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El boom del Burako: amigas, terapia y cambio de paradigma entre las mujeres +60

Grupos de mujeres de Mendoza se juntan una vez a la semana a jugar al Burako. La importancia de la amistad y los cambios de hábitos de la tercera edad.

Una vez a la semana grupos de amigas de Mendoza juegan al Burako.

Una vez a la semana grupos de amigas de Mendoza juegan al Burako.

Gabriela Sanchez

“Las paso a buscar a las 5 y nos vamos a lo de Martita”, es el último mensaje en el grupo de WhastApp de cuatro amigas maipucinas. Es sábado y religiosamente desde hace un par de años se juntan ese día de la semana para jugar al Burako.

“Antes nos juntábamos entre semana pero todas tenemos otras actividades y se nos complica. Si alguna viaja o no puede avisa en el grupo y nos juntamos el viernes, sino el sábado aunque seamos tres”, comenta Nora (64) mientras Carmen (68), Marta (78) y Cristina (73) ordenan las fichas para empezar a jugar.

Burako Portada

Para las “cobra club” el día de encuentro es el jueves. Son seis mujeres -Silvia (60), Raquel (75), Claudia (64), Cristina (74), Silvana (52) y Mirta (76)- que ponen su vida en pausa un día a la semana para tomar el té, jugar al Burako, cenar y a veces, hasta tomar unos tragos y bailar hasta la madrugada.

Burako en tiempos de pandemia

“Yo estoy separada y Cristina es viuda. La pandemia fue muy difícil para nosotras y nos empezamos a juntar a charlar”, recuerda Nora.

“Mis hijos me dejaban la mercadería en la puerta. No nos juntábamos con nadie y un día le dije que jugáramos al Burako y así empezamos a jugar. Después le dijimos a Carmen y todas las semanas nos empezamos a ver”, agrega Cristina.

Burako en Mendoza
Carmen, Cristina, Nora y Marta se juntan hace cinco años a jugar al Burako.

Carmen, Cristina, Nora y Marta se juntan hace cinco años a jugar al Burako.

De ese tiempo les quedó la costumbre de llevar a cada una su mate. Cuando se levantaron las restricciones en Mendoza, sumaron a Marta y ahora las cuatro acomodan sus agendas para verse una vez a la semana.

El plan es simple: juegan, toman mate, comen alguna cosa dulce, nunca faltan los caramelos. Después de dos partidas hacen un receso para cenar y terminan la noche con un juego final.

Burako nota interno

Burako, té y risas

Desde hace un año y medio seis amigas se juntan los jueves en una casa distinta y ocupan dos juegos de Burako. El ritual empieza con el té, después juegan -en general tres partidas- y cenan algún entremés acompañado de un trago.

Burako en Mendoza
Claudia, Raquel, Silvana, Silvia, Cristina y Mirta se juntan hace un año y medio todos los jueves.

Claudia, Raquel, Silvana, Silvia, Cristina y Mirta se juntan hace un año y medio todos los jueves.

“A veces hacemos la mesa del té temática para Pascua o Halloween. Una vez compré pelucas y fue la tarde de Barbie”, comenta Claudia entre risas.

“Nos quedamos hasta muy tarde, a veces se nos hacen las 3 de la madrugada. Ya tenemos un remis conocido porque no vivimos todas en el centro”, agrega Silvia.

Siempre tratan de estar todas, pero si alguna falta la juntada no se suspende ni se suma nadie al grupo, que aseguran es muy codiciado y tienen lista de espera para ingresar.

Burako en Mendoza
La tarde los jueves empieza con el té.

La tarde los jueves empieza con el té.

Burako-terapia

Todas coinciden en lo mismo: el Burako es una terapia porque mientras juegan hablan, ríen, cuentan sus problemas, intercambian recetas, planean viajes y se aconsejan. No son solo compañeras de juego, son amigas y eso hace una diferencia, se sienten parte de un grupo.

“Agradezco a Dios que a esta altura de mi vida me haya regalado la amistad de tres mujeres hermosas. Son mis amigas, yo las elegí. Me hace bien juntarme con ellas”, dice Carmen. Además, la confianza es tal que saben que lo que se habla en el Burako queda ahí.

El boom del Burako

Los grupos de amigas de Burako se juntan una vez a la semana.

Por otro lado, la amistad trasciende el día de juego y hay mensajes en los grupos de WhatsApp, un café si una anda cerca de la casa de otra y ayuda si hay un problema. “Yo me doy cuenta si alguna no está bien y pregunto o le digo a otra para que la vayamos a ver”, dice Cristina que según sus amigas es la que siempre tira para adelante.

Por su parte, Silvana asegura que estar en el grupo es muy enriquecedor. “Fui la última que me sumé y no siento la diferencia de edad, hablamos de igual a igual. Yo aprendo mucho de sus experiencias”, cuenta.

“En lo personal, las chicas han sido mi sostén este tiempo, han sido un gran apoyo para mi, una gran compañía. Me he sentido muy contenida”, añade Cristina que en los últimos meses ha atravesado duelos familiares.

Viajes y planes

Los grupos de Burako no se limitan a las reuniones semanales. Carmen, Cristina y Nora viajaron hace poco a Buenos Aires y Marta no pudo ir. Hace dos años, las cuatro fueron a Córdoba y ahora están por alquilar una cabaña para irse unos días a la montaña. También festejan los cumpleaños y salen a comer.

Burako en Mendoza
Las tres amigas en el avión rumbo a Buenos Aires.

Las tres amigas en el avión rumbo a Buenos Aires.

Silvia y Silvana viajaron hace poco a Jujuy y esperan poder repetir el plan con más amigas del grupo. “Queremos viajar, ir a la playa. Hay que aprovechar ahora que estamos bien”, dice Mirta.

Además, planean irse a vivir todas juntas en un complejo que quieren construir en el terrono de una de ellas. "Tenemos la arquitecta y el terreno", dice Silvia. Además, están abiertas a compartir con otros grupos como pasa en los clubes de Buenos Aires donde se juntan hasta 100 personas para jugar al Burako.

Cambio de paradigma

Las abuelas de este tiempo están muy lejos del modelo imaginario de una mujer con el pelo corto o recogido, batón y delantal esperando en una mecedora con el tejido entre las manos. Una gran parte de las mujeres mayores de 60 años de ahora son independientes, manejan, se visten a la moda y casi no tienen tardes libres.

Tres veces a la semana voy a pilates, un día a bordado mexicano, otro día nos juntamos a tejer y el sábado Burako”, dice Marta que está viuda hace más de una década y ya tiene nietos adolescentes.

Burako en Mendoza
Mirta y Cristina son vecinas, amigas y juegan al Burako.

Mirta y Cristina son vecinas, amigas y juegan al Burako.

Además, de los cambios en la rutina de las mujeres, con el paso de los años se marcaron los cambios en los paradigmas. Antes una mujer separada era segregada de las reuniones que en general eran de matrimonios. Las damas tampoco se reunían solas de noche, sin pareja las salidas se limitaban a tomar el té en alguna confitería.

Los grupos de Burako rompen con todas las reglas antiguas. Hay mujeres solteras, casadas, viudas, separadas. Se juntan de tarde y no hay hora de regreso.

Qué es el Burako

El Burako es una variante del Rummikub que se popularizó en Argentina y Uruguay cuando el juguetero, Enrique Nisembaum, empezó a comercializar el juego de mesa en los años ´70. Actualmente, se juega en muchos clubes, grupos y familias.

Burako en Mendoza

Por su parte, el Rummikub apareció en 1940 y el inventor fue Ephraim Hertzano. El juego nació porque en Rumania prohibieron jugar a las cartas, entonces Hertzano reemplazó las cartas por fichas.

Originalmente, con el Rummikub se podía jugar al Rummy y la canasta, con piernas y escaleras. Cuando el juego llegó a Argentina apareció el Burako que sumó los muertos.