Cruz Roja Argentina: 145 años de voluntariado y acción humanitaria
En una nueva entrevista MDZ, Diego Tipping, presidente de la Cruz Roja Argentina, repasa el legado, el presente del voluntariado y los desafíos humanitarios.

Diego Tipping, presidente de la Cruz Roja Argentina.
Agustín Tubio/MDZLa Cruz Roja Argentina cumple 145 años de historia, con el voluntariado como motor principal de su acción humanitaria. Desde su fundación, la organización ha estado presente en cada momento clave del país, brindando asistencia, contención y capacitación a través de su red federal de personas comprometidas con ayudar.
La historia de Cruz Roja Argentina no solo se explica por su permanencia en el tiempo, sino también por su capacidad de adaptación. Desde su rol en guerras y epidemias hasta su intervención actual en catástrofes climáticas, contextos de violencia o migraciones, la institución ha sabido reformular sus estrategias sin abandonar su esencia solidaria. Hoy también trabaja en temáticas como salud mental, acceso al agua segura y educación comunitaria, articulando con distintos actores para ampliar su alcance.
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Diego Tipping, presidente de la organización desde hace más de una década, destaca en esta nueva edición de entrevistas MDZ que esta transformación no habría sido posible sin una cultura profundamente humanista, donde el protagonismo lo tienen quienes eligen involucrarse de manera desinteresada. Desde quienes colaboran en barrios populares hasta profesionales que se capacitan para responder en emergencias, el voluntariado no solo sostiene el trabajo diario, también le da sentido.
-El 10 de junio la Cruz Roja cumple 145 años. ¿Qué representa para usted cumplir esta cantidad de años como trayectoria?
-Bueno, es una gran responsabilidad. La Cruz Roja es en el mundo la organización humanitaria más antigua y más grande. Estamos en 193 países, más de 100 millones de miembros, que todos los días trabajan por construir un mundo mejor. Una gran responsabilidad. Son 145 años; es la Cruz Roja más antigua del continente. Estamos en todos los países y es un desafío porque, obviamente, esta confianza, este prestigio que tiene la organización en la Argentina y en el mundo, se construye todos los días a través de nuestro voluntariado, siendo transparente, rindiendo cuentas, estando al lado de los argentinos en cada momento de dolor y de angustia.
-Y si usted tuviese que nombrar aquellos momentos clave de la Cruz Roja Argentina a lo largo de toda su historia, ¿cuáles serían?
-Mirá, son muchos. Justamente estamos reconstruyendo nuestra historia. Ahora les voy a dar una primicia, pero estamos muy cerca de lanzar el libro Nuestra historia de la mano de Felipe Pigna, que ha hecho un trabajo realmente incansable reconstruyendo, buscando documentos, viendo nuestros libros para contarles justamente a los argentinos, esta organización que les pertenece a todos, cómo ha estado al lado no solo de los argentinos, sino del mundo en los momentos más difíciles.
Desde aquí se ha ayudado enormemente en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, en la hambruna rusa, en los temas de migración y se ha estado también al lado de los argentinos en los momentos más difíciles, con las crisis económicas, sociales, los terremotos, las inundaciones, el terremoto de San Juan. Obviamente es un punto de inflexión, porque ahí es donde tenemos nuestros primeros mártires fallecidos.
Cuando la Cruz Roja trazó un puente aéreo para evacuar a todos los heridos entre justamente San Juan y Mendoza, a donde llevábamos a los heridos más graves. Y bueno, lamentablemente un avión cayó y nuestros médicos y voluntarios fallecieron. Pero también, sin lugar a dudas, un momento de lo más desafiante de la Cruz Roja, no solo en la Argentina y en el mundo, fue la reciente pandemia, porque implicó justamente tener por primera vez a nivel global 193 operaciones en simultáneo en todo el planeta y a su vez, en cada uno de los países, tener cada una de nuestras filiales.
La Cruz Roja tiene más de 250.000 oficinas en todo el mundo, filiales, trabajando de manera simultánea en un contexto de fronteras cerradas, en un contexto de incertidumbre, en un contexto en donde también, por primera vez en la historia, todo el planeta estaba comprando los mismos insumos al mismo tiempo. Entonces, en un momento, en un contexto de escasez y de dificultad, la Cruz Roja pudo estar a la altura y acompañar en la Argentina y en el mundo a cada uno de los que la pasaron mal. Pero fue uno de los momentos más desafiantes, sobre todo por la magnitud de la operación.
-¿Y qué cree usted que se mantiene intacto de ese espíritu original cuando se fundó la Cruz Roja Argentina?
-Mirá, la Cruz Roja es una organización que en la Argentina y en el mundo nos permite saber que podemos ir, como te decía, a cualquier país de nuestro planeta y encontrar una persona que tiene cosas en común con nosotros. El principal, y creo que es el motor, es que a todos los voluntarios de la Cruz Roja, los que formamos esta organización en Argentina y en el mundo, nos duele el dolor ajeno. Eso creo que es lo fundamental para formar parte de esta organización, tener esa sensibilidad.
La Cruz Roja nació ya hace más de 160 años en el mundo por un contexto de guerra, de dolor, de sufrimiento, de muerte, como sueño de una persona que fue Henry Dunant, que es el primer Premio Nobel de la Paz de la historia. La Cruz Roja tiene cuatro premios Nobel de la Paz por el trabajo que ha hecho a lo largo de su historia. Y ese sueño que nació como de uno solo y no se sostiene, como te decía, si no es por más de 100 millones de personas que se involucran en todo momento, que quieren ser parte de la solución.
Porque estamos en un mundo cada vez más complejo, en un mundo que permanentemente te obliga a elegir de qué lado estás, sin entender que hay que preocuparse también por la humanidad. Entonces, parte de lo que trabajamos en nuestra organización es pensar que en cada uno de los conflictos que separan al mundo hay que pensar en el ser humano, en las personas que lo integran y trabajar por ello para acelerar los procesos de desarrollo, de inclusión. No dejar a nadie atrás, más allá de sus pensamientos, sus ideologías, su sexo, su género, su color de piel, su creencia.
-¿Hoy en día, cuáles son los principales focos de acción de la Cruz Roja?
-La Cruz Roja en la Argentina trabaja en muchísimos ejes. Por un lado, en la formación, casi el 40% de los enfermeros que hoy vemos en todo el país salen de las aulas de la Cruz Roja. Nuestras escuelas de enfermería tienen más de 100 años en el país. Fueron impulsadas por mucha gente que, ante ese contexto de carencia de enfermeros y de personal de salud que había en la Argentina, fundó nuestra escuela Cecilia Grierson, que muchos conocerán porque fue no solo la primera médica argentina, sino también la primera egresada universitaria mujer de Latinoamérica. Fue una gran cruzrojista, que se dedicó a fundar nuestros 35 institutos de educación superior que tenemos en la Argentina.
Trabajamos todos los días en más de 180 comunidades vulnerables en nuestro país, también a través de la enseñanza de oficios, de la prevención en temas de salud y trabajamos los que tienen más visibilidad para todos los medios, obviamente en la respuesta de emergencia. Este año ha tenido muchísima visibilidad, lo que fue esa gran tragedia que les tocó a todos los hermanos bahienses sobre principio de año. Pero bueno, luego en el país han pasado muchísimas inundaciones este año, incendios, sequías. Son muchas las complejidades. Trabajamos mucho también en cuestiones de desarrollo. Estamos potabilizando agua en el norte argentino para las comunidades originarias. Bueno, realmente es un trabajo enorme el que hacen nuestros voluntarios todos los días del año.
-¿Y cómo responden a estas nuevas vulnerabilidades que tiene el mundo? Por ejemplo, nombró el calentamiento global, la crisis climática; las inundaciones son consecuencia de eso, pero también hay otras nuevas vulnerabilidades, como violencia. ¿Cómo lo manejan eso hoy en día?
-Mirá, el mundo es cada vez más complejo y las emergencias son cada vez más complejas, multicausales. Por eso nosotros trabajamos muchísimo en la capacitación de nuestro voluntariado, porque hoy no alcanza solo con querer ayudar, sino que hay que saber cómo ayudar. Trabajamos mucho también con las comunidades porque, por ejemplo, te cuento lo que pasó en Bahía Blanca con el tema de la ropa, que fue algo que se visibilizó mucho. Eso surge de algo que es muy loable, que es el amor, que es el querer ayudar, pero también hay que saber cómo ayudar y qué es lo que hace falta y cómo hacerlo llegar; hay que ser muy profesional.
Pero también trabajamos en contexto, como bien lo decías, de violencia, de personas migrantes. Una persona que migra de un país a otro, seguramente a lo largo de toda su ruta migratoria fue atendida por las distintas cruces rojas o medialunas rojas del mundo, en contextos de guerra, y cada vez es más complejo. A principios de siglo había apenas, bueno, apenas, había más de 20 conflictos armados en todo el mundo. Hoy son más de 115 los conflictos que hay. Todos los años vemos cómo se agregan conflictos armados, pero difícilmente alguna vez se desescale alguno.
Lo mismo con la migración, que es un derecho natural de las personas y que muchas veces se lo criminaliza. A mí me ha tocado estar, por ejemplo, en Lampedusa, en España, viendo a una persona migrante llegar en las pateras, que antes atravesó todo el desierto, que en un barco de 20 metros de largo vienen 100 personas y la mitad fallece a lo largo de esa travesía por el Mediterráneo. Y muchas veces se trata de criminalizar eso que sucede ahí. Y en realidad lo que tenemos que hacer es ejercer esto de la empatía, que es ponernos en el lugar del otro y pensar qué haríamos nosotros en el lugar de esas personas, qué están dejando atrás para exponerse a morir, probablemente en el Mediterráneo o a lo largo de la travesía por el desierto o por el Darién. Atrás están dejando guerras, vejaciones, dolor, muerte.
Entonces creo que alcanza con sostenerle la mirada a un migrante bajando de esas pateras para entender lo que está pasando y entender que no tenemos que discutir estas cosas que son secundarias al lado de lo que es la protección de la vida y de la dignidad de las personas. Te decía, estamos en un mundo que permanentemente nos obliga a elegir, pero pocas veces va al fondo de la cuestión. Entonces a veces vemos cómo se construyen muros para frenar una inmigración en vez de preocuparnos de solucionar los problemas en origen que generan esa migración, que es lo que se debería trabajar.
-¿Y cómo se hace para formar a los voluntarios ante diversas situaciones que pueden tener?
-La Cruz Roja, como te decía, es una organización muy particular porque nace por voluntad de los estados. La Cruz Roja en el mundo y en la Argentina nace por tratados internacionales. El Estado argentino es Parte Contratante de los Convenios de Ginebra, que nos da principios fundamentales como la neutralidad, la imparcialidad y la independencia. Nacimos por voluntad de