Por Gonzalo Andrés Castillo

Diversas personalidades y medios de comunicación suelen referirse a la “especulación” como una disciplina destructiva y tratan a los “especuladores” como “gente diabólica”. Por otro lado, la “inversión” está bien vista y los “inversores” son considerados “gente buena”. Sin embargo, a pesar de las claras diferencias, ¿realmente cambia algo entre la inversión y la especulación?

Qué es la especulación

En economía, según el economista Nicholas Kaldor, la especulación es la compra o venta de un activo con el objetivo de que su precio varíe y así se pueda revender o recomprar, respectivamente.

La principal característica de las operaciones especuladoras es que no se busca disfrutar del bien involucrado, sino que se pretende obtener un beneficio de las fluctuaciones en el precio.

Por ejemplo, siguiendo esta definición, si un individuo compra un activo a $100 y lo guarda, posteriormente el precio sube debido a la oferta y la demanda y decide venderlo a, por ejemplo, $110, estaría siendo un especulador.

Qué es la inversión

Por otro lado, el término inversión, específicamente inversión financiera, hace referencia a la tarea de colocar un determinado monto de dinero en un cierto bien o conjunto de bienes que permitan obtener un beneficio económico en el futuro.

Por ejemplo, comprar un activo a $100 y guardarlo para esperar que se valorice a $110 sería inversión, según la definición.

Especulación vs. inversión

Como se pudo observar anteriormente, tanto la especulación como la inversión son, por su propia definición, sinónimos. Sin embargo, aún continúan contraponiéndose, ¿por qué?

En líneas generales, el público que trata estos temas suele referirse a la especulación para hablar de operaciones de corto plazo que aprovechan los movimientos del mercado de manera activa. En otras palabras, hablan de especular para referirse al “trading”.

Por otro lado, la inversión suele ser considerada como la disciplina de analizar un activo con una visión de largo plazo para obtener beneficios económicos tanto por la valorización que el propio mercado ejerce como por la renta que puede llegar a retornar.

En resumen, si bien la especulación y la inversión podrían ser considerados sinónimos, lo cierto es que la sociedad se acostumbró a diferenciarlas.