Surgió del Rojo, jugó en Racing y festejó su gol ¡como Pol Fernández ante Palmeiras!: “Sos de Boca o anti Boca"
Desde el Golfo Pérsico, Sergio Vittor reveló su pasión por el Xeneize de una manera muy particular: gol al clásico rival y celebración como en el penal decisivo en San Pablo. Así lo explicó para MDZ.
En el fútbol argentino, hay jugadores que defienden los colores del club de sus amores, pero también hay casos de futbolistas que deben priorizar el profesionalismo por sobre su pasión. Aunque muchos guardan su fanatismo como secreto de estado, hay cada vez más casos en los que los protagonistas confiesan el equipo que llevan en el corazón. El último en hacerlo fue Sergio Vittor, surgido en Independiente y con pasado en Racing... que festejó un gol en honor a Pol Fernández y la clasificación de Boca en la Copa Libertadores y dialogó con MDZ Online al respecto: "O sos de Boca o sos anti Boca, esa es la realidad. A Boca no lo quiere nadie, no pasa con otros. Es por lo grande que somos y está bueno que así sea", disparó.
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El Chino, defensor de 34 años con pasado en ambos clubes de Avellaneda, Banfield y otros, quiso dejar de ocultar su pasíón xeneize y aprovechó una ocasión perfecta para hacerlo. Este sábado, Vittor convirtió el empate para Al Qadsia ante Al Arabi en el clásico de Kuwait y emuló la celebración del capitán de Boca, que metió el penal decisivo para llegar a la final de América. En charla con este medio, el ex Independiente contó la intimidad: "Fue ideal, el del empate [...] Fui con la camiseta de Boca a concentrar y todo, lo viví con mucho nervio y euforia", expresó.
Claro, la clasificación del Xeneize a la final, donde irá por la ansiada séptima Libertadores ante Fluminense, se consumó cerca de la medianoche de Argentina. Es decir, a las 5 de la mañana de Kuwait, un país árabe ubicado en el Golfo Pérsico al sur de Irak. Allí, Vittor despertó a todos sus compañeros con un grito de gol desaforado: "Levanté a todos, el partido empezó a las 3:30 de la madrugada del viernes acá. Tenía puestos los auriculares mirando el partido, el penal de Pol Fernández fue a las 5 de la mañana y empecé a gritar el gol y '¡Boca, Boca, Boca!'. Mi compañero se levantó de los pelos y no entendía nada. En el desayuno me cargaban porque los levanté a todos. Fue tremendo. Encima mi mujer es fanática de River, así que doy gracias a Dios que me tocó en la concentración", relató, dejando una risa al pasar.
"Acá no se gritan los goles, no se puede. Ella [su mujer] no los grita, yo no los grito. Metemos un puñito, no mucho más que eso", contó sobre cómo se vive la rivalidad superclásica en su hogar en Kuwait City, la capital del país homónimo con tradiciones totalmente distintas a las de Argentina.
Luego, Vittor, que también jugó en Gimnasia de La Plata, U. de Chile y diversos equipos árabes, recordó la vez que estuvo cerca de jugar en Boca, el club del que es hincha junto a toda su familia. A raíz de tener la sangre azul y oro, no siempre tuvo el apoyo de sus seres queridos cuando enfrentaba al Xeneize con otra camiseta: "El sueño de jugar en Boca siempre estuvo. Si bien cuando fui a Racing [NdR: jugó en la Academia de 2016 a 2018] tuve la opción de ir para Boca, no se dio. A ver, fui contento a Racing, es un club grande, pero estuvo la posibilidad de jugar en Boca en su momento y no se dio. El sueño está latente, pero con 34 se hace un poco difícil [...] Siempre lo viví con profesionalismo. Hay que respetar al club que confió en vos, que paga un sueldo... Siempre le quise ganar a Boca. Como en cualquier laburo, hay que dar lo mejor, independientemente quien esté adelante, pero la interna era jodida. Mis hermanos iban a la tribuna de Boca cuando yo jugaba en contra y me gritaban los goles. 'Hacé dos goles, pero perdé 3-2' me decían", aseguró.
"Lo disfruto desde otro lugar. Siempre lo disfruté como hincha, así que... esperemos al 4 de noviembre ahora, que se dé todo", concluyó. Una expresión de deseo que comparte todo el mundo Boca, quien ahora conoce en el Chino Víttor un integrante de toda la vida que, a sus 34 años, reveló su fanatismo en un momento y de una manera igual de especiales.