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Fiestas y bienestar emocional: claves para acompañar a las personas mayores

Las fiestas pueden intensificar la soledad y el estrés en personas mayores. La importancia de los vínculos, el entorno y el cuidado profesional.

Especialistas advierten que las celebraciones pueden intensificar la soledad y el estrés en personas mayores, y destacan la importancia de los vínculos, el entorno y el cuidado profesional.

Especialistas advierten que las celebraciones pueden intensificar la soledad y el estrés en personas mayores, y destacan la importancia de los vínculos, el entorno y el cuidado profesional.

Las fiestas de fin de año suelen asociarse a encuentros y alegría, pero para muchas personas mayores pueden convertirse en un período emocionalmente sensible. La soledad, el aislamiento, la ansiedad o la melancolía tienden a intensificarse, especialmente en quienes viven solos o cuentan con redes de apoyo limitadas.

Frente a este escenario, especialistas coinciden en que el bienestar emocional durante las fiestas se construye a partir de tres pilares fundamentales: los vínculos, el entorno y la calidad del acompañamiento profesional.

Desde Centro Hirsch, institución con más de nueve décadas de trayectoria en el cuidado integral de personas mayores, sostienen que las celebraciones de fin de año no deberían representar un riesgo emocional, sino una oportunidad de encuentro y contención, siempre que exista planificación y apoyo adecuado.

Centro Hirsch 7

Contención durante las fiestas

“Las fiestas pueden tener un impacto significativo a nivel emocional en las personas mayores. Por eso es fundamental considerar sus necesidades y planificar estas fechas teniendo en cuenta su red de apoyo, el lugar donde viven y las posibilidades reales de compartir con otros”, explica Emilce Schenk, coordinadora del Equipo Psicosocial de la institución.

Uno de los aspectos centrales es el valor de los vínculos. La presencia, la escucha activa y la inclusión en reuniones familiares siguen siendo claves. “Estar con la persona mayor, visitarla, incluirla en celebraciones, pero también darle espacio para que pueda hablar y expresarse, es esencial. Muchas veces ese tiempo de escucha no se habilita en la rutina cotidiana y eso impacta directamente en su bienestar emocional”, señala Schenk.

A la vez, remarca la necesidad de respetar los límites físicos y emocionales: cuidar horarios, distancias, prever descansos y evitar la sobreexigencia. Cuando los sentimientos de tristeza o soledad persisten, subraya la importancia de contar con el acompañamiento de un equipo de salud mental.

El entorno también cumple un rol determinante. Espacios seguros, verdes y cuidados, sumados a propuestas pensadas para fomentar la socialización, contribuyen a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. “No se trata solo del espacio físico, sino de las actividades, el trabajo de los profesionales y la posibilidad de generar oportunidades constantes de encuentro”, explica la especialista. Con el tiempo, ese entramado favorece la construcción de comunidad y mejora la calidad de vida.

El acceso a la naturaleza aporta beneficios concretos: ayuda a regular el sueño, reduce la ansiedad y ofrece momentos de calma, algo especialmente valioso en contextos urbanos donde el aislamiento suele ser mayor.

Cuidado profesional de personas mayores

Durante las fiestas, el cuidado profesional adquiere un valor diferencial. “El acompañamiento desde la escucha, la empatía y la validación emocional es clave. A diferencia de los vínculos familiares, muchas veces atravesados por historias complejas, el cuidador profesional puede sostener situaciones difíciles desde la experiencia y la objetividad”, afirma Schenk.

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En este marco, Centro Hirsch refuerza en diciembre su propuesta institucional con actividades recreativas y significativas, como conciertos, coros, baile, escritura de mensajes, actividades en la piscina y encuentros semanales destinados a fortalecer los lazos sociales.

“Son propuestas optativas, pero con alta participación, que generan alegría, conexión y un impacto positivo en el estado anímico”, concluye.

Con planificación, acompañamiento y entornos adecuados, las fiestas pueden transformarse en una instancia de contención y bienestar emocional para las personas mayores, reforzando vínculos y promoviendo una experiencia más saludable e inclusiva.