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Retos virales: cuando la búsqueda de likes pone en riesgo la vida

Desafíos en redes, presión por pertenecer y cerebros en desarrollo: cómo los retos virales convierten la diversión adolescente en peligro real.

Lo que realmente salva no es un reto: es una conversación. Un abrazo. Una escucha consciente.

Lo que realmente salva no es un reto: es una conversación. Un abrazo. Una escucha consciente.

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La inmediatez, la validación digital y la necesidad de pertenecer, tan típicas de la adolescencia, se potencian hoy con la viralidad de los contenidos en redes sociales. Cada “ reto viral” parece una moda, una broma, un video para hacer reír o llamar la atención. Pero detrás de esa pantalla hay riesgos reales: intoxicaciones, lesiones, asfixias, cortes, hospitalizaciones… e incluso, muertes.

Datos duros que deberían alarmarnos

  • Un estudio con 417 preadolescentes (10 a 14 años) identificó que aunque solo un 7,7 % de los “retos” que realizan son explícitamente peligrosos, la motivación social y emocional (aprobación, miedo a quedar fuera, validación) impulsa la participación.
  • En una revisión científica sobre “social media challenges” entre 2000 y 2024, el 89 % de los artículos analizados reportaron lesiones —desde quemaduras y envenenamientos hasta asfixias—, y el 33 % mencionan fallecimientos asociados.
  • Incluso solo tomarse una “selfie” en un ambiente riesgoso (clifs, cascadas, lugares inseguros) ha provocado al menos 109 muertes globales desde 2008, muchas vinculadas a la presión de alimentar la imagen “perfecta” en redes.
  • Recientemente, surgieron informes que califican como “crisis de salud pública” la cantidad creciente de jóvenes hospitalizados por intentar desafíos virales — estupefacientes caseros, asfixias, consumo de medicamentos, ingestión de sustancias peligrosas o acrobacias riesgosas.

Estos datos no deben pasar desapercibidos. Nos convocan como sociedad: padres, educadores, organizaciones, Estado, a mirar más allá de la pantalla.

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Cada “reto viral” parece una moda, una broma, un video para hacer reír o llamar la atención.

Cada “reto viral” parece una moda, una broma, un video para hacer reír o llamar la atención.

Detrás del click: razones emocionales y sociales

Desde mi libro Desconectame, por favor, sostengo que la tecnología, una herramienta poderosa, también puede convertirse en una trampa cuando no la utilizamos con conciencia emocional. Los “retos virales” ofrecen:

  • Reconocimiento inmediato: likes, vistas, comentarios, seguidores. Gratificación instantánea.
  • Pertenencia: “si lo hago y lo subo, pertenezco al grupo, formo parte de algo”. En etapas de identidad en construcción, preadolescencia, adolescencia, esto se vuelve altamente seductor.
  • Escape o compensación emocional: para quienes sienten vacío, soledad, baja autoestima o invisibilidad, un desafío viral puede sentirse como una oportunidad de ser vistos.

Pero este “enganche emocional” convive con un cerebro en desarrollo: la zona del placer y recompensa madura antes que la del autocontrol y la evaluación de consecuencias. Esa descompensación neurológica es terreno fértil para decisiones impulsivas.

Cuando la diversión se convierte en daño: ejemplos reales

Algunos de los retos más peligrosos incluyen:

  • Blackout Challenge: un juego de asfixia que ha provocado muertes por privación de oxígeno.
  • Milk Crate Challenge: consiste en subir y bajar de una torre inestable de cajones; muchos participantes sufrieron fracturas, contusiones y lesiones graves.
  • Retos con ingestión de sustancias tóxicas o medicamentos caseros (como el Benadryl Challenge), con intoxicaciones, convulsiones, daños severos.

Estos desafíos no son juegos inocentes: en muchos casos terminan en salas de emergencia. Lo que comenzó como un video “divertido” o “viral” puede derivar en daño irreversible… e incluso en pérdida de vida.

¿Qué podemos hacer como adultos responsables?

Desde mi experiencia como especialista en inteligencia emocional y lo que desarrollo en Desconectame, por favor, propongo estas acciones:

  • Educar en alfabetización emocional y digital: no solo enseñar a usar herramientas, sino a reconocer emociones, impulsos, vulnerabilidades. Que niñas/os y adolescentes comprendan qué sienten antes de actuar.
  • Promover espacios de pertenencia reales, no mediadas por “likes”: clubes, deportes, grupos de conversación, talleres de creatividad, voluntariado, actividades donde su valor no dependa de un video viral.
  • Dialogar sin juzgar, sin culpas: que sientan que pueden hablar de lo que ven, lo que les preocupa; que no haya temor al castigo sino ganas de ser escuchados.
  • Establecer límites claros y acompañamiento adulto consciente: no regímenes autoritarios, sino acuerdos claros y acompañamiento empático. Que sepan que lo que importa es su bienestar, no cuántos “me gusta” logran.
  • Fomentar pensamiento crítico digital: que puedan cuestionar lo que ven, lo que les proponen, reconocer riesgos, evaluar consecuencias más allá del “ahora”.
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    Estos desafíos no son juegos inocentes: en muchos casos terminan en salas de emergencia.

    Estos desafíos no son juegos inocentes: en muchos casos terminan en salas de emergencia.

Volver a desconectarme: reconectar con la humanidad

En Desconectame, por favor planteo que la desconexión, o al menos la consciencia del uso tecnológico, no es regresiva sino liberadora. Es redescubrir nuestra capacidad de presencia, de escucha, de relación real, de emociones auténticas. Este es un llamado urgente: que las pantallas no sean promotoras de riesgos, sino herramientas al servicio del desarrollo y el bienestar. Que no celebremos “viralidad” a costa de vidas, sino que celebremos cuidado, autocuidado, empatía.

Porque muchas veces, lo que realmente salva no es un reto: es una conversación. Un abrazo. Una escucha consciente.

* Verónica Dobronich, Autora de “Desconectame por favor” Como escapar de la presión de las redes sociales y la hiperconectividad.