Tu planta de jade se marchita: tres pasos urgentes para revivirlo
El secreto del jade eterno: 5 errores fatales que hacen morir tu planta. La razón oculta por la que no prospera.
Cuídalo según estos pasos.
El árbol de jade, conocido también como Crassula ovata, es una planta suculenta símbolo de buena fortuna en el hogar. Es robusto, pero requiere atención constante. Para evitar que esta belleza vegetal se seque, hace falta ajustar la rutina de cuidados a sus necesidades.
Todo para que tu planta de jade no se muera
Uno de los errores más frecuentes es regar en exceso la planta. Al ser una suculenta, almacena agua abundante en sus hojas carnosas, actuando como reserva. Por esta razón, solo se debe regar cuando el sustrato esté completamente seco al tacto. Así no se pudren las raíces.
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Una maceta sin agujeros de drenaje es un riesgo para el jade. El agua estancada en el fondo del recipiente asfixia a las raíces e impide la absorción de aire. El sol directo y muy intenso, especialmente en épocas cálidas, quema las hojas de la planta. Este daño se manifiesta con unas manchas secas y marrones. Busca una ubicación con luz indirecta y brillante para asegurar su bienestar completo. El jade ama la luminosidad, pero se resiente ante el castigo solar directo.
La tierra inapropiada para suculentas retiene demasiada agua, lo cual es fatal para el jade a largo plazo. El sustrato ideal es una mezcla especial formulada para cactus o este tipo de plantas. Ajustar el riego según la estación del año es una estrategia de cuidado fundamental. Durante el verano, regar una o dos veces por semana resulta más que suficiente para su hidratación. En el invierno, la frecuencia de riego debe reducirse de manera notable. La planta entra en una fase de reposo biológico y necesita mucha menos humedad.
Sitio perfecto
El sitio perfecto para el jade es un interior cerca de una ventana que reciba mucha claridad. Esto garantiza la luz brillante que necesita sin exponerlo al riesgo del sol directo. La falta de luz debilita el tallo y hace que la planta crezca estirada. Busca ese punto luminoso exacto en tu hogar.
Limpiar las hojas de vez en cuando. El polvo acumulado obstruye los pequeños poros de la planta y dificulta la transpiración. Usa un paño suave y húmedo para esta tarea simple de mantenimiento. Unas hojas limpias tienen mucha mejor capacidad para realizar la fotosíntesis.
Evitar ambientes muy húmedos o fríos previene la aparición de hongos y la temida pudrición. El jade prefiere las temperaturas templadas y un ambiente relativamente seco para prosperar.



