El filósofo que invita a vivir mejor con más fiesta y más siesta
Por qué un filósofo asegura que bailar y dormir son actos de libertad. Este pensamiento desafía al trabajo constante y rescata el placer de vivir.
No son caprichos.
Byung-Chul Han desafía al mundo con una idea que suena provocadora y necesaria: más fiesta y más siesta. El filósofo nacido en Corea del Sur y formado en Alemania sostiene que la vida moderna perdió su esencia al confundir productividad con felicidad. Su propuesta es una rebelión suave contra el agotamiento del sistema actual.
El filósofo ganó el Premio Princesa de Asturias
En su encuentro reciente en Gijón, donde fue premiado con el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, Han habló de la urgencia de volver a ser humanos. Según él, las personas viven atrapadas en una ilusión de libertad mientras actúan como piezas de una maquinaria que no se detiene. Celebrar y descansar se vuelven, entonces, actos de resistencia frente a un modelo que exige rendimiento constante.
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La cultura de la siesta y la fiesta, tan propia de lugares como España o Italia, encierra una sabiduría que el mundo apresurado olvidó. Dormir después de comer o reunirse para compartir música y risas no son caprichos mediterráneos, sino prácticas que reconectan con el tiempo real, el cuerpo y los otros. Son formas de encuentro que rompen la lógica del consumo y abren espacio para el bienestar colectivo.
Han sostiene que el neoliberalismo convirtió la vida en una competencia permanente. Cada individuo se mide a sí mismo como si fuera una empresa, siempre en busca de rendimiento, reconocimiento o éxito. Esa presión interna produce cansancio, ansiedad y aislamiento. Frente a eso, la siesta y la fiesta recuperan el sentido de comunidad y la pausa necesaria para recordar que existir no es producir.
El filósofo propone un cambio de mirada. Cree que el sistema caerá por su propio exceso, devorado por la misma energía que lo alimenta. En esa transición, propone volver a los gestos simples que devuelven humanidad: dormir sin culpa, reír sin motivo, celebrar sin agenda.



