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Gentrificación: la tendencia urbana que cambia la fisonomía de Mendoza

Es un proceso de expansión urbana que cambia el perfil inmobiliario de diferentes zonas al radicarse sectores de alto poder adquisitivo. Cuáles son los beneficios y los perjuicios de este movimiento. Los ejemplos aquí y en el mundo..

"Antes todo esto era viña", pero ahora lo que se ve son loteos y loteos de emprendimientos inmobiliarios y desarrollos privados que le han cambiado la cara a amplias zonas de Gran Mendoza. Terrenos cultivables que dejaron su lugar a construcciones con el consiguiente desplazamiento de fincas, caseríos y habitantes de la zona. Esto también tiene su réplica urbana en algunas de las áreas más transitadas de los departamentos de la metrópoli, como ser barrios de Godoy Cruz, Luján y Ciudad por citar algunos ejemplos. Y ¿cómo se llama este proceso? Gentrificación

La gentrificación es un fenómeno que se da en grandes urbes, con el impulso de flujos de turistas, dinero, y de familias que buscan reubicarse en zonas estratégicas de la ciudad. Es un proceso que moderniza y le cambia la cara a distritos que eran ocupados por habitantes de estratos medios y bajos, zonas que se resignifican y adquieren nuevo estatus a la par de la construcción de edificaciones que relanzan su fisonomía arquitectónica.

Mirá el antes y el después de la calle Viaytes

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Esta tendencia se da de un modo mucho más acentuado en lugares como México y Puerto Rico en los que se dan protestas de vecinos que reclaman por sus condiciones de vida y por verse desplazados de sus lugares de origen, debido a que el asentamiento de capitales y personas con mayor poder adquisitivo redefinen las coordenadas urbanas, con la instalación de circuitos habitacionales, comerciales y turísticos que los corren hacia la periferia.

Diego Kotlik, arquitecto especialista en planificación urbana y regional, sostiene a MDZ que la gentrificación "es el proceso por el cual un barrio o territorio cambia su uso y su población debido a la llegada de sectores con mayor poder adquisitivo u otros usos más rentables. Esto encarece el costo de vida o transforma el paisaje y desplaza —de forma directa o indirecta— a quienes lo habitaban o utilizaban tradicionalmente". Está claro que estos procesos no se dan sin trastornos para quienes se ven corridos de sus lugares de origen, lo cual dificulta su posterior inserción.

Matías Dalla Torre es el director de Planificación de la Subsecretaría de Infraestructura y Desarrollo Territorial de Mendoza. Es un estudioso del tema y dice a MDZ que "este fenómeno se inicia cuando una zona degradada o de vulnerabilidad comienza a ser atractiva para el desarrollo inmobiliario, dando paso a un proceso de renovación y reconstrucción urbana". Siempre implica que una corriente de personas de ingresos altos desplaza a sectores de menores recursos.

Qué implica la gentrificación

Modifica tanto áreas urbanas como rurales al disponer una estética uniforme que borra lo local, opera sobre el paisaje, a veces para peor, y trastoca los vínculos entre vecinos. Lo comunitario pierde su razón de ser y su diversidad se difumina para adquirir características exclusivas y estandarizadas, generando tensiones sobre quién pertenece y cómo se vive el territorio.

El paisaje cambia rápido: fachadas renovadas, nuevas edificaciones con otros parámetros arquitectónicos, comercios exclusivos, estética uniforme y pérdida de lo local. Suben los valores inmobiliarios, y el barrio —o el entorno rural— empieza a parecerse más a una postal que a una comunidad. Lo que era diverso y cotidiano se vuelve homogéneo y excluyente.

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¿Gentrificación o Expansión Descontrolada?

Dalla Torre se cuida de aclarar que que en la provincia no se ve un proceso consolidado de gentrificación aunque sí puede haber atisbos. Estos pueden verse en zonas del piedemonte, de Maipú y de Luján especialmente, con el envión de nuevos barrios cerrados y complejos comerciales, que revalorizan los terrenos y atraen capitales que terminan quitando de en medio emplazamientos como viñas, fincas, y demás inmuebles originales que había en la zona.

Dalla Torre sostiene: "Personalmente entiendo que (las urbanizaciones) responden más a un crecimiento urbano explosivo y, a menudo, no planificado y entiendo que no pueden explicarse mediante el marco teórico de la gentrificación. Estos cambios en el territorio de una fisonomía rural a un entorno urbano y social se iniciaron antes de la sanción de los planes municipales de ordenamiento, y están vinculados más a una expansión urbana en zonas no planificadas para uso urbano y también, a condiciones macroeconómicas que han reducido la competitividad del sector agropecuario, llevando a muchos finqueros a vender sus tierras para loteos".

