Más allá de la indignación

Excarcelaciones: cifras versus operaciones mediáticas

Se intenta instalar la idea de una "liberación masiva de asesinos y violadores" sin ofrecer datos. Es cierto que el contexto de pandemia traerá conflictos en las cárceles. Pero se trata de un problema mundial que se resuelve con inteligencia y cifras reales, no rasgándose las vestiduras.

Facundo García
Facundo García miércoles, 29 de abril de 2020 · 15:54 hs
Excarcelaciones: cifras versus operaciones mediáticas
Cárceles y pandemia El tema está que arde, no solo en Argentina.

El Juez de ejecución penal Sebastián Sarmiento recibió unos 70 pedidos de prisión domiciliaria desde que se declaró la cuarentena. Hasta el día de ayer, había otorgado solo 18. Y en el resto del Poder Judicial mendocino saben que el promedio de solicitudes similares que se admiten ronda esa proporción: no más de un 20 o un 30%. Se hace un análisis caso por caso y teniendo en cuenta el delito, así como el posible riesgo de las víctimas.

Ante ese contexto, lo que se torna alarmante no es tanto la política de excarcelaciones -que, entre otros, tiene como antecedentes un pedido de la ONU y una acordada de la Justicia local- sino la insistencia con la que algunos colegas sobreactúan el terror a lo que ilustran como una "liberación masiva" de asesinos y violadores.

Se trata de una afirmación imprecisa. Por lo menos en Mendoza, donde la cantidad de detenidos en situación de riesgo ante la pandemia se calculó en unos 400, los que pasaron a domiciliaria no son más de 100.

Y otra aclaración pertinente: no se trata de "liberaciones". Siguen cumpliendo su pena pero lo hacen en sus domicilios, para cuidar de su salud y evitar que una condena a reclusión se convierta en una eventual -e ilegal- "pena de muerte" por exponerlos al contagio.

Varias domiciliarias se otorgaron a presos por delitos de lesa humanidad

¿Qué pasa en las cárceles federales y en las bonaerenses? Según datos oficiales del Servicio Penitenciario Federal, se admitieron unas 260 domiciliarias en todo el país. En nuestra provincia, por lo menos 9 de esas domiciliarias se dieron a militares y policías condenados por delitos de lesa humanidad. En tanto, las salidas de las cárceles bonaerenses por causa del coronavirus se estiman en unas 439 entre un total de 44.822 presos, es decir el 0,97%.

Con todo, la inmensa mayoría de los beneficiados no tenía condenas por delitos graves y pertenecía a los grupos de riesgo frente al Covid-19.

Es innegable que se vieron y se verán algunos episodios horribles, como el de Pedro Olmos (67), que está acusado de violar a una chica de 13 años y le dieron domiciliaria a pocos metros de su víctima, en Burzaco (Provincia de Buenos Aires). Sin embargo la Ley no deja de ser Ley porque algún magistrado la aplique mal.

Anticipar -en base al copy-paste de cierta prensa o a declaraciones de algún político desesperado por pantalla- que se avecina una "suelta masiva de presos" no es solo incorrecto desde el punto de vista metodológico. También deja abierta la puerta a estrategias de desinformación que pretenden sacar provecho del malhumor que conlleva el aislamiento.

En el mundo

Las cifras de detenidos que han salido de las cárceles en otros países dimensiona en forma diferente a la experiencia argentina. No es que en otras latitudes sean más estúpidos, permisivos o "garantistas". La ecuación es cristalina: por un lado, los presos se enferman al toque, porque no se pueden aislar. Por otro, el personal penitenciario se contagia y se disparan las tasas de ausentismo. En Escocia, se calcula que el 25% de los guardias faltó este lunes porque estaba infectado o temía infectarse. ¿Quién va a vigilar a los delincuentes? ¿Los que despotrican al tuntún? 

Y lo más importante: el virus no sabe de celdas. La falta de salud en las cárceles -mal que les pese a algunos- deriva en la falta de salud en la sociedad. Tarde o temprano, la miseria salpica a todos.

Lo advirtió hace días Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. “En muchos países los centros de detención están atestados de manera peligrosa. Las consecuencias de no actuar a tiempo pueden ser catastróficas".

En vista de este peligro:

  • Perú ya anunció que indultará a unos 3000 reclusos.
  • Turquía calcula que sacará de las cárceles a 45.000 presos.
  • Indonesia mandará a sus casas a 30.000.
  • Irán, que no es reconocido precisamente por la sutileza de sus penas, va a largar a 85.000.
  • En el Brasil de Jair Bolsonaro se habla de unos 30.000 presos que están por salir o ya salieron.
  • En el Reino Unido se calculaba, a principios de abril, que se iba a sacar de los penales a unos 4000. Hoy podrían ser más.
  • Y en EE.UU se estima que como mínimo 10.000 personas ya salieron de las cárceles.
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