Violentísimo asalto

Un héroe de 65 años salvó a su familia en Chapanay

Erasmo Agüero estaba cenando junto a los suyos cuando dos delincuentes ingresaron a la casa. Le pedían plata y lo cortaban con cuchillos. Pero cuando comenzaron a agredir a su mujer y a su hijo, el hombre reaccionó.

Facundo García
Facundo García viernes, 10 de abril de 2020 · 19:54 hs
Un héroe de 65 años salvó a su familia en Chapanay
Chapanay Una foto del barrio en el que vive Agüero. En medio de la noche, dos sujetos entraron a su casa.

Ayer, cerca de las 23, Erasmo Agüero (65) y su familia se disponían a cenar mientras la noche de otoño se extendía por la localidad de Chapanay, en el Este mendocino. De pronto se escuchó un ruido fuerte. "Pensé que había explotado la garrafa", cuenta el hombre en diálogo con MDZ. Pero no: el estruendo era un golpe con un palo. Dos sujetos entraron a la casa y ahí comenzó una secuencia que la familia Agüero nunca olvidará.

Afuera, en el Callejón Vargas, nada hacía sospechar el drama que se vivía en esa casa. "Cada uno de ellos tenía un cuchillo. Me agarraron del cogote y me tiraron abajo de la mesa", relata Erasmo, que siempre trabajó en el campo pero se jubiló hace unos meses. Los maleantes los empezaron a tajear a él y a su esposa. "A mi esposa le decían que le iban a cortar las venas y la iban a degollar", recuerda.

La situación se fue poniendo áspera. De alguna manera, los atacantes sabían que Erasmo poseía unos ahorros: acababa de cobrar la jubilación y además tenía guardado un dinero que le quedó por vender sándwiches y gaseosas durante la cosecha. "Aparte mi hijo había vendido una camionada de uva, y de eso habíamos sacado unos 30.000 pesos", detalla el jubilado.

Erasmo tiene fama de ser una persona apacible.

"No sé de dónde saqué el coraje"

Los tipos seguían lastimando las piernas de Erasmo y los brazos de su esposa. Después se la agarraron con el hijo, que tiene unos treinta años. Le empezaron a pegar entre los dos maleantes. "Imagínese usted que está ahí y ve que le están golpeando la familia...uno reacciona", admite el señor, que entre sus vecinos tiene fama de ser tranquilo.

En una habitación, el jubilado guardaba un cuchillo para carnear chanchos que heredó de su padre

Y ahí fue el momento clave, porque Erasmo pasó a la acción. Su voz da la impresión de retornar a aquel instante cuando lo rememora. "Vi a mi esposa, vi a mi hijo a quien le pegaban de a dos, y entonces me escapé a la pieza". En una habitación, el jubilado guardaba un cuchillo para carnear chanchos que heredó de su padre. 

Este tipo de cuchillos suelen ser largos y muy filosos. Con eso salió Erasmo, todo ensangrentado, a enfrentar a los dos ladrones, que huyeron corriendo. "Llegué a clavar a uno cerca del pecho. Lo sé porque dejó un rastro de sangre mientras se iba", aventura él.

—Y si usted me pregunta, señor, no sé de dónde saqué el coraje. Supongo que siento que mi hijo y mi esposa son más valiosos que mi vida— se sincera Erasmo.

A casi un día de los hechos, los Agüero recién empiezan a salir del shock. A Erasmo hubo que suturarle las heridas. A su mujer también: le colocaron por lo menos ocho puntos en los brazos. El hijo tiene el tabique roto. Todos creen que en la zona "están regalados" frente a los delincuentes. "Nada. Hace cuatro meses le robaron la moto a mi pibe. Algo hay que hacer", opina el jubilado, que además de valiente es diabético y tiene problemas cardíacos.

 

Otro paisaje de Chapanay.

 

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