Por su parte, Kotlik sostiene que sí se ve gentrificación tanto en zonas rurales y ambientales como urbanas de Mendoza. "Barrios céntricos como la Quinta Sección o el Bombal muestran signos de renovación excluyente, mientras que en áreas rurales como Guaymallén o Maipú, fincas productivas han sido reemplazadas por desarrollos inmobiliarios. La gentrificación en Mendoza avanza sin planificación ni infraestructura adecuada, transformando territorios urbanos, rurales y ambientales de forma excluyente y desplazando silenciosamente a quienes los habitaban o producían en ellos".

Este especialista destaca el corredor de avenida Belgrano en Ciudad y el barrio Bombal como locaciones en los que hay un proceso más consolidado de gentrificación con usos mixtos, valorización inmobiliaria y transformación urbana sostenida por su cercanía a la Casa de Gobierno y al centro.

En los lugares en los que se ve una gentrificación incipiente es en La Compuertas en donde los desarrollos inmobiliarios están cambiando el contexto que fue predominantemente vitivinícola. En estos casos, hay decisiones municipales tendientes a proteger el ecosistema como ser la reserva que impulsó Luján de Cuyo para preservar viñedos tradicionales y promover el enoturismo sustentable. También en El Challao los emprendimientos urbanísticos cambian el histórico perfil del área, ligado a circuitos más agrestes y rurales.

Dalla Torre dice que "en nuestra provincia existen procesos de revitalización de vacíos urbanos y espacios degradados, orientados a atraer nuevas actividades que generen desarrollo, riqueza e impactos positivos para la comunidad en general. Sin embargo, hasta el momento no hay evidencia suficiente que permitan afirmar la existencia de procesos de gentrificación consolidados en el territorio, tarea pendiente para la investigación social y urbanística".

El funcionario remarca que "se observan estrategias de revitalización de vacíos urbanos o espacios degradados por parte de los gobiernos locales los cuales buscan atraer actividades que generen desarrollo y riqueza pero por supuesto para recuperar y dotar de infraestructura a espacios urbanos degradados", lo cual busca desterrar los fundamentos de un proceso gentrificador.

Antes y después: los chalets le dan lugar a edificios

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Qué es lo que pasa en el piedemonte mendocino

En el piedemonte la urbanización se da de un modo más caótico, cuasi azaroso, en busca de terrenos en los que que se construye sin planificación y con los riesgos aluvionales que implica por estar en zonas de deslave. Uno de los principales objetivos del ordenamiento territorial es poder organizar y contener esas urbanizaciones que se han desarrollado sobre las laderas para evitar que sigan avanzando.

"En el piedemonte, si bien existen algunos emprendimientos exclusivos, la mayor parte de la urbanización está compuesta por sectores medios y populares. No se trata de tierras públicas, pero sí de espacios de alto valor ambiental que están siendo transformados por la expansión urbana sin planificación", dice Kotlik. En este caso al ser los protagonistas de estos desarrollos, en su mayoría, sectores de ingresos medios o bajos no cumple con el "requisito" de generar un flujo de altos ingresos que terminan siendo procesos excluyentes y estratificadores. Pero la realidad del piedemonte es preocupante por cómo se han dado los impulsos urbanos de un modo tan desordenado.

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Los procesos en el piedemonte, y zonas rurales también entran dentro de la categoría de gentrificación ya que en estos casos se da en zonas rurales, ambientales y turísticas, que transforman y desplazan no solo a la población, sino que también impactan en los usos productivos.

¿Hay una planificación de la gentrificación en Mendoza?

La gentrificación se da por oleadas en las zonas de Mendoza que van ocupando los capitales y los interesados guiados por el propio interés en desarrollar emprendimientos inmobiliarios en las áreas más apetecidas porque se les ve un potencial económico a explotar. "La gentrificación en Mendoza avanza sin planificación ni infraestructura adecuada, transformando territorios urbanos, rurales y ambientales de forma excluyente y desplazando silenciosamente a quienes los habitaban o producían en ellos", amplía Kotlik.

Dalla Torre menciona el plan de ordenamiento territorial como norma contenedora de la urbanización de Mendoza que busca equilibrar los desarrollos y evitar que las construcciones impacten negativamente en el contexto. "Hay fortalezas y desafíos urbanísticos en el Gran Mendoza y en este sentido hay muchos factores positivos y sobre ellos debemos pararnos para construir un desarrollo urbano sostenible. La existencia de una planificación territorial integral a través de la Ley 8.051 de ordenamiento territorial y el plan provincial de OT, son dos ejemplos. También la existencia de instituciones de coordinación intermunicipal como UNICIPIO, que facilitan la articulación de políticas entre gobiernos locales pero principalmente, hay una comunidad mendocina con una cultura arraigada en el cuidado del agua y del ambiente".

Causas, beneficios y perjuicios

Detrás de estos procesos, está "la especulación inmobiliaria" que busca nuevos terrenos para construir y vender. Es un proceso en el que se destaca una carrera de valorización del inmueble en áreas que no tienen una rentabilidad consolidada, para luego comerciar. Aquí la oportunidad de la recotización juega un rol destacado para alentar las inversiones y proyectos, en el que manda la capitalización de la colocación inicial.

También ocurre por la revalorización simbólica del paisaje, por políticas de promoción urbana o turística, y por decisiones individuales o familiares que llevan a ocupar suelo disponible aunque carezca de infraestructura, como respuesta a necesidades habitacionales o de arraigo.

"La gentrificación puede traer mejoras urbanas como renovación de calles, apertura de cafés y aumento de inversión privada —como ocurre en zonas de Chacras de Coria. Pero también genera perjuicios: suba de precios, desplazamiento de vecinos, pérdida de identidad loca, creación de nuevas identidades y homogeneización del paisaje, como se observa en viñas y olivares convertidas en barrios cerrados", reflexiona Kotlik.

El centro de Godoy Cruz es un ejemplo positivo ya que se renovó con plazas, cultura y espacios como el Arizu. Aunque hay presión inmobiliaria, se buscó incluir a emprendedores y conservar el espíritu barrial. "Un ejemplo de que se puede mejorar sin echar a nadie", dice Kotlik.

Casos de gentrificación en el país y en el mundo

Ciudad de México es un ejemplo paradigmático de estos procesos de gentrificación que generan malestar social en los habitantes originales ya que se ven desplazados hacia los márgenes. De hecho reportes de la BBC hablan de que en los barrios de Roma y Condesa el rápido encarecimiento de las viviendas obligó a amplias franjas de familias de ingresos medios y bajos a buscar techo en distritos más accesibles. Hoy por hoy, Condesa y Roma se han vuelto una contraseña de estatus para quienes pueden habitar en sus coquetas calles y morar en sus casas sofisticadas.

A principios de julio, en Ciudad de México se realizaron marchas contra la gentrificación. Estas protestas reunieron a un centenar de personas, en su mayoría jóvenes, en los mencionados Roma y Condesa. Allí se multiplicaron los carteles que evidenciaban que el reclamo no se limita a la llegada de nómadas digitales tras la pandemia. La manifestación buscó visibilizar cómo la presencia de extranjeros en barrios turísticos, paseando a sus mascotas o trabajando desde cafés, está transformando la vida cotidiana. El malestar expresado refleja un debate que crece en la capital azteca. Para los manifestantes, el fenómeno afecta tanto el acceso a la vivienda como la identidad barrial.

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Tal es el nivel de la polémica en México del proceso gentrificador que obligó a intervenir a la propia presidente Claudia Sheinbaum, a quien los manifestantes le reclaman medidas para evitar el alza del costo de vivienda en un país donde crece la demanda y la oferta se ve reducida. La mandataria tomó rápida participación en la controversia para evitar que escalara. "Solo con un abordaje integral y sistémico se puede evitar que crezca el costo de vida y de vivienda en la ciudad", dijo para agregar que un costo de renta contenido evitará que se formen guetos sociales y que haya fronteras clasistas en la capital mexicana.

Condesa y Roma son dos exclusivos barrios rediseñados arquitectónicamente al pulso de las diferentes corrientes turísticas de altos ingresos, lo cual dio lugar a la gentrificación: esto es la recepción de extranjeros y nómadas digitales con poder adquisitivo y la salida de nacionales a los bordes de la ciudad. En consecuencia, los mexicanos reclaman por lo prohibitivo de sus precios y piden que se respete la cultura autóctona para frenar la hibridación cultural y lo que más condenan: la segregación racial.

Puerto Rico es otro caso de gentrificación que se ha visibilizado de la mano de Bad Bunny. "Yo realmente me preocupo por Puerto Rico. Y no me parece bien representar eso de que los turistas vengan aquí, digan: 'Qué bello es Puerto Rico', y se vayan sin saber lo que sufre el que vive aquí", expresó el artista latino más escuchado en el mundo, en una entrevista para el podcast puertorriqueño El Tony.

Más acá y más cerca nuestro podemos hablar del caso de Puerto Madero. Este es un caso emblemático de renovación urbana a gran escala que transformó una zona portuaria degradada en un barrio de lujo, atrayendo a población de alto poder, impulsando una nueva fisonomía urbana y nuevos patrones de consumo, generando dificultades para la permanencia de los habitantes debido al incremento del costo del precio de lotes y alquileres.

Un caso negativo puede ser San Telmo ya que es un distrito que se volvió tan turístico que los vecinos de toda la vida fueron desplazados. Cafés gourmet, galerías y alquileres carísimos cambiaron la onda del barrio, que ahora parece más una escenografía para turistas que un lugar auténtico.