Las cinco claves que le permitieron a Carlos Sainz hacer historia en el Rally Dakar
El español ganó por cuarta vez la competencia, sacando provecho de situaciones puntuales que terminaron definiendo todo a su favor.
Carlos Sainz (Audi) consiguió ayer su cuarto Rally Dakar, una edición en la que no logró ganar ninguna de las doce etapas pero que, sin embargo, supo en qué momento apretar para tomar las riendas de una competencia marcada por el fallecimiento del motociclista Carles Falcón. Durante la cita, el español sacó provecho de algunas situaciones que terminaron siendo clave para hacer historia y transformarse así en el primer piloto en conseguir el triunfo con un auto híbrido.
Dominio en las tres etapas clave del Dakar
Sainz llegaba con tres de las doce etapas subrayadas en rojo. Eran la primera, una jornada de piedras entre Al Ula y Al Henakiyah; la sexta, una etapa crono de 48 horas en la que los corredores se introducían en el desierto de dunas más grande del mundo, y la penúltima jornada, la de este pasado jueves, otra auténtica maratón de piedras antes de llegar a Yanbu.
Quedó segundo en la primera etapa, donde ya se distanció del catarí Nasser Al-Attiyah (Prodrive), campeón de las dos anteriores ediciones y su máximo rival, mientras que en la jornada inicial de las 48 horas sacó más de 25 minutos al qatarí, una auténtica minutada que permitía al español ponerse líder provisional de la general. Por su parte, en el segundo día de la etapa, Sainz bajó el pistón y terminó segundo, a unos cinco minutos de Loeb, aunque el español había asestado un auténtico golpetazo en la general.
Y la último demostración de poder fue la vivida este pasado jueves, cuando Sainz lideró los primeros ocho tramos de la penúltima etapa, una empedrada jornada de 420 kilómetros en la que muchos de sus rivales tuvieron problemas mecánicos. Sólo un pinchazo apeó a Sainz de la victoria en un día que certificó, aunque de panera virtual, su cuarto triunfo en el Dakar.
Problemas de sus rivales
Casi todos sus rivales tuvieron alguna avería mecánica o, directamente, destrozaron su coche. Es lo que le ocurrió al saudí Yazeed Al Rajhi (Toyota), quien estrelló su vehículo sobre las dunas en la sexta etapa justo cuando lideraba la general y no pudo volver a la carrera. Al día siguiente, Al-Attiyah sufrió una avería mecánica, lo mismo que le pasó al sueco Mattias Ekström (Audi), y en la penúltima etapa, Loeb rompió la horquilla delantera de la suspensión.
Penalización a Loeb
En la previa de la sexta jornada, ningún corredor quería abrir pista en la etapa de 48 horas que se desarrollaba por el Empty Quarter, y todos perdieron algo de tiempo en la quinta especial para no estar entre los primeros. Lo hizo Sainz, que se quedó parado durante varios minutos para asegurarse que no sería el primero en cruzar la línea de meta y también Loeb, que en su afán de no ser primero no pasó por un ‘waypoint’ y recibió una penalización de quince minutos que le hubieran venido muy bien en la segunda semana de rally, cuando pugnaba con Sainz por el liderato.
El compañerismo de Audi
Si le hubieran venido bien esos quince minutos, mejor aún habría sido para Loeb la ayuda de Nasser Al-Attiyah. Sin embargo, el qatarí prefirió no quedarse a ayudar a su compañero y marcharse tras retirarse de la etapa por segundo día consecutivo. Si no existió ningún compañerismo entre Loeb y Nasser, todo lo contrario ocurrió entre Sainz, Mattias Ekström y Stéphane Peterhansel.
En la antepenúltima etapa, por ejemplo, al madrileño no le quedaban ruedas de repuesto, pero sin embargo pinchó una tercera ocasión. Así, esperó siete minutos al sueco, quien le cedió dos ruedas para que no tuviera problemas para seguir como líder a su llegada a meta.
Una gran estrategia
Jugar con la estrategia fue clave para el triunfo final del de Audi. No le salió la jugada en el prólogo, en el que quiso quedar entre la décima y la décimo quinta posición para salir el día siguiente con las trazas de los demás. Aprendió de esa mala jugada en la quinta etapa, en la que se volvió a parar para no salir primero pero le salió mucho mejor y lo repitió para la penúltima etapa Una estrategia que salió de diez para certificar el liderato de Sainz en la general. Todo ello terminó por asegurar el cuarto Dakar de Sainz, un triunfo contundente, con más de una hora y veinte minutos del segundo, en el rey de los rallies.