El verdadero momento para apagar el WiFi de casa (y por qué no debe ser a la noche)
Muchos hogares apagan el router para “cuidarlo”, ahorrar luz o estar más seguros, pero especialistas advierten que puede traer más problemas que beneficios.
Apagar el WiFi cada noche casi no ahorra energía ni alarga la vida del equipo: los routers están diseñados para funcionar 24/7 sin problemas.
Imagen generada por la IAEn muchas casas se hizo costumbre apagar el router WiFi por las noches. La idea parece lógica: si nadie está usando internet, mejor desconectarlo para ahorrar energía, alargar la vida del equipo o incluso evitar riesgos para la salud y la seguridad digital. Sin embargo, cuando se revisan los datos técnicos y el funcionamiento real de estos dispositivos, el panorama cambia. La seguridad del hogar conectado depende mucho más de buenas contraseñas y actualizaciones que de prender o apagar el aparato todos los días.
Los routers actuales están diseñados para trabajar de forma continua, las 24 horas del día, siete días a la semana. Son equipos pensados para mantener una conexión estable con el proveedor de internet, gestionar el tráfico de datos y repartir la señal a todos los dispositivos del hogar. Interrumpir ese funcionamiento una y otra vez no los protege: al contrario, puede dañarlos y complicar la experiencia de uso.
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Cámaras, sensores y dispositivos inteligentes quedan fuera de servicio si se corta el WiFi, lo que puede dejar la casa más expuesta en lugar de más segura.
Mitos sobre consumo, “cuidado” del equipo y seguridad
Uno de los argumentos más extendidos para apagar el router por las noches es el ahorro en la factura de luz. Pero en la práctica, el impacto económico es casi imperceptible. Un router doméstico estándar consume entre 10 y 12 vatios por hora, lo que se traduce en unos 9 kilovatios-hora al mes. En la mayoría de los países, eso representa menos de un dólar al año. Es un gasto mucho menor que el de otros aparatos en modo espera, como televisores o decodificadores, y diminuto si se lo compara con el ahorro que supone cambiar bombillas halógenas por LED. Desenchufarlo cada noche, entonces, supone un esfuerzo sin recompensa económica real.
Otra creencia habitual es que apagar el router “lo cuida” y prolonga su vida útil. Sin embargo, estos equipos están pensados para funcionar de manera continua y el problema no es tenerlos encendidos, sino someterlos a cambios bruscos. Encender y apagar el router todos los días genera lo que se conoce como estrés térmico: el dispositivo se calienta y se enfría de forma repetida, algo que afecta negativamente a sus componentes internos y puede acortar su vida útil en lugar de alargarla.
También se ha instalado la idea de que tener el WiFi encendido por las noches implica un riesgo mayor para la salud o para la seguridad digital. En el primer caso, los niveles de radiación que emiten estos equipos son muy bajos y están regulados por organismos internacionales. En el segundo, es cierto que sin conexión nadie puede acceder a la red doméstica; pero la verdadera protección no pasa por desenchufar el router, sino por utilizar contraseñas robustas, activar el cifrado adecuado, actualizar el firmware y mantener buenas prácticas digitales. La seguridad digital en el hogar depende más de estas medidas que del hábito de apagar el WiFi antes de dormir.
Encender y apagar el router todos los días genera estrés térmico en los componentes y puede acortar su vida útil, en lugar de “cuidarlo”.
Por qué no conviene apagar el WiFi todas las noches
Más allá de desmentir los mitos, hay motivos prácticos para no apagar el router cada noche. El primero tiene que ver con la casa conectada: cada vez más hogares dependen de una red siempre activa para que funcionen asistentes de voz, bombillas inteligentes, cámaras de seguridad, enchufes programables y otros dispositivos del internet de las cosas. Si el router se apaga, todos estos equipos quedan fuera de servicio.
En el caso de las cámaras o sensores de seguridad, esto puede generar un riesgo adicional, ya que la vivienda queda sin vigilancia remota durante esas horas. Si ocurre una intrusión o un incidente mientras el router está apagado, los sistemas no podrán registrar ni enviar alertas. Es decir, apagar el WiFi por la noche puede dejar al hogar más expuesto, no más protegido.
Además, muchos dispositivos se desconfiguran o pierden la sincronización cuando la conexión se corta de forma reiterada, lo que obliga a reiniciarlos o reconfigurarlos una y otra vez. Esto se traduce en tiempo perdido y frustración para los usuarios.
Otro punto clave son las actualizaciones. Tanto el router como muchos equipos conectados reciben parches de seguridad y mejoras de software de manera automática, y suelen programar estos procesos en horarios nocturnos para no interferir con el uso diario. Si el equipo está apagado, esas actualizaciones pueden retrasarse o fallar, dejando huecos en la protección del sistema y abriendo la puerta a posibles vulnerabilidades.
También hay un factor de comodidad: cada vez que el router se enciende, debe negociar de nuevo las direcciones IP, reconstruir la red local y restablecer la comunicación con todos los dispositivos. Eso puede generar demoras, pequeños errores de conexión y la sensación de que “el internet anda mal” cada mañana, cuando el problema en realidad es el encendido y apagado constante. Lejos de mejorar la experiencia, apagar el WiFi cada noche suma puntos de falla.
Sólo conviene apagar el router en ausencias prolongadas, ante sobrecalentamiento, fallas de conexión o sospecha de intrusos en la red, no como rutina nocturna.
Cuándo sí conviene apagar el router WiFi
Que no sea recomendable apagar el router todas las noches no significa que deba estar encendido pase lo que pase. Hay situaciones puntuales en las que sí tiene sentido desconectarlo.
La más clara son las ausencias prolongadas, por ejemplo cuando la familia se va de vacaciones varias semanas y la casa queda vacía. En esos casos, si no hay cámaras u otros sistemas que dependan de la red, apagar el router evita consumos innecesarios y reduce el impacto de posibles subidas de tensión o fallos eléctricos mientras no hay nadie para supervisar.
Otra situación en la que conviene apagarlo es cuando el equipo se recalienta de forma excesiva, mucho más allá de su temperatura habitual. Si el router está demasiado caliente al tacto, es recomendable desconectarlo, revisar su ubicación, mejorar la ventilación y descartar problemas antes de volver a encenderlo. Algo similar ocurre cuando la conexión presenta fallos: reiniciar el router sigue siendo una solución válida para muchos problemas puntuales, al igual que en los procesos de actualización manual de firmware.
Desde el punto de vista de la seguridad, hay un caso específico en el que apagar el router puede ser una buena primera reacción: si se sospecha que alguien no autorizado está conectado a la red doméstica. Al cortar la señal, se expulsa a los intrusos. Luego, al volver a encenderlo, es fundamental cambiar las contraseñas, revisar los dispositivos conectados y reforzar las medidas de protección, como activar el cifrado WPA3 si está disponible y desactivar accesos remotos innecesarios.




