Caso Neuss: "Silvia fue aniquilada por la violencia de género"
Todo indica que Silvia Saravia fue asesinada el sábado por su propio marido, el millonario Jorge Neuss. Este martes, Gabriela Rangel, una amiga de la víctima, salió a criticar duramente la forma en que se relató el caso en los medios de comunicación y se lamentó por no haber actuado antes.
Gabriela Rangel es venezolana. Era una de las mejores amigas de Silvia Saravia, la mujer que el sábado fue asesinada a balazos por su propio marido, el empresario Jorge Neuss. Por eso es que este martes decidió romper el silencio a través de un texto que publicó en Clarín y en el que criticó que los medios hayan caracterizado a la víctima "como una tipología más que una persona: la mujer elegante y pasiva de clase alta asesinada por su marido en un country".
Rangel es también la directora del Museo de Arte Latinoamericano Buenos Aires (MALBA). Conoció a Silvia en Nueva York, gracias a su profesión en el mundo del artes. "Con Silvia desarrollé a lo largo de estos años una sólida y bella amistad que superó la década", relató Rangel. Y contó, además, algunos detalles desconocidos por la opinión pública, en un intento de alejarla del rincón estereotipado en la que la pusieron los medios.
La describió con ternura: "Silvia, amante de la literatura de Albert Camus y de la ópera, curiosa, jovial, delicada e inteligente mujer que devino parte de un magro grupo de personas con quienes me siento en casa donde quiera que me encuentre (...)".
"El Diablo siempre está en los detalles: ¿por qué no pude ayudarla?
Pero Rangel también se hizo cargo de una especie de culpa que la persigue, porque deslizó que desde hace tiempo distinguía detalles de que algo no estaba bien. "El Diablo (y Dios) siempre está en los detalles. ¿Por qué no pude ayudarla? ¿Qué dejé de hacer por ella?".
Los medios
Rangel no ahorró críticas hacia el periodismo, al decir que "uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido el tratamiento informativo que se ha dado a la noticia, la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la victima, incidentalmente descrita como un apéndice mudo, adosado a la biografía de un acaudalado marido".
"Una sentencia de muerte pende sobre centenares de mujeres"
En consecuencia -añadió- la víctima quedó retratada como "una mera figura genérica más que en una persona específica con rasgos particulares, cuya vida, por cierto, debemos recordar, ha sido aniquilada por un acto de violencia de género".
Cerca del final, arrojó una advertencia. "Inevitablemente, una sentencia de muerte aún pende sobre centenares de mujeres, quienes dejan de tener rasgos propios para pasar a ser parte integral de una forma extrema y aniquiladora de soberanía masculina. Dichas potenciales víctimas son el elemento sacrificial y por lo tanto descartable de un sistema, no importa el estrato social de pertenencia. Pero a este punto, nada puede restituir la vida a Silvia Saravia".