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Mujeres 5.0: "Me cuesta ofrecer mi trabajo"

Una creencia limitante. Rompiendo con barreras laborales de las mujeres 5.0 ¿Qué hay detrás de la frase: "por qué me cuesta ofrecer mi trabajo"?

Enfócate en demostrar el valor único que tu experiencia aporta a las empresas.

Enfócate en demostrar el valor único que tu experiencia aporta a las empresas.

Freepik.

En general, existe la creencia de que pedir u ofrecer nuestro trabajo es sinónimo de necesidad, de rebajarnos o de exponer una falta de oportunidades. Sentimos que molestamos a los demás y creemos que la gente capaz siempre tiene trabajo. Las mujeres 5.0 son capaces, responsables y saben qué objetivos y qué camino seguir. Sin embargo, a la hora de ofrecer y dar a conocer su emprendimiento, o a ellas mismas como marca personal, pueden sentir miedos e inseguridades.

Se cree que este es un problema complejo con varias posibles causas, como la discriminación por edad y género, la brecha de habilidades digitales y la subestimación de la propia experiencia. El edadismo y el sexismo pueden llevar a que las empresas infravaloren a las candidatas mayores, mientras que la falta de acceso a formación en nuevas tecnologías puede hacerlas sentir menos competitivas. A menudo, las mujeres de esta edad también enfrentan un sesgo interno, subestimando sus propias habilidades y logros debido a los años. Quien lea esto podría desanimarse y desistir de ofrecer su trabajo, ¡pero no hay que rendirse! La sociedad cambia y, lo más importante, las mujeres 5.0 también.

Las empresas están entendiendo que la clave está en encontrar el perfil que mejor se ajuste al puesto, desterrando creencias inconscientes y abriendo las puertas a la diversidad, no solo de género, sino también de edad. Olive, Managing Partner de Bäcker & Partners, consultora especializada en la búsqueda de ejecutivos para la Alta Gerencia: "Una vez realizamos una búsqueda para una empresa que nos pedía un candidato que supiera manejarse en contextos inflacionarios, y claro, ¿qué mejor que alguien que vivió los ochenta, es decir, los que hoy tienen más de 50 años?" Los sesgos inconscientes son aquellos pensamientos o estereotipos que, sin que seamos conscientes, influyen en nuestras decisiones. Los sesgos que limitan las oportunidades. En el ámbito laboral, pueden llevar a discriminar a las personas mayores, considerándolas menos dinámicas, menos aptas tecnológicamente y poco dinámicas.

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Las empresas están entendiendo que la clave está en encontrar el perfil que mejor se ajuste al puesto.

Las empresas están entendiendo que la clave está en encontrar el perfil que mejor se ajuste al puesto.

Dado que las mujeres 5.0 aprenden cada día más sobre las nuevas tecnologías y agregan valor a sus tareas, las empresas deberían (y de hecho lo hacen) implementar medidas para identificar y eliminar estos sesgos, que son atajos mentales que pueden distorsionar la realidad y conducir a juicios inexactos e inapropiados. La realidad es que en los equipos, el aprendizaje es mutuo: los de 20 aprenden del conocimiento de los mayores y los mayores aprenden de las generaciones más jóvenes. El tema es que tengan la capacidad y las ganas de seguir aprendiendo.

El talento, la actitud, la confianza y el compromiso no tienen edad. Hay una distinción: la realidad es que las personas de 50 años o más persiguen otros objetivos respecto a las nuevas generaciones. Mientras que los jóvenes buscan el crecimiento económico y profesional rápido, los más grandes están más dispuestos a esperar, son más tranquilos y comprometidos.

¿Qué es una creencia?

Una creencia limitante es una idea, pensamiento o juicio negativo que una persona tiene sobre sí misma o sobre el mundo. La considera una verdad absoluta que, en realidad, le impide crecer, desarrollarse y alcanzar su máximo potencial. Las creencias limitantes pueden obstaculizar el logro de metas (como conseguir un nuevo trabajo), la formación de relaciones saludables y la toma de decisiones positivas. Algunas creencias limitantes pueden favorecer pensamientos condicionados. Son como dogmas mentales que nos hacen pensar en círculos, limitando nuestra percepción de lo que es posible. Esto produce un efecto paralizante, generando miedo al fracaso o al rechazo, lo que nos mantiene en nuestra "zona de confort" y nos impide tomar riesgos o enfrentar nuevos desafíos.

Algunos ejemplos de creencias limitantes:

  • "No soy lo suficientemente buena para este trabajo".
  • "El dinero no es para mí".
  • "Soy demasiado vieja para aprender".
  • "No tengo experiencia en tecnología".
  • "Nadie me contratará a mi edad".
  • "Debo aceptar un salario más bajo".
  • "Mi energía ya no es la misma".

Pero la realidad es otra:

  • La experiencia es un valor agregado.
  • La tecnología es accesible a cualquier edad.
  • La discriminación por edad es ilegal.
  • El salario se basa en habilidades, no en la edad.
  • La energía se renueva con pasión y propósito.

En la vida diaria, estas creencias bloquean nuestro crecimiento, nos impiden desarrollar nuestras capacidades y alcanzar objetivos. Nos llevan a evitar oportunidades de crecimiento y a permanecer en situaciones cómodas, pero estancadas (la famosa "comodidad incómoda".

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Una creencia limitante es una idea, pensamiento o juicio negativo que una persona tiene sobre sí misma o sobre el mundo.

Una creencia limitante es una idea, pensamiento o juicio negativo que una persona tiene sobre sí misma o sobre el mundo.

Causas detrás de "me cuesta ofrecer mi trabajo"

Cuando alguien dice "me cuesta ofrecer mi trabajo", suele haber varias capas de creencias limitantes detrás de esa dificultad. Aquí te detallo algunas posibles causas o raíces, tanto emocionales como prácticas:

  • Miedo al rechazo: es una de las razones más comunes. Ofrecer tu trabajo implica exponerte, y eso puede activar pensamientos como: "¿Y si no les gusta?", "¿Y si piensan que no soy lo suficientemente bueno/a?", "¿Y si me dicen que no?". Este miedo puede tener raíces en experiencias pasadas, inseguridad personal o perfeccionismo.
  • Falta de confianza en el valor de lo que haces: a veces, internamente no estamos convencidas de que lo que ofrecemos vale lo que pedimos, o incluso que vale algo. "¿Hay mucha gente que hace lo mismo, ¿para qué me van a elegir a mí?", "No sé si esto realmente ayuda o sirve".
  • Dificultades para ponerle precio: este es un tema crucial, donde se unen dos de los temas más difíciles para las Mujeres 5.0: el manejo del dinero y el hecho de darle un valor monetario a nuestro propio trabajo. Parecería una misión imposible, lo cual puede chocar con creencias como: "No debería cobrar por esto, me gusta hacerlo", "Cobrar por ayudar a otros me hace sentir mal", "¿Quién soy yo para pedir ese dinero?". Aquí entran en juego temas de autoestima, relación con el dinero y límites personales.
  • Falta de habilidades en ventas o marketing: puede que simplemente no sepas cómo ofrecer tu trabajo de forma natural o efectiva. Esto puede generar resistencia o incomodidad: "No sé cómo hablar de lo que hago sin sonar vendedora", "No quiero parecer insistente o molestar". La buena noticia es que este tema se puede aprender con práctica y relativamente rápido.
  • Creencias limitantes heredadas: frases o ideas que quizás aprendiste en tu entorno y que siguen actuando como freno: "Vender es manipular", "Un buen trabajo se vende solo", "Si tengo que ofrecerlo, es porque no es tan bueno". Estas creencias pueden estar tan impregnadas y aceptadas que ni siquiera nos damos cuenta de que nos están limitando.

Cómo ofrecer nuestro trabajo a los 50 años

Creer que ofrecer tu trabajo es devaluarse está ligado a una mentalidad de escasez y de dependencia. Se relaciona con el miedo a no ser valorado, con la idea de que nuestro valor personal está atado a la validación del otro y a la noción de que el trabajo puede estar unido a la creencia de "ofrecer el trabajo" puede significar una creencia espiritual en la cual el trabajo se vuelve un acto de ofrenda y devoción. Y aquí la palabra "gratuito" se hace presente para crear verdaderos obstáculos al buscar trabajo remunerativo.

¿Qué hacer con esto?

Cómo trabajar las creencias limitantes para ofrecer nuestro trabajo:

  • Antes de actuar, explora la narrativa interna: ¿Qué nos decimos cuando pensamos en ofrecer nuestro trabajo? Practica contar lo que haces con orgullo y no con duda.
  • Busca retroalimentación externa: a veces necesitamos que otros nos reflejen nuestro valor.
  • Aprende sobre ventas éticas: vender no es engañar, es ofrecer una solución a quien la necesita. Venderse no es engañar, ofrecer nuestro trabajo es brindarle una solución a quien lo necesita.
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¿Qué nos decimos cuando pensamos en ofrecer nuestro trabajo?

¿Qué nos decimos cuando pensamos en ofrecer nuestro trabajo?

Algunos consejos para ofrecer tu trabajo:

Una vez que hayas descubierto y analizado las creencias limitantes frente al ofrecimiento de tu trabajo, puedes empezar a trabajar en qué y cómo ofrecerlo. Es fundamental destacar las habilidades y la experiencia que posees, poniendo énfasis en los logros y resultados obtenidos en trabajos anteriores.

Transmite tranquilidad respecto a tus capacidades. La idea es que demuestres de forma clara que sabes qué y cómo hacer en función de las necesidades de la empresa, porque ya viviste la experiencia, aunque no sea exacta, en otros trabajos. Para ofrecer tu trabajo a los 50 años, enfócate en tu experiencia valiosa. Actualiza tu currículum con palabras clave relevantes para el puesto, crea un perfil profesional en LinkedIn y amplía tu red de contactos asistiendo a eventos y talleres. Además, considera la flexibilidad laboral y el autoempleo, o explora el sector social si buscas un trabajo gratificante.

Experiencia vs. juventud:

No intentes competir con los más jóvenes. En su lugar, enfócate en demostrar el valor único que tu experiencia aporta a las empresas. Aprende a comunicar tu experiencia de manera atractiva para generar confianza y mostrar tu vigencia en el mercado laboral. Combatir el edadismo en el mercado laboral es un desafío que requiere el compromiso de todos. Las empresas que apuesten por la diversidad y la inclusión de los mayores de 50 no solo estarán haciendo lo correcto, sino que también obtendrán una ventaja competitiva.

¡El talento no tiene edad ni género y las Mujeres 5.0 lo saben!

* Lic, Daniela Rago, licenciada de Psicopedagogía, RRPP, Creadora de Mujeres 5.0

X: @Mujeres50

IG: @DanielaRago4