¡Sólo 90 minutos!

El Lobo mendocino, el de siempre, el del Víctor

El viejo lobo mendocino, el nacido en 1908, está a las puertas de otro gran desafío. El más importante de los últimos años. Ojalá no se frustre.

Joaquín del Tirso lunes, 2 de diciembre de 2024 · 11:23 hs
El Lobo mendocino, el de siempre, el del Víctor
Foto: Alfredo Ponce / MDZ

Fue un domingo de emoción para los blanquinegros. De visitante, ante 30.000 fanáticos tucumanos, con desventaja deportiva; el empate lo eliminaba al Lobo, con tranquilidad, temple y personalidad el equipo dio el paso decisivo a la gran final por el segundo ascenso.

Señalaremos algunos factores a destacar en esta gran gesta deportiva y que deja al blanquinegro al borde del éxito o de una tremenda decepción. Así es el fútbol.  ¡Sólo 90 minutos!

1) Los jugadores: como corresponde y como siempre, fueron y son los actores principales. Empezaron a los tumbos y de a poco se fueron recomponiendo. Terminan siendo compactos, confiables, disputan los juegos con pasión amateur y experiencia profesional y generan adhesión y respeto. También esperanza. Pueda que no se frustre.

Ezequiel Medrán, DT de gimnasia

2) El entrenador Ezequiel Medrán: llegó al mensana, luego del paso frustrado de dos entrenadores por el primer equipo. Vino desde Rafaela, que valga la contradicción, acaba de descender. Del infierno a las puertas del cielo.

Con tino y persistencia, armó un equipo confiable comenzando desde atrás. Seguro y con dos zagueros centrales fuertes y difíciles de superar. Maximiliano Padilla, capitán, de gran juego y goleador. Si estuviera más en línea sería completo. La vuelta de Diego Mondino fue esencial.

Dio solidez al medio campo, recuperando a Antonio especialmente, bien acompañado por Antonini. Jeremías Rodríguez Puch terminó brindando como titular, destellos de su calidad en los últimos partidos.

Nico Romano, el único gimnasista desde la cuna, esfuerzo, entrega, despliegue y centros exactos y algunos goles claves. Nazareno Solís, desde Boca Juniors, calidad y sapiencia. Silba, con experiencia, el goleador y de tantos decisivos, como el de ayer. ¡Si estuviera más fino físicamente!

Todos, incluidos los recambios, a tono y merecedores de la recompensa final.

3) Los dirigentes: importantes y pragmáticos. Supieron enderezar el rumbo inicial, mal arrancado. El entrenador de comienzos, el experimentado “Chaucha” Bianco, erró en estilo de juego y conformación del equipo. Rápidamente reemplazado transitoriamente por alguien de la casa, Darío Alaniz, hasta llegar con acierto a Medrán. Bien hecho.

Sobrellevaron con templanza y acierto el terrible inicio del campeonato, con una muerte por enfrentamiento entre barras a metros del estadio y el consiguiente vaciamiento de la tribuna popular durante casi todo el campeonato. Recién se pobló con el partido frente a San Martín de Tucumán.

Esfuerzo económico muy grande y sapiencia en dar estabilidad y confianza a Ezequiel Medrán. Reconocimiento a ellos, porque también volvieron a la tradicional camiseta a listones blancos y negros, la histórica y fundacional, la de siempre.

4) Fallecimiento del Víctor: el 30 de marzo pasado terminaba su tránsito por la vida el más grande jugador que dio el fútbol mendocino y también uno de los más grandes del fútbol nacional.

Se apagó su vida, pero no su legado. Está presente en el nombre del estadio y en su áurea permanente sobre el campo de juego donde compita cualquier equipo blanquinegro. Que ilumine especialmente el próximo fin de semana.

El viejo Lobo está a las puertas de la gloria deportiva, semejante a la de los viejos Nacionales. Que el juego, el espíritu y el temple lo acompañe. También la suerte. Es un sólo partido.

También la justicia y la equidad deportiva. Que no aparezca el fantasma de un viejo dirigente sanjuanino de la AFA. San Martín de San Juan es un gran equipo y por si sólo tiene los atributos necesarios y sobrados para competir con calidad, sin ningún aporte externo. Las brujas no existen, pero que las hay las hay.

Hace falta un árbitro capacitado, experimentado, con oficio y especialmente objetivo y no presionable. Un verdadero juez.

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