No es 22° ni 24°: la temperatura que conviene para pagar menos luz en verano
Un ajuste moderado de la temperatura, sumado a una rutina básica de uso, puede bajar el consumo del aire acondicionado sin que la casa deje de sentirse fresca.
A continuación te contamos cuál es la temperatura exacta que tiene que tener el aire acondicionado para que gaste menos y enfríe el ambiente.
En el verano argentino, el aire acondicionado se enciende y, muchas veces, también se encienden los problemas. No por el equipo en sí, sino por la costumbre de bajar la temperatura “por las dudas”. Cuando el calor aprieta, la mano va directo a 22°C o 24°C, como si eso garantizara alivio inmediato.
Pero ese gesto suele empujar el consumo eléctrico hacia arriba. Y no siempre mejora la sensación dentro de la casa. Técnicos y recomendaciones de eficiencia coinciden en que hay un rango más inteligente para atravesar los días pesados sin castigar la factura.
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El rango que equilibra frescura y gasto
El punto más eficiente para el uso cotidiano se ubica, en general, entre 25°C y 26°C. Parece poco, pero hace diferencia. En ese margen, el ambiente se siente confortable y el compresor no queda trabajando al límite. También ayuda a evitar un salto térmico enorme con el exterior, algo común cuando afuera hay temperaturas muy altas. Además, bajar el termostato por debajo de esa franja suele encarecer el consumo: cada grado menos puede sumar entre 5% y 7% de gasto eléctrico, con un impacto más marcado en equipos que no son Inverter.
Cuando el control remoto marca 22°C en una jornada de más de 35°C, el equipo tiene un objetivo difícil. Para alcanzarlo, tiende a funcionar durante más tiempo y con mayor potencia. Eso implica más horas de trabajo continuo, más exigencia para el compresor y un consumo que sube sin pausa. Con 24°C la situación es algo menos extrema, pero sigue siendo menos eficiente que 25–26°C, sobre todo si el lugar está mal aislado o si entra mucho sol. En esos casos, el ambiente se recalienta rápido y el aire responde trabajando más para compensar.
Humedad, tecnología y hábitos que sí ayudan al aire acondicionado
Hay otro punto que suele confundirse: no todo es temperatura. En muchas zonas del país, la humedad es la que vuelve el aire pesado y aumenta el malestar. En esos días, bajar grados no siempre soluciona el problema. Por eso se recomienda usar el modo Dry cuando el clima viene húmedo: reduce la humedad y mejora la sensación sin necesidad de enfriar de más. También suma combinar el equipo en 25–26°C con un ventilador de techo. El movimiento de aire ayuda a sentirse mejor y evita caer en la tentación de seguir bajando el termostato solo para “sentir frío”.
La diferencia entre equipos también influye en cómo conviene usarlos. En modelos Inverter, mantener una temperatura estable alrededor de 25°C suele resultar más eficiente que apagar y encender todo el tiempo, porque regulan la potencia de forma gradual. Aun así, el consejo central se repite en ambos casos: el rango de 25–26°C es el que mejor combina confort y eficiencia.
Para cerrar el círculo del ahorro, el hogar tiene que acompañar. Cortinas o persianas bajas ayudan a frenar el ingreso de calor solar. Por la noche, el modo Sleep puede sostener el confort con menor demanda. Y conviene evitar fuentes internas de calor, como horno o plancha, en las horas más pesadas. Con estas prácticas, el consumo del aire puede reducirse entre 20% y 30% durante el verano.


