Crónica

El "Chacal" de la Cuarta Sección: los diarios del infierno - Parte 3

El relato de Cecilia, que fue abusada durante décadas por su padre, deja al descubierto fallas institucionales y personales imperdonables. ¿Cómo es que la escuela no hizo nada frente a una niña que llegó a tener 7 hijos a causa de esos abusos? ¿Y los vecinos? ¿Y la madre?

Facundo García
Facundo García domingo, 28 de junio de 2020 · 07:06 hs
El "Chacal" de la Cuarta Sección: los diarios del infierno - Parte 3
Perseguida La niña estaba a merced de su captor, que la agredía verbal, física y sexualmente. ¿Nadie le ayudó?

La vida de Cecilia, quien fue abusada por su propio padre desde que era bebé, pone a los mendocinos frente a un reflejo de las responsabilidades que no supieron asumir. Esa es una de las razones que llevaron a la víctima a volcar su experiencia en un diario. Desde hace semanas, MDZ viene difundiendo en exclusiva ese material, una verdadera advertencia sobre la soledad que soportan muchas niñas puertas adentro.

La semana pasada, de hecho, Cecilia recordó cómo un verano, en el cenit de la angustia, su cuerpo infantil empezó a llenarse de ampollas, lo que derivó en una internación de un mes en un hospital público. Allí nadie intuyó que la pequeña sufría vejaciones desde sus cuatro años. Luego fue el turno de la escuela: tampoco los docentes supieron entender lo que había detrás de los ojitos opacos de esa pequeña que en los recreos quedaba apartada y a quien nadie le conocía la sonrisa.

La periodista Luciana Agüero está recopilando los apuntes de Cecilia con miras a un futuro libro y confirma esa soledad. "La niña sufría bullying por su aspecto e introversión. La víctima completa: “tenia el pelo cortito, como varón, siempre me lo cortaban así y ningún nene quería jugar conmigo ni ser mi amigo”.

Mudanzas

Los vecinos sí sospecharon. Por eso cada vez que el padre, Armando Lucero, veía venir una denuncia, organizaba una mudanza y toda la familia se "esfumaba".

"Sentía que me iba a morir porque no podía respirar"

Vivieron en diferentes barrios del Gran Mendoza, como la Cuarta Sección y Dorrego. Cambiaba el paisaje, la prisión era la misma. A Cecilia no la dejaban ni siquiera salir a entretenerse con otros niños.

En una oportunidad, cuando habitaban una casa en el barrio Huarpes, el padre la llamó. "Yo me escondí debajo de la cama porque sabía lo que me iba a hacer(…). Como yo no quería salir, se enojó y levantó la cama para pegarme con el cinturón y me pateó en todo el cuerpo. Cuando me sacó de los pelos, me violó (...) Sentía que me iba a morir, porque no podía respirar. Al rato llegó mi mamá de trabajar y yo -que tenia la cara toda colorada y los ojos hinchados- la miré para que dijera algo. Pero no dijo nada”.

Cecilia hoy, tras media vida de infierno.

El rol de la madre

La mamá, Norma Ortubia, fue denunciada por hacer la vista gorda frente a estos crímenes. Por lo que se lee en los diarios de Cecilia, es prácticamente imposible que no supiera lo que padecía la pequeña.

"Volvían a la madrugada borrachos y yo sabía que iba a violarme"

Los episodios se repiten, una y otra vez, con un final predecible. El día en que los Empleados Judiciales hacían su fiesta era una jornada de horror destilado para la chica. Sabía que Ortubia y Lucero iban a volver borrachos

—Iban siempre a esa fiesta los dos, como si no pasara nada. Y volvían a la madrugada tomados, entonces al rato iba a violarme y era peor porque estaba borracho. Las piezas estaban pegadas y se escuchaba todo. Yo lloraba para que mi mamá me escuchara pero nunca vino a verme.

Cecilia tuvo 7 hijos de su padre. Pero una mañana se animó a revelar la verdad y Lucero terminó sus días en la cárcel. Ahora quiere que la mujer, Ortubia, también responda por lo que hizo. Por eso en 2018 radicó una denuncia que podría traer novedades en las próximas semanas. 

Los representantes legales de Cecilia son Cristian Vaira Leyton y Agustín Magdalena.

Magdalena y Vaira Leyton son los abogados de Cecilia. 

Sobre el uso de la palabra "chacal"

Distintas autoras han señalado la inconveniencia de referirse a los padres incestuosos con figuras del lenguaje como "chacal" u otros animales. Sostienen que la alusión a un pretendido estado de "naturaleza" exculpa a ciertos varones de su responsabilidad ante estos delitos. 

Se optó por mantener la palabra "chacal" en el título de esta nota porque implica una referencia clara para la mayoría de los lectores mendocinos. Ese hecho, de todos modos, no conlleva una renuncia a la perspectiva crítica sobre las formas en que la cultura tiende trampas para reforzar la desigualdad entre géneros. 

En otras palabras: el padre de Cecilia y quienes lo apoyaron cometieron un delito y -lejos de representar una anomalía absoluta- son el emergente de una tradición que cosifica el cuerpo femenino desde hace siglos, considerándolo una propiedad de los varones.

 

Archivado en