Fútbol de salón: la hegemonia de una Mendoza que no tiene techo ni rival
A nivel selección o club, Mendoza manda en el fútbol de salón nacional e internacional. El ambiente mundial, lo más preocupante.
La Selección de Mendoza ganó los dos nacionales que lleva el 2025.
El cielo se quedó sin estrellas para el fútbol de salón de Mendoza. No importa si es a nivel internacional o nacional, tampoco si es de clubes o selecciones, siempre nuestra provincia es la que marca el pulso. El esfuerzo es el fruto de un trabajo a largo plazo que tiene resultados positivos a borbotones.
En lo deportivo, no hay rival a la altura de la Borravino. Por citar un ejemplo cercano y actual: nuestra provincia ganó los Nacionales C-20 masculino y mayor femenino, mientras que a nivel de equipos, Andes Talleres dio la vuelta olímpica en el C-20 de varones.
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Mendoza arrasa con un deporte que explotó y hoy tiene 10500 jugadores federados: tres primeras masculinas y otras tres femeninas, todas las ramas de inferiores y dos categorías de seniors/veteranos. La cantidad no repercute en la calidad, porque nuestros representantes lo ganan absolutamente todo: Jockey es actual campeón Mundial de clubes, Regatas ganó el Nacional masculino y Ujemvi el femenino, por seguir citando casos.
La preocupación radica en el contexto: Mendoza es la excepción de un mapeo nacional que viene cayéndose a pedazos y tiene pocas Federaciones de pie: Comodoro Rivadavia, Tucumán, Corrientes, Ushuaia y algo de Misiones salvan la ropa de una Confederación manejada pésimo desde hace años.
El gigante de FIFA, la amenaza del fútbol de salón
Partido el contexto internacional, el monstruo de FIFA amenaza mientras crece. La posibilidad de ser profesional es la tentación para que las nuevas generaciones se marchen al exterior a cambio de vivir del deporte. Así, los torneos internacionales cada vez son más pobres, como así también los protagonistas.
Sin capacidad de reacción, la Asociación Mundial se divide ahora con la vieja FIFUSA, perdiendo aún más fuerza pensando en lo que viene. Un dilema que por ahora no encuentra respuestas puertas para adentro.