Fútbol argentino

Dieciséis años después, salen a la luz detalles del suicidio del ex árbitro Fabián Madorrán

El 30 de julio de 2004 el fútbol argentino se vio conmocionado con la noticia del suicidio de Fabián Madorrán. A 16 años de aquél fatídico día, se conocieron detalles de las razones que llevaron al ex árbitro a tomar la drástica decisión.

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MDZ Deportes jueves, 30 de julio de 2020 · 14:00 hs
Dieciséis años después, salen a la luz detalles del suicidio del ex árbitro Fabián Madorrán
Foto: publicada en Infobae.

El 30 de julio de 2004 el fútbol argentino se vio conmocionado con la noticia del suicidio de Fabián Madorrán. A 16 años de aquél fatídico día, se conocieron detalles de las razones que llevaron al ex árbitro a tomar la drástica decisión de pegarse un tiro en el medio de una plaza de Córdoba.

El periodista Federico Cristofanelli indagó en su entorno para contar la historia en el portal Infobae, que terminó aquel viernes en una plaza del Parque Sarmiento, cuando el estruendo del disparo rompió con la tranquilidad del lugar. El cuerpo fue encontrado sobre un banco de cemento, junto a un paquete de cigarrillos y una pistola 9 milímetros.

Madorrán se ganó un lugar en la Primera División del fútbol argentino gracias a su pulcritud, presencia y empeño por la justicia para desempeñar el arbitraje. Entre sus colegas, además, se ganó el cariño por su generosidad, y muchos recuerdan cómo después de cada entrenamiento o partido invitaba a comer a todos, en grupos de hasta 20 personas. Uno de sus amigos más cercanos fue Pablo Lunati, quien consultado al respecto asegura que "nunca nadie me preguntó por él y te aseguro que como yo sé de su vida, no sabe nadie".

La homosexualidad de Fabián Madorrán fue un tema tabú en su vida pública. "Conmigo nunca tuvo problemas en hablar de su homosexualidad y muchas veces discutíamos sobre por qué no lo hacía público", recuerda Lunati. En el mundo del fútbol, aún por estos días, la discriminación sigue siendo habitual.

Además, los excesos en su vida personal comenzaron a notarse en su profesión. Madorrán salía casi todos los fines de semana, fumaba y tomaba mucho, frecuentaba el casino y adquirió una desprolijidad que luego se notaba en las canchas. "Se estaba equivocando mucho en los partidos y, cuando te equivocás tanto, tantas veces seguidas, hay algo que no estás haciendo bien", reflexiona Lunati.

La ida de la Promoción 2001 entre Instituto y Argentinos terminó en escándalo.

Su arbitraje en la ida de la Promoción 2001 marcó el punto de inflexión en su trayectoria, tras anularle dos goles a Argentinos Juniors y expulsar con vehemencia a Mariano Herrón, provocando la ira del Checho Batista, DT del Bicho. En 2003, luego de arbitrar la ida de los octavos de final de la Sudamericana que River le ganó 4 a 1 a Independiente en Avellaneda, Madorrán quedó en el ojo de la tormenta por un gol anulado al Rojo, por un offside bien cobrado, y por considerar que no hubo penal de Nelson Vivas al chileno Olarra en una jugada polémica que hizo explotar de bronca a los locales.

Julio Grondona se hartó de las repercusiones mediáticas y empezó a soltarle la mano. El 28 de septiembre de 2003, once días después del partido en Avellaneda, lo designaron para un Chacarita-Banfield y ese sería el último encuentro de su carrera. La Escuela de Árbitros pidió su baja y el Comité Ejecutivo de AFA aprobó la solicitud.

El golpe anímico fue terrible. Madorrán fue expulsado del arbitraje cuando proyectaba dirigir al menos una década más. Pasó de salir todos los fines de semana en televisión y ser protagonista del campeonato de Primera al ostracismo, y decidió irse a Córdoba para estar más tranquilo.

Una semana antes de suicidarse, Madorrán hipotecó la casa que le había comprado a sus padres en Buenos Aires y por esa operación obtuvo 10 mil dólares. El domingo 25 de julio dejó Córdoba para ir a Capital Federal y tras obtener el dinero, el martes se instaló en el casino flotante de Puerto Madero, donde estuvo tratando de multiplicar el dinero. Salió 48 horas después sin un peso.

En la ruina económicamente, ya que el juicio contra la AFA no prosperaba, y destruido anímicamente, retornó a Córdoba. El viernes siguiente, tras calcularlo todo fríamente, gatilló su pistola Beretta sobre su paladar, y eligió la pérgola del Parque Sarmiento porque tenía vista al departamento del amigo en el que vivía. Dejó dos cartas: una para su abogado y otra con un instructivo sobre su herencia.

"Con el diario del lunes, no me extrañó que terminara como terminó. Lo que pasó estaba dentro de las posibilidades. Ahora ves todo y te das cuenta de que él no estaba bien de la cabeza. Principalmente fue por haber dejado el arbitraje, pero fue el conjunto de cosas", cierra Lunati.

Leé la nota completa en Infobae.

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