El fracaso de las IA: muchos trabajos solo lo pueden hacer los humanos
Aunque prometían eficiencia, las IA generan errores que obligan a contratar “reparadores”. Desde el smartwatch hasta el estrés laboral, la discusión sigue abierta.

La promesa de la IA tropieza: empresas vuelven a depender de los humanos.
shutterstock.comLa promesa de las IA era transformar el mercado laboral: menos costes, más rapidez y tareas automatizadas. Sin embargo, la realidad demuestra que muchos trabajos dependen todavía de la supervisión humana para no terminar en un fracaso.
Cada vez más empresas que apostaron a la automatización descubren que necesitan volver a contratar profesionales. Programadores, diseñadores y escritores son nuevamente llamados para corregir lo que los algoritmos producen de manera defectuosa, en una dinámica que cuestiona la supuesta eficiencia de estas tecnologías.
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El auge de los “reparadores” de la IA
Según Futurism, la figura del “slop fixer-upper” se multiplica en distintas áreas. Se trata de trabajadores que corrigen contenido, código o diseños generados por sistemas automatizados. Aunque cobran menos que los empleados originales, su rol es indispensable porque las empresas descubren que la IA no puede garantizar resultados de calidad.
Diseños defectuosos y creatividad limitada
Algo similar vive la escritora Kiesha Richardson, quien aseguró que el 50% de sus encargos son reescrituras de textos generados por chatbots. “Me preocupa que la IA se utilice para recortar salarios”, advirtió en Futurism, ya que las empresas consideran que corregir sale más barato que redactar desde cero.
Código roto y fracaso empresarial
El problema no es menor. En enero, como documentó Futurism, una empresa despidió a toda su plantilla de programadores y luego debió buscar ingenieros en LinkedIn. La experiencia terminó en un rotundo fracaso, confirmando que sin supervisión humana los algoritmos no pueden manejar trabajos complejos.
¿Puede la IA reemplazar realmente a los humanos?
La contradicción es evidente: mientras las grandes tecnológicas aseguran que la automatización no elimina empleo, continúan con despidos masivos. Algunas, como la china NIO, incluso anunciaron la sustitución del 30% de su personal en 2023, según Futurism.
El resultado es claro: las mismas compañías que recortaron salarios y puestos ahora necesitan contratar reparadores por sueldos menores. ¿No demuestra esto que la promesa de la automatización absoluta es más frágil de lo que parecía?
El panorama actual refleja un límite claro: la IA funciona como herramienta, pero no como sustituto. El futuro del trabajo dependerá de cómo se logre combinar la capacidad de estas tecnologías con la creatividad y el criterio de los humanos. La pregunta es inevitable: ¿será el verdadero desafío del mercado laboral aceptar que la automatización total es, en muchos casos, un fracaso?