Historias

El día que Coco Basile vio la muerte por primera vez: "Encendí un cigarrillo y me preparé para esperarla"

Hace 57 años, el equipo conducido por Juan José Pizzuti estuvo al borde de una tragedia área y se consolidó como grupo. El recuerdo de quien fue zaguero central de ese equipo campeón del mundo.

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MDZ Deportes miércoles, 6 de marzo de 2024 · 01:06 hs
El día que Coco Basile vio la muerte por primera vez: "Encendí un cigarrillo y me preparé para esperarla"
"Yo prendí un cigarrillo y me puse a esperar la muerte, tranquilo", confesaría años después el Coco Foto: archivo

Alfio “Coco” Basile nombró a Fernando Gago y Diego Maradona como dos de los responsables de que él dejara el cargo de entrenador de la Selección Argentina en 2008 y con su declaración se situó en el “ojo de la tormenta” mediática. Pero bien recordará el Coco la verdadera tormenta que casi acaba con su vida y la de sus compañeros, allá por marzo de 1967. Aquella no fue una metáfora en absoluto; fue la primera vez que "vio la muerte".

Racing le había ganado a Independiente de Medellín por 2-0 con goles de Humberto Maschio y Norberto Raffo, en Colombia, por la Copa Libertadores de 1967. Debía viajar luego a Bogotá para enfrentar al otro Independiente, el de Santa Fe. Era un vuelo de no más de 40 minutos… en teoría. El aeropuerto del que partían estaba a pocos kilómetros de donde Carlos Gardel había perdido la vida en 1935, y donde varias décadas después, en 2016, se caería el avión que transportaba a Chapecoense de Brasil. 

"Fue un milagro", describe el Coco lo que pasó. (Foto: archivo)

Al avión estaban por subirse los jugadores y algunas de las esposas de ellos, el cuerpo técnico y un puñado de hinchas privilegiados. ¿Privilegiados? Lo cierto es que se tomaron algunas fotos junto a un monumento que honraba al fallecido Gardel mientras aguardaban su vuelo. Pero el avión que debía conducirlos no podía aterrizar, dada la feroz tormenta y su consecuente “poca visibilidad”. Entonces desde la compañía aérea le propusieron a la delegación racinguista embarcarse en un avión a hélice más pequeño. Accedieron. No tenían mucha opción, ni miedo… todavía.

El avión zarpó sin problemas, atajando gotas con sus ventanas, pero sin demasiado riesgo. Hasta que le falló el motor y descendió, de golpe, casi 500 metros. Cuenta Rubén "el Panadero" Díaz que vio a una azafata, a la que le había pedido un vaso de agua, quedar totalmente impregnada en el techo del avión. Cada uno de los presentes transitaba los 20 segundos de caída libre a su manera: “Nos matamos”, aseguró Maschio. “Chau, sonamos”, soltó Pizzuti. En un momento de suma tensión, se veía lo más hondo de cada uno. Tal vez por eso Basile hizo lo que hizo: “Vi la muerte por primera vez en mi vida. Dejaron de funcionar los motores y parecía que nos íbamos a estrellar contra las montañas. Yo encendí un cigarrillo y me preparé para esperar la muerte, tranquilo”, confesó alguna vez. 

Enseguida volvió la esperanza; y con ella, el silencio. Pero duró poco: los pilotos pusieron el avión completamente de costado. Recién al día siguiente los jugadores de Racing se enterarían que había sido para evitar estrellarse contra una montaña. “Fue Dios o una mano. Fue un milagro”, explicaría el Coco. La angustia persistía a pesar de que hubiera vuelto todo a la normalidad y el silencio todavía reinaba. Hasta que, cuenta Maschio: “Estábamos muertos, nadie se animaba a decir una palabra, cuando de repente, desde el fondo de la cabina, se escucharon las voces de varias mujeres que empezaron a gritar, `Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José´. Fueron ellas las primeras en reaccionar. Eran, entre otras, las esposas de Saccol y de Perfumo”.

El famoso "equipo de José". (@racingclub)

Finalmente, tras una turbulenta hora y media, aterrizaron en el aeródromo “El Dorado”, de Bogotá. Abundaban el júbilo, los besos y los abrazos. Tanto así, que aquella noche salieron a festejar. No el triunfo frente al DIM, obviamente. Al día siguiente enfrentaban a Independiente de Santa Fe, pero poco importó. Porque el entrenador Pizzuti los juntó, encargó el mejor whisky del bar y aseveró brindis mediante: “Vamos a ser campeones del mundo”. Luego escucharon una conferencia de prensa del piloto de su avión que se sinceraba: “Tuvimos un pozo de aire, que son normales en Colombia, pero nunca tan grandes como el de hoy. No creí que nos salvaríamos, las alas del avión se plegaron, pero resistieron. Es algo difícil de explicar, porque con la violencia que caíamos suelen romperse”. Si habían superado eso, pensaban, el destino estaba escrito.

A la mañana siguiente, el partido. Pizzuti fue honesto: “Si alguno de ustedes no se siente en condiciones de jugar, después de los terribles momentos que hemos vivido, me lo dice tranquilo y yo no lo pongo en el equipo. Para jugar mañana el micro sale a las 9”. Pero nadie se ausentó y Racing ganó 2-1 con goles del “Bocha” Maschio para encaminar su pase a semifinales del torneo continental. El resto es historia: Racing le ganó a Nacional de Montevideo la final de la Copa Libertadores y, más adelante, derrotó al Celtic de Escocia para convertirse en el primer equipo argentino campeón intercontinental. El equipo de Perfumo, Basile y compañía tocó el cielo con las manos ese 4 de noviembre de 1967 tras el 2-1 en el Centenario. El mismo en el que meses antes casi pierden la vida. “La tormenta era descomunal, no sé cómo se tomó la decisión de dejarnos volar. Fue una locura”, dijo un tiempo atrás el Coco. Pero sabe que valió la pena.

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