Estafa con supuestas frambuesas chilenas orgánicas
Fruta mal etiquetada, valuada en más de 12 millones de dólares, fue enviada a Canadá. El engaño comercial se extendió por tres continentes.
Frutti di Bosco es una empresa comercializadora de frutas con base en el centro de Santiago de Chile. Hacia allí apuntaron los inspectores de la aduana chilena y el resultado fue que incautaron información que revelaba una estafa comercial con ecos en tres continentes.
En realidad, el fraude estaba vinculado con las frambuesas. Cultivadas en China, se enviaron a una planta de empaque en la zona central de Chile, donde Frutti di Bosco las volvió a empaquetar y "rebautizó" cientos de toneladas de fruta como "productos orgánicos de primera calidad cultivados en Chile" (sic).
La fruta fue enviada a las ciudades canadienses de Vancouver y Montreal. Se estima que al menos unos 12 millones de dólares en frambuesas mal etiquetadas fueron exportadas a Canadá entre 2014 y 2016.
Buena parte de ese producto provino del proveedor chino Harbin Gaotai Food Co Ltd. Pero a posteriori, las autoridades sanitarias canadienses vincularon las bayas de Harbin Gaotai con un brote de norovirus de 2017 en Quebec que enfermó a cientos de personas. Las autoridades canadienses ordenaron el retiro del mercado de las frutas que habían llegado directamente desde el gigante asiático.
Las frambuesas de Harbin Gaotai también habían ingresado a Canadá durante ese período como fruta falsamente etiquetada, enviada desde Chile por Frutti di Bosco.
El pacto comercial Canadá-Chile, que entró en vigencia en 1997, les permite a los exportadores autocertificar la procedencia de sus productos. El acuerdo permitió que las bayas mal etiquetadas ingresaran a Canadá libres de aranceles, evadiendo un impuesto del 6% aplicado a la misma fruta importada de China, de acuerdo a lo que consta en los documentos de la aduana trasandina.
La fruta convencional representada como "orgánica" podría alcanzar precios superiores, aprovechando la reputación de Chile en cuanto a seguridad y calidad. Según detectaron los inspectores, los documentos que certifican que la fruta es orgánica fueron falsificados.
El escándalo, del que ahora trascienden los detalles, fue descubierto en 2017. El año pasado, el titular de la compañía se declaró culpable de dos cargos criminales por presentación de declaraciones falsas en documentos de exportación. Lo multaron con 6.266 dólares y recibió dos sentencias de 61 días cada una.