Godoy Cruz en caída libre: un combo explosivo para un presente preocupante
Acefalía futbolística, falta de líderes y mandíbula de cristal reflejan un momento difícil de sostener en Godoy Cruz. Y los hinchas dijeron basta.

Los jugadores de Godoy Cruz y el DT Walter Ribonetto no le encuentran explicación a una nueva derrota del equipo.
Claudio Gutiérrez /MDZGolpeado, sentido, estancado, herido. Sin reacción, sin respuestas y mucho menos argumentos para sostener una idea que ya debió ser archivada y modificada por alguna otra un poco más efectiva. La lista, cada vez más amplia, puede servir para describir el duro y complejo momento que atraviesa Godoy Cruz.
Desde hace varias fechas, o varios meses, el Tomba cayó en un pozo futbolístico del que parece no logrará salir tan fácil. Sumido en una crisis deportiva casi sin precedentes, este esquivo inicio de torneo lo llevó a quedar en un escenario atípico, raro, poco habitual. Y que acecha, te come, no perdona.
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Y está claro que, en el semáforo de responsabilidades, el amarillo enciende pocas veces y el verde casi nunca. Desde la dirigencia, que sostuvo un proceso por demás, pasando por los entrenadores, que no estuvieron a la altura, y desembocando en los jugadores, que siguen en deuda con la gente.
Porque, evidentemente, con la vuelta al Gambarte no alcanzó. Hoy el hincha, que volvió a llenar su estadio un lunes a las cinco de la tarde y a fin de mes, pide más, necesita más, exige un equipo que lo convenza, lo llene, lo represente. Y por eso, en el olvidable partido con Vélez, habló.
Una profunda acefalía futbolística
Desde la última parte del proceso de Daniel Oldrá, pasando por Pedernera y Solari y terminando en Ribonetto, el equipo no logra encontrar un ADN que le permita saber cuál es el camino a seguir. Un faro, una luz, una referencia. Algo.
Por momentos parece que se come la cancha y por otros deambula. Por segmentos tiene la pelota y encuentra circuitos, pero tiene muchos más pasajes de carencia y falta de ideas. Una acefalía que no le permite encontrar el rumbo y mucho menos ganar un partido.
Sin líderes, no hay éxito
Esa falta de una referencia concreta y sólida puede también estar motivada por la falta de un conductor, o varios. Que lleve de la mano a los más jóvenes, que pueda seguir puliendo a los que ya tienen un recorrido y también logre sacarle provecho a los más avezados.
Con un plantel repleto de pibes, la cinta de capitán rotó con una preocupante habitualidad impropia para un grupo deportivo. Ni siquiera la llegada de jugadores con currículum le permitió hasta ahora encontrar un adalid dispuesto a dar batalla y poner el pecho en las más difíciles.
Mandíbula de cristal y muñeco a la lona
Propio de un boxeador que recién da sus primeros pasos arriba de un ring, Godoy Cruz sufre cada golpe que le dan como si fuera un gancho al hígado que lo deja besando la lona sin ningún esbozo de reacción. Queda exhausto, mirando el techo, sin movilidad ni respuesta, aún cuando la cuenta del árbitro llega hasta diez.
La juventud, el permanente recambio en defensa, niveles individuales que se desmoronaron, y un equipo en su conjunto que tampoco acompaña, pueden servir para describir otro común denominador de estos tiempos por La Bodega.
Tiempos complicados, difíciles, poco habituales, que marcan un presente futbolístico negro y un futuro con muchos interrogantes. Esos mismos interrogantes que recién podrán resolverse ante una única e incontrastable condición: ganar.