El Lobo mendocino ganó un clásico especial

Son dos rivales tradicionales que conforman, cuando se enfrentan, el clásico provincial. Ambos son de la capital de Mendoza y sus estadios están separados solamente por casi 800 metros de distancia y ubicados en el icónico Parque General San Martín. Vecinos de barrio puede decirse.

Sus hinchas trascienden los límites de la Ciudad capital. Su rivalidad es propia de equipos tradicionales, que en cada ocasión que se enfrentan generan pasiones, expectativas y esperanzas enormes.

Pero este fue un “clásico diferente”. Se trató de un mano a mano eliminatorio para que el vencedor diera un paso importante y siguiera con el sueño de ascender a la Liga Profesional, la máxima categoría del fútbol argentino.

Inmenso desafío y una semana convulsionada en parte del Gran Mendoza, con charlas, especulaciones y la tensión propia de una gran cita futbolística.

Este partido diferente, que podría definirse como único, quedó para el Lobo del Parque. Los mensanas dieron una gran muestra de carácter. El rival era lo máximo, por tratarse del clásico rival, con pergaminos para seguir en carrera y que venía entonado, luego de dar vuelta un resultado parcial adverso y vencer de visitante a Almagro.

El Lobo venció como correspondía en esta ocasión. El partido era a todo o nada, se jugó en su propio estadio, el Víctor Antonio
Legrotaglie, un apellido inmenso del fútbol provincial y nacional y el triunfo le permite seguir en carrera.

Lo que sigue es difícil, muy difícil, pero Gimnasia venció en un clásico diferente, que le permite seguir soñando.

Esta victoria se disfruta y valora diferente y por siempre queda en la historia. Fue un clásico especial, único.