El insólito reclamo de la Confederación Brasileña de Fútbol sobre la barbarie en Independiente-U. de Chile
La Confederación Brasileña de Fútbol repudió los graves hechos y pidió sanciones ejemplares, aunque su historial de silencio ante incidentes en Brasil dejó expuesta una doble vara.

La Confederación Brasileña de Fútbol condenó la violencia en Avellaneda pero calla sobre episodios similares en su país.
EFELa Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) se sumó a las voces de repudio internacional por los gravísimos incidentes ocurridos en el estadio Libertadores de América durante el duelo entre Independiente y Universidad de Chile. Si bien se alineó al discurso de FIFA y Conmebol, la postura generó críticas por el contraste con la falta de condena en episodios similares ocurridos en Brasil.
“Manifestamos nuestra solidaridad con las víctimas de los hechos violentos registrados en Buenos Aires y reiteramos nuestro firme rechazo a cualquier acto que ponga en riesgo la seguridad de jugadores, hinchas y trabajadores del fútbol. La violencia no puede formar parte de este deporte”, señaló el organismo en su declaración oficial.
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El insólito comunicado de la Confederación Brasileña de Fútbol
La CBF reclamó sanciones ejemplares contra los responsables, en línea con lo expresado por Gianni Infantino, presidente de la FIFA. Sin embargo, la postura despertó fuertes críticas por lo que se percibe como un doble estándar.
Un largo historial de antecedentes en Brasil
En los últimos años, hinchas argentinos denunciaron episodios de extrema violencia en estadios brasileños: desde agresiones en Belo Horizonte a simpatizantes de Boca y River, hasta ataques sufridos por hinchas de Colón, Lanús y Racing en distintas ciudades. A ello se suman clásicos locales con batallas campales, ingresos de barras con armas blancas y episodios de brutalidad policial que nunca recibieron condena pública de la CBF.
Por eso, resulta llamativo que el organismo levante ahora la bandera de la seguridad sin reconocer la violencia recurrente en su propio territorio. La condena, en este contexto, termina sonando vacía y poco creíble.
La declaración de la Confederación Brasileña de Fútbol se suma a la de FIFA y Conmebol, pero deja en evidencia una dirigencia que elige señalar lo que ocurre en el exterior mientras evita hacerse cargo de los graves problemas en casa.