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Momia del Aconcagua: cómo cambió su conservación y el posible retorno a la montaña

Trasladado al Museo Cornelio Moyano, el cuerpo del Niño del Aconcagua inicia una etapa de conservación científica con mirada patrimonial.

El traslado del Niño del Aconcagua marca una reparación histórica entre la ciencia y las comunidades originarias.

El traslado del Niño del Aconcagua marca una reparación histórica entre la ciencia y las comunidades originarias.

Prensa Gobierno de Mendoza

El Niño del Aconcagua inició una nueva etapa en su historia. Cuarenta años después de su hallazgo en la ladera sur de la montaña más alta de América, el cuerpo ofrendado hace cinco siglos por el Imperio Inca fue trasladado al Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Cornelio Moyano, donde hoy descansa bajo un sistema de frío especialmente diseñado para su preservación.

La Dirección de Patrimonio provincial, junto a especialistas del Conicet y comunidades originarias, concretó el proceso con una mirada inédita en Mendoza: unir ciencia, cultura y respeto ancestral en un mismo gesto de conservación y reparación histórica.

Para Cristina Sonego, directora de Patrimonio, el traslado representa “una vuelta de página” en el modo de tratar bienes humanos sagrados. El trabajo, explicó, fue el resultado de años de diálogo con comunidades del Camino del Inca (Qhapaq Ñan), especialmente Guaytamari y Sumergiagué, vinculadas al sitio donde se realizó la ofrenda.

La funcionaria destacó que esta nueva etapa combina conservación preventiva y participación comunitaria, garantizando que la ciencia actúe en función del respeto y la dignidad del cuerpo.

La nueva sala de guarda y cómo se conservaba antes

Durante décadas, el cuerpo estuvo bajo la guarda del Conicet Mendoza, en una cámara que ante los estándares actuales es limitada. Con el paso del tiempo, la variación de temperatura y humedad generó pequeños deterioros, pese al esfuerzo técnico por mantener la estabilidad.

Momia del aconcagua en el Conicet - Archivo - Walter Moreno
Así se encontraba la momia conservada en el Conicet.

Así se encontraba la momia conservada en el Conicet.

La conservación anterior permitió sostener la integridad del cuerpo, pero hoy los avances tecnológicos permiten alcanzar un control mucho más fino del microclima, reduciendo al mínimo los riesgos. En el museo Cornelio Moyano se construyó una sala de guarda especialmente diseñada por la empresa mendocina Lusocani, con César Morales a la cabeza, a pedido de las conservadoras Valentina Ruggiero y Ana Paz. El espacio cuenta con aislamiento térmico total, control automatizado de humedad, filtros de aire de grado hospitalario y un grupo electrógeno exclusivo.

El sistema permite mantener el cuerpo entre –19 y –20 grados, con variaciones de apenas un grado. Este nivel de estabilidad evita que se formen cristales de hielo que puedan dañar los tejidos.

Las investigadoras Ruggiero y Paz viajaron por el país y el mundo observando cámaras de preservación, como las de las Momias de Llullaillaco, para aplicar los estándares más altos en Mendoza. El resultado es una instalación que se ubica entre las más avanzadas del continente, capaz de albergar un cuerpo humano congelado con parámetros internacionales de bioprotección.

Conservación de la momia del aconcagua en el Museo Cornelio Moyano (2)
Ruggiero, Paz y Morales. Los artifices de la sala de guarda que conservará a la momia en el Museo Cornelio Moyano.

Ruggiero, Paz y Morales. Los artifices de la sala de guarda que conservará a la momia en el Museo Cornelio Moyano.

Tecnología y prevención

Según las especialistas en conservación, el freezer anterior del Conicet tenía fluctuaciones de hasta 10 grados, lo que generaba microfracturas en los tejidos congelados. Hoy, el nuevo sistema replica las condiciones climáticas de la alta montaña, pero de forma controlada y segura. El objetivo es ralentizar al máximo cualquier proceso natural de degradación y evitar un “choque térmico” que podría alterar el equilibrio interno del cuerpo.

La sala funciona como una verdadera unidad de terapia intensiva patrimonial. Antes de ingresar, los técnicos deben pasar por una antesala donde se higienizan, se colocan trajes, cofias y guantes, y reducen la luz ambiente para evitar alteraciones.

Conservación de la momia del aconcagua en el Museo Cornelio Moyano (3)

Cada intervención se planifica con precisión. Cuando es necesario modificar el envoltorio o tomar mediciones, se baja temporalmente la temperatura y se controla el nivel de humedad para impedir la contaminación cruzada entre el cuerpo y las conservadoras.

Un cuerpo, no un objeto

Tanto Sonego como el director de Cultura de la provincia, Diego Gareca, remarcaron que se trata de un ser humano, un niño de entre 7 y 8 años, y no de una pieza de exhibición. La prioridad es el respeto y la humanidad con la que se aborda su tratamiento.

Por pedido de las comunidades originarias, el cuerpo no será sometido a nuevas investigaciones invasivas. Se restringieron las autopsias o extracciones, privilegiando técnicas no destructivas como la tomografía computarizada.

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Parte del ajuar, las seis estatuillas encontradas en el enterratorio.

Parte del ajuar, las seis estatuillas encontradas en el enterratorio.

En paralelo, el ajuar funerario del niño (compuesto por textiles, estatuillas y piezas ceremoniales) se conserva en el Museo Canals Frau de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

Los desafíos del retorno al Aconcagua

Uno de los puntos más sensibles es el futuro regreso del cuerpo al Aconcagua. Sonego confirmó que el proyecto existe, pero que requerirá de un tiempo indefinido que podría llegar a tardar incluso años de planificación y condiciones económicas adecuadas para construir un espacio de guarda idóneo en alta montaña.

No hay plazos definidos, porque, como remarcan desde Patrimonio, “estos procesos no se apuran, se respetan”. La restitución es un horizonte, no una urgencia y ya se ha dado un paso más que importante mejorando sus condiciones de conservación.

expedición momia del aconcagua (2) recorrido
A 40 años del hallazgo del niño del Aconcagua. Allí se encontró a la momia más alta del mundo.

A 40 años del hallazgo del niño del Aconcagua. Allí se encontró a la momia más alta del mundo.

Ciencia con mirada espiritual y ancestral

El nuevo sistema no busca sólo mantener la materia física, sino también sus valores simbólicos. En palabras de Sonego, “la conservación trabaja sobre todo lo que rodea al cuerpo, no sobre el cuerpo mismo” detalló la directora de Patrimonio. Esa perspectiva pone en diálogo la tecnología con la espiritualidad andina, en un equilibrio poco frecuente.

La conservación del Niño del Aconcagua es, ante todo, una muestra de respeto. A diferencia de décadas pasadas, hoy el tratamiento de restos humanos de valor arqueológico incorpora el diálogo con comunidades y la ética de la memoria.

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La nueva conservación del Niño del Aconcagua une tecnología y respeto espiritual.

La nueva conservación del Niño del Aconcagua une tecnología y respeto espiritual.

Como sostuvo Gareca, este paso no sólo representa un logro técnico sino también “una reparación histórica y cultural” para Mendoza y para los pueblos andinos.

Lo que viene

Por el momento, el cuerpo permanecerá en el Museo Cornelio Moyano sin modificaciones. No se prevén nuevas intervenciones hasta, por lo menos, 2026. Recién después se evaluarán estudios complementarios no invasivos para conocer su estado interno y avanzar en el diagnóstico de conservación a largo plazo.

El niño, hallado hace 40 años a más de 5.000 metros de altura, se encuentra ahora bajo condiciones dignas, protegidas y seguras. Su historia, que une la ciencia y la fe, el frío de la montaña y el calor humano del homenaje, todavía tiene mucho por decir. El camino hacia su restitución final será largo, pero ya comenzó.