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Entre la decepción, la esperanza y la obligación de enderezar el rumbo

A diferencia de lo que está pasando con los equipos mendocinos de la Primera Nacional, los dos conjuntos de la provincia que militan en el Federal A no pueden hacer pie y sus hinchas sufren. ¿Hay chances de que todo cambie?
Foto: Prensa Atlético Club San Martín
Foto: Prensa Atlético Club San Martín

Independiente Rivadavia, Deportivo Maipú y Gimnasia y Esgrima fueron de menor a mayor en su rendimiento, se metieron en la conversación y los tres hoy son protagonistas absolutos de la Primera Nacional. Y sus hinchas, por supuesto, se ilusionan con el ascenso a la Primera División del fútbol argentino.

Todo lo contrario está pasando en el Federal A con los equipos de la provincia que militan en ese torneo: Atlético San Martín y Huracán Las Heras. Con realidades y objetivos distintos, pero con la misma ilusión, arrancaron con expectativas un certamen que hoy están sufriendo. Después de un comienzo apenas auspicioso, hoy miran a varios de sus rivales desde abajo en la tabla de posiciones, sobre todo el Chacarero, que está a dos puntos del descenso.

De los dos, el que transita por una realidad más complicada es el equipo del Este, aunque, por contexto, era del que menos se esperaba. Ascendió a principios de año y en muy poco tiempo tuvo que armar un plantel para competir, después de 16 años, en una categoría mucho más exigente que el Torneo Regional Amateur. El Globo, en cambio, juega su séptima temporada consecutiva en el Federal A, por lo que tiene mucha más obligaciones. Armó el plantel con tiempo y con el objetivo de pelear. Y también le está costando a pesar de estar un punto debajo de los puestos de clasificación.

Huracán ha ganado uno de sus últimos 6 partidos -fue 1 a 0 ante San Martín en un encuentro inmirable disputado en su cancha-. Justamente, este es el dato que preocupa en Las Heras, porque el equipo está, en este momento, sumergido en una racha negativa de la que le está costando salir. Además, en esos 6 encuentros, incluido el triunfo ante el León, sólo marco dos goles.

Más allá de que aún está en competencia, se esperaba más del equipo de Alejandro Abaurre, que tiene con que mejorar. Y debe hacerlo si quiere pelear por cosas importantes, ya que con el puntero y con el escolta de la zona (Argentino de Monte Maiz y Ciudad Bolívar), perdió todos los encuentros que disputó: dos de local y dos de visitante.

El Globo perdió este sábado ante Atenas de Río Cuarto.

El presente de San Martín es aún mucho más complicado y doloroso, principalmente porque la forma en las que está jugando preocupa y los números asustan, más allá de que, a diferencia del Globo, se esperaba menos porque este torneo significa su regreso a la tercera categoría del fútbol argentino después de mucho tiempo.

El equipo que hoy dirige Víctor Swenger ganó 2 de los últimos 15 partidos: a Huracán Las Heras y a Sportivo Peñarol de San Juan. Los dos de local. A su vez, es el equipo con menos goles a favor de los 39 que integran la categoría: 9 en 19 encuentros. Ganó 4 partidos en el torneo y todos por 1 a 0. Imposible competir de esa manera sin sufrir. Y mucho más si el equipo no ofrece ni el más mínimo signo de recuperación, de reacción.

El Chacarero se acostumbró a perder. De la mano de Sergio "Toti" Arias no encontró el rumbo, las decisiones del DT no convencieron y todo parecía indicar que era el responsable del mal momento de un equipo que parecía mostrar algo en sus individualidades. Pero pasó el interinato de Mauricio Magistretti y el equipo tampoco reaccionó. Y mucho menos con la llegada de Víctor Zwenger, donde se está viendo la peor versión de un San Martín confundido, abrumado, sin norte. Y, a futuro, es la mayor preocupación.

EL Chacarero cayó en su visita a Ferro de General Pico.

En ese panorama gris para el Globo y definitivamente negro para el Chaca, lo único que ilusiona es que queda bastante torneo por delante. Se han disputado 21 de 36 fechas. Es decir que, con 15 juegos por delante, todo puede pasar. Pero tienen que pegar el volantazo urgente si quieren cambiar la realidad.

Abaurre tiene la responsabilidad de que su equipo vuelva a encontrar regularidad, confianza y sea el que consiguió, hace poco más de un mes, tres victorias consecutivas. Para Swenger, el desafío es mayor: está al frente de un plantel desmoronado futbolística y anímicamente. Y si no reacciona, si no invita a todos a tirar para el mismo lado, a vender caras las derrotas y a dejar todo en cada pelota, va a sufrir hasta el final.