Cuando aprender cuesta: cómo acompañar a los niños con dificultades de aprendizaje
Las dificultades específicas del aprendizaje son frecuentes y requieren detección temprana, apoyos adecuados y trabajo conjunto de escuela y familia.
La plataforma es utilizada por miles de docentes, profesionales de la salud para sus tratamientos.
Archivo.Las dificultades de aprendizaje en los niños, no son una excepción ni una rareza: forman parte de la diversidad humana. En cada aula, al menos uno de cada cinco alumnos presenta algún tipo de desafío para aprender a leer, escribir, concentrarse o resolver problemas matemáticos. Sin embargo, todavía persisten prejuicios, diagnósticos tardíos y respuestas pedagógicas ineficientes.
Hablar de dificultades de aprendizaje es referirse a un conjunto heterogéneo de problemáticas que pueden impactar en el desarrollo, en la atención, la regulación emocional, las funciones ejecutivas, y pueden verse reflejadas en los contextos escolares como familiares. Entre las más conocidas están el trastorno del déficit de atención y la dislexia, pero hay muchas más como el síndrome de desconexión cognitiva, la discalculia, los trastornos del lenguaje, entre otros. Cada dificultad trae aparejada determinadas condiciones que repercuten en el aprendizaje.
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Muchos creen que en la actualidad los casos de niños con dificultades específicas del aprendizaje han aumentado respecto de una generación atrás. Sin embargo, este aumento se puede deber a que han mejorado las herramientas que permiten visibilizar, y por ende, diagnosticar estas dificultades. También han cambiado los parámetros con los cuáles se mide y se determina si hay una dificultad específica del aprendizaje o no.
Los casos de niños con dificultades específicas del aprendizaje han aumentado respecto de una generación atrás.
Lo cierto es que los niños que sufren cualquiera de estos trastornos requieren una enseñanza y un acompañamiento adaptados a sus necesidades. Es frecuente ver que estos niños tienen baja autoestima y sensación de autoeficacia, es decir, a medida que pasa el tiempo y ellos no logran realizar lo que se les pide en el tiempo esperado se van convenciendo de que no pueden hacerlo, o de que son malos para esa tarea. Esto no hace más que empeorar la situación, generando mayor resistencia a aprender, porque ¿quién querría exponerse a hacer algo que no le sale o le sale mal? El acompañamiento pedagógico y emocional es clave para que los niños disfruten de su aprendizaje.
¿Qué hacemos? Del diagnóstico al tratamiento
En primer lugar, es clave la detección temprana. La escuela y los padres son los más indicados para levantar la señal de alerta y decidir si es necesaria una consulta psicopedagógica, psicológica, fonoaudiológica, etc. Para determinar si existe o no una dificultad específica del aprendizaje, para indicar un tratamiento a seguir, es necesario una evaluación específica. El mayor problema, sin embargo, surge una vez que se tiene el diagnóstico ya que se corre el riesgo de estancarse en el mero diagnóstico.
La especialista Silvia Figiacone dice, en su libro TDAH, mapa de ruta para familias, docentes y profesionales, que no basta con ver un bajo rendimiento escolar, sino que cuando observamos que un niño tiene una dificultad persistente, el enfoque debe ir hacia “cómo aprende este niño”, “qué apoyos necesita”, “qué barreras existen en su entorno”.
Algunas de las claves que Figiacone recomienda para acompañar mejor a los niños con dificultades de aprendizaje son:
- La psicoeducación: que los padres, docentes y los propios chicos comprendan qué está pasando y qué se puede hacer. Que puedan entender que ellos tienen una manera distinta de acercarse al aprendizaje, que tal vez necesiten más tiempo, más práctica o apoyos distintos, y que esto no los hace ni mejores ni peores.
- Las estrategias del entorno, esto es la adaptación del espacio donde se aprende o se estudia, la gestión del tiempo de trabajo, el fraccionamiento de tareas, gestionar el tiempo, modificación de los estímulos distractores, una mayor organización.
- El trabajo colaborativo: escuela, familia y profesionales deben trabajar en conjunto, estar comunicados para que el tratamiento sea integral.
- La visión de apoyo continuo: no se trata de dar un apoyo temporal, sino de acompañar la trayectoria del aprendizaje en el tiempo, de persistir en los apoyos todo lo que sea necesario hasta que el niño logre internalizar las herramientas que le permitan trabajar poco a poco con mayor autonomía.
- La inclusión de fortalezas: Figiacone subraya que tiene que haber reconocimiento de las capacidades del alumno, y no solo centrarse en las debilidades. Subraya la importancia de destacar lo positivo, en lugar de señalar lo negativo.
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