de esta categoría las billeteras de hardware son más seguras que las de software, pero fundamentalmente la seguridad está asociada a las buenas prácticas con las que las utilicemos.  En estos casos las claves están en nuestro poder y la seguridad y el acceso depende exclusivamente de nosotros. No hay ningún tercero que intervenga, autorice o pueda bloquear nuestras transacciones.

La segunda opción es delegar la custodia, como sucede al depositar nuestras criptomonedas en un exchange. La operación en un exchange es similar a la de un banco. Con nuestro usuario y password podemos depositar, comprar, vender y retirar criptomonedas. La ventaja de los exchanges es que todas las operatorias son mucho más amigables que si debemos hacerlas por fuera ya que sus aplicaciones suelen ser sencillas y nos aíslan de la complejidad técnica que todavía tienen las cripto. Pero es muy importante entender que mientras nuestras criptomonedas están depositadas en un exchange centralizado, no tenemos forma de acceder a ellas sino a través de su aplicación ya que es el propio exchange quien tiene las claves privadas.

El saldo que vemos en su aplicación es un cálculo interno y que no está necesariamente asociado a una dirección en la blockchain. Y aun si lo estuviera, no tenemos las claves privadas de esa dirección para poder transferirlas.  Esa potestad la tiene solo el Exchange y es por eso que en caso de un problema de funcionamiento, un hackeo, una estafa o una quiebra, no hay forma de que recuperemos nuestras cripto, como les está sucediendo ahora a quienes tenían fondos en FTX. Esto no quiere decir que todos los exchanges son malos y que no debemos utilizarlos, pero es importante, estudiar, entender las diferencias y decidir conociendo los riesgos de cada opción.

El bitcoin logró a través de la descentralización separar moneda y estado quitando la necesidad de los terceros de confianza para operar. Esto nos empodera como individuos y nos recuerda lo que ya sabemos por Damocles o por el Hombre Araña: ”Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”  No te olvides: Not your keys, not your coins y antes de invertir, DYOR (Do your own research).

La confianza no es una buena consejera en el mundo de las inversiones.

* Juan Pablo da Rocha

Nota: Ante dudas o recomendaciones adicionales, es posible contactar al autor vía yanpolcripto@gmail.com o seguimiento en Linkedin.

 

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