Presión del kirchnerismo

No arranca la segmentación de tarifas y complica la relación con el FMI

Las tarifas de luz, agua y gas vendrán sin aumentos este mes. El Gobierno sostiene que es sólo una postergación, pero el ala más dura del kirchnerismo quiere evitar un desborde social, en momentos en que la inflación se mantiene en niveles muy elevados por tercer mes consecutivo.

Carlos Boyadjian
Carlos Boyadjian martes, 4 de octubre de 2022 · 11:30 hs
No arranca la segmentación de tarifas y complica la relación con el FMI
La secretaria de Energía, Flavia Royón, confirmó que hay unos 5 millones de hogares que no se inscribieron para mantener los subsidios a la electricidad, el gas natural y el agua corriente. Foto: Foto NA: MARCELO CAPECE

Al menos por unos días los aumentos en las tarifas de luz, gas y agua deberán esperar. El Gobierno admitió que la segmentación tarifaria que debía comenzar a aplicarse en septiembre y que llegaría a los consumidores con las facturas de octubre, se demora porque aún hay mucha gente que no se inscribió para mantener los subsidios.

De acuerdo a la normativa vigente (decreto 332/2022), quienes no se anotaron oportunamente perderán el beneficio. En la visión gubernamental esto abarcaría a los sectores de mayores ingresos, denominados N1 en la jerga oficial. Son aquellos que superan los $419.000 mensuales en el grupo familiar (3,5 canasta básicas totales) según el último dato relevado por el Indec, y alcanzaría a un 10% de los hogares, según la estimación inicial del Gobierno.

Pero la realidad indica que unos 5 millones de hogares, que podrían abarcar hasta un 35% de los hogares del país, no se inscribieron para mantener los subsidios eléctricos, de gas y agua corriente. En el Gobierno suponen que una parte importante de ellos corresponde a sectores de bajos ingresos, que no reciben tarifa social pero que en caso de aplicarse la segmentación tal cual estaba pensada, generaría aumentos del 50% en la luz el primer bimestre, y de hasta 170% al cabo de tres bimestres.

En momentos en que las estimaciones de inflación de septiembre continúan en torno al 7% -tras el 7,4% de julio y el 7% de agosto- una suba de tarifas de proporciones, que sería como un bidón de nafta sobre una situación social que está muy caldeada. El Gobierno teme que la situación social se desborde hacia fin de año, y hay fuertes presiones desde los sectores más duros del kirchnerismo para frenar por el momento la segmentación

Las escalas

Desde el Ministerio de Economía aseguran que se trata sólo de una postergación y que en noviembre las facturas comenzarán a llegar con los respectivos aumentos.

El decreto 332/2022 estableció tres grupos de hogares según sus ingresos: 

  • El nivel 1 corresponde a los hogares de mayores ingresos y personas que no se registraron en el Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (RASE), el formulario para pedir subsidios.

  • El nivel 2 se refiere a las personas de menores ingresos registrados, es decir, se incluyen beneficiarios de la tarifa social que deberán inscribirse declarando al grupo familiar para mantener los subsidios.
  • El nivel 3 se refiere a los considerados como ingresos medios, es decir, los hogares que perciben menos de $364.759 (que corresponden hoy al límite de 3,5 canastas básicas).

Control del gasto

Hay una razón de peso para el freno a la segmentación y tiene que con el frente externo. Es que en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro de Economía Sergio Massa planteó una reducción del déficit fiscal en el que la quita de subsidios energéticos ocupa un lugar preponderante. Sin esa herramienta, habrá que explicarles a los técnicos del Fondo de dónde saldrán los recursos para subsidios. 

Además, el proyecto de Presupuesto 2023 incluye el recorte de subsidios, y en consecuencia la suba de tarifas en el marco de la segmentación, así que finalmente las tarifas de luz, gas y agua llegarán con aumentos.

La cuestión ahora se trasladará al plano político, ante un fin de año en el que el Gobierno quiere la "calle tranquila", e inmediatamente después el lanzamiento de hecho de la campaña electoral a partir del verano. Y se sabe, en campaña ningún Gobierno quiere dar malas noticias. 

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