La horrorosa "sorpresa" que encontró anoche una vecina del barrio SUPE
Fue en la madrugada. Norma Ferrer (68) escuchó que su perra ladraba. Pensó que quizá alguien se había metido en su casa. Y estaba en lo cierto, aunque la intrusa no pertenecía a la especie humana, sino que era una víbora de entre 70 y 80 centímetros. "¡Nos miraba, enroscada en el comedor!", cuenta.
No fue una madrugada apacible para Norma Ferrer (68), una vecina que vive cerca de la entrada del barrio SUPE de Godoy Cruz. A eso de las 3 de la mañana, escuchó que su perra Cona ladraba como loca: "primero supuse que era un ratón, pero después me asusté, porque pensé que a lo mejor nos estaban asaltando", cuenta. La familia se despertó y observó el lugar hacia donde ladraba Cona.
"Y ahí la vi. Estaba enroscada al lado del sillón del comedor", cuenta Norma.
¿Qué hacer con una yarará (Bothrops alternatus) de entre 70 y 80 centímetros que está literalmente en medio del hogar? "Mi hijo intentó moverla con un palo, pero el bicho lo mordía y vimos que echaba una especie de líquido.
No se acercaron porque sospechaban que el animal podía ser venenoso. Norma enlaza el relato: "mi hijo sí consiguió ubicarla debajo de un tacho de 20 litros, donde la dejamos. No queríamos matarla".
Reacción correcta
En un acto de lucidez, esta mañana la familia llamó a la Fundación Cullunche para pedir instrucciones. "Ahí nos aconsejaron que llamáramos al 911 y al ratito vino la Policía Rural. Con una especie de pinza tomaron al bicho por el cuello, lo metieron en una botella y se lo llevaron para soltarlo en los cerros", resume Norma.
La casa de la mujer está en el ingreso al barrio. Y no es extraño que en toda esa zona de contacto con el piedemonte los animales del ecosistema incursionen en busca de agua, calor o alimento. "Me contaron que estas víboras siempre andan en pareja -cierra la entrevistada-. ¡Espero que no!".
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