La historia oculta del río Zonda: el antiguo cauce que atravesaba Mendoza
Investigadores de la UNCuyo y el Conicet reconstruyeron la historia del río Zonda, un antiguo curso de agua de la provincia.
El río Zonda dejó huellas en la provincia que hoy son estudiados por científicos del Ianigla.
Mendoza tuvo un río llamado Zonda. No es el viento ni una exageración poética, fue un antiguo sistema fluvial que existió hace miles de años y que llegó a unir los actuales ríos Mendoza y Tunuyán en un solo cauce que avanzaba hacia el este de la provincia.
Hoy ese río ya no corre en la superficie, pero dejó marcas profundas en el territorio. Paleocauces gigantes, depósitos de sedimentos y un abanico fluvial de enormes dimensiones permiten reconstruir una Mendoza muy distinta, con mucha más agua de la que hoy podemos imaginar.
Te Podría Interesar
Esa historia comenzó a estudiarse en profundidad a partir de un trabajo científico desarrollado por investigadores de la UNCuyo y el Conicet, que buscan entender cómo fue la evolución del río Mendoza y su relación con este antiguo río Zonda.
Un río que cambió de curso mucho después de lo pensado
Desde 2019, un equipo interdisciplinario analiza la evolución geomorfológica del río Mendoza desde hace unos 100 mil años, hasta la actualidad. El trabajo está dirigido por Stella Maris Moreiras, investigadora del Conicet y profesora de la UNCuyo.
“Hasta el momento hemos podido determinar que el río Mendoza abandonó tardíamente el piedemonte de Mendoza y cambió de curso hacia el este-noreste, con edades mucho más jóvenes de las que se pensaba”, explicó Moreiras. Antes se creía que ese cambio había ocurrido hace más de 126 mil años.
En ese contexto histórico aparece el río Zonda, un sistema fluvial antiguo en el que los ríos Mendoza y Tunuyán formaban uno solo. Entender su dinámica permite pensar escenarios que podrían repetirse en el futuro frente a cambios climáticos o movimientos tectónicos.
Evidencias que se ven desde el aire y en el terreno
El viernes 12 de diciembre se realizó el seminario “Zonda: huellas de un antiguo río que drenó la planicie nororiental mendocina”, a cargo de Javier Oropeza, becario doctoral del Ianigla. Allí se presentaron pruebas concretas de la existencia de este paleorío.
“La idea del seminario fue mostrar evidencias geológicas y geomorfológicas de un antiguo río que formaron el río Tunuyán y el río Mendoza juntos, hacia el este”, explicó Oropeza en diálogo con MDZ. Si bien el río ya había sido mencionado por otros investigadores, nunca se lo había estudiado en detalle.
Uno de los grandes aportes del trabajo fue la identificación de un mega abanico fluvial, un enorme depósito de sedimentos generado por el río Zonda. “Es un depósito que no había sido descubierto hasta ahora, básicamente por las dimensiones que tiene”, señaló el investigador.
Un mapeo inédito del antiguo río Zonda
En los últimos años, el equipo logró realizar un mapeo completo del mega abanico fluvial y de sus paleo cauces. “Hicimos un mapeo geomorfológico de todo el mega abanico, con todos sus paleo cauces y los lóbulos que lo componen”, detalló Oropeza.
El trabajo no fue sencillo. Se trata de una zona muy plana, con fuerte cobertura de arena transportada por el viento y con pocos puntos visibles para estudiar en campo. Por eso, el uso de imágenes satelitales y modelos de elevación fue fundamental.
“Es una región de muy poca pendiente y es difícil verla sin estas herramientas”, explicó. Además, se trata de sectores de difícil acceso, lo que obligó a adaptar la metodología para poder avanzar con la investigación.
Paleo cauces gigantes y una Mendoza impensada
Las evidencias más impactantes del río Zonda pueden verse incluso en imágenes abiertas como Google Earth. “Lo más evidente son esos paleocauces tremendos que tienen extensiones de más de 600 kilómetros y anchos aproximados de entre 2 y 4 kilómetros”, describió Oropeza.
Estas dimensiones permiten imaginar un caudal muy superior al actual. Según los investigadores, los depósitos analizados indican que hubo períodos con mucha agua y gran cantidad de sedimentos circulando por el sistema. “Si los depósitos nos dan alrededor de 20 mil años, asumimos que para esas fechas había mucha agua en el sistema y mucha materia disponible”, explicó Oropeza, en referencia a momentos cercanos al último período glaciar.
Qué aporta esta historia para el futuro del agua en Mendoza
Conocer la historia del río Zonda no es solo una curiosidad científica. Estos estudios ayudan a entender cómo se comporta el subsuelo mendocino y cómo se distribuye el agua en las cuencas actuales. “El material que formó este abanico es responsable de muchos de los acuíferos que tenemos hoy”, señaló Oropeza.
Los sedimentos gruesos y las arenas permiten la acumulación de agua bajo tierra, algo fundamental en una provincia árida. Además, el equipo investiga posibles levantamientos tectónicos que podrían haber influido en la evolución del río. Estos movimientos ayudan a explicar por qué el sistema fluvial cambió de curso y dejó de existir como tal.
El nombre río Zonda no es nuevo. Según explicó Oropeza, fue utilizado por primera vez en trabajos del geológicos de 1954 y retomado en estudios posteriores durante la década del 70. Aunque esos trabajos no estaban fácilmente disponibles, la investigación actual recupera ese nombre y lo resignifica con nuevas evidencias científicas. Así, el río Zonda deja de ser una mención aislada y se convierte en una pieza central de la historia ambiental de Mendoza.
“Lo que más me llama la atención es la envergadura de estos depósitos y la cantidad de agua que debió haber fluido”, reflexionó Oropeza. Imaginar ese paisaje hoy resulta casi imposible, pero sus huellas siguen ahí, bajo nuestros pies.






