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Términos sexuales que quedaron obsoletos: palabras que hieren más que el silencio

Los términos en la sexualidad puede abrir caminos o levantar muros invisibles. Palabras como “frígida” o “impotente” aún cargan estigmas.

Los términos que usamos para hablar del tema han marcado la sexualidad a lo largo de la historia.

Los términos que usamos para hablar del tema han marcado la sexualidad a lo largo de la historia.

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Atendí a una paciente que conoció a alguien durante las vacaciones de verano. Ella había ido con amigas a la playa y, como suele suceder, conocieron a un grupo de chicos de su edad. Entre mates compartieron casi todo el tiempo juntos. Allí fue donde Lucrecia conoció a Esteban.

Desde el primer momento se notó algo especial: se gustaban y la atracción crecía. Entusiasmada, Lucrecia se dejó besar y acariciar. Era la primera vez que sentía algo así; tímida y reservada, junto a sus amigas parecía “chapada a la antigua”.

Todo lo que experimentaba le encantaba, pero cuando Esteban quiso ir un paso más allá, ella detuvo la situación. Para ella era importante conocerse mejor y disfrutar lo que fuera pasando sin apresurarse.

La reacción de Esteban fue impulsiva: “Ahhh, me histeriqueaste para nada. Parecés virgen. ¿Y ahora qué hago? Estoy re caliente”.

Lucrecia quedó paralizada, en estado de shock. Poco después, al darse cuenta sus amigas de que algo le pasaba, vomitó por la tensión y el asco que sentía. Desde entonces, y aún diez años después, cada vez que conoce a alguien que le gusta, su cuerpo se bloquea ante cualquier caricia. Esa experiencia temprana dejó marcas invisibles, levantando un muro silencioso que hoy condiciona sus vínculos.

El lenguaje nunca es inocente. Cada palabra que nombramos lleva consigo historia y peso; puede herir o acariciar a quien la recibe. La sexualidad es un terreno especialmente sensible, donde las palabras pueden abrir puertas al encuentro.. o, como le sucedió a Lucrecia, levantar muros de vergüenza y silencios cargados de traumas.

La historia de la sexualidad está cargada de dogmas y juicios. Intentar definir lo “normal” y lo que no, lo aceptable y lo “rechazado”, terminó estigmatizando a quienes vivían esas experiencias. Con el tiempo comprendimos que esas expresiones no son neutras: refuerzan etiquetas negativas y reproducen desigualdades.

Glosario de términos que es hora de dejar atrás

  • Impotente / Impotencia: Durante décadas, este término nombraba la disfunción eréctil, centrando la sexualidad exclusivamente en la penetración. Ser “impotente” se interpretaba como no estar a la altura y ser menos hombre, impactando profundamente en la autoestima. Hoy se utiliza “disfunción eréctil”, una condición tratable que no define la identidad de nadie.
  • Frígida: Desde la religión y la moral, la sociedad insistió durante años en que la mujer no debía tener deseo. Así apareció la palabra “frígida”, reduciendo la sexualidad femenina a la ausencia de deseo u orgasmo, sin contemplar la complejidad de cada situación. Actualmente, es más útil hablar de disfunciones del deseo, de la excitación o del orgasmo, y trabajar desde el diagnóstico para lograr una sexualidad más plena.
  • Virgen / Virginidad: Un invento cultural que funcionó como control sobre los cuerpos, sobre todo de las mujeres. No existe en la medicina. Hablar de “virgen” o de “perder la virginidad” sostiene la idea de pureza y valor moral. Es más amigable decir “inicio de la vida sexual” o “primera relación sexual”.
  • Acabar (en la mujer): La referencia masculina ha dominado la sexualidad durante siglos. Pero la mujer no “acaba” como el hombre. Tras el orgasmo, los hombres suelen necesitar un tiempo antes de poder continuar; la mujer, en cambio, puede experimentar múltiples orgasmos fisiológicamente.
  • Consolador: Todavía hoy se habla de este término como si fuera un “consuelo” por falta de un hombre, lo que denigra la sexualidad femenina. Los juguetes sexuales, vibradores y dildos celebran la creatividad, el juego, la autonomía y el placer, solos o en pareja.
  • Pervertido / Perversión: Hasta no hace tanto, la medicina y la psiquiatría consideraban ciertas prácticas sexuales “perversiones”, incluso aplicando terapias extremas para “curarlas”. Hoy se reconoce la diversidad sexual y solo se habla de parafilias o trastornos cuando hay daño, coerción o sufrimiento.
  • Histérica / Histeria: Un ejemplo de cómo un término médico cargado de sesgo puede atravesar siglos. Durante décadas, fue el diagnóstico preferido desde la misoginia médica para referirse a mujeres con síntomas sexuales o emocionales, culpabilizándolas. Aunque fue eliminada del DSM en 1980, la palabra sigue vigente en el habla cotidiana.

Estos son solo algunos ejemplos. Revisar el lenguaje que usamos no es un detalle menor, sino un acto de cuidado: en sexualidad, una palabra mal dicha puede lastimar más que el silencio, mientras que una palabra justa puede abrir caminos de libertad y placer.

Mauricio J. Strugo, Lic. en Psicología MN 41436, Sexólogo Clínico, Autor del Podcast HDP Hora de Pensar; Instagram: @elpsicologoysexologo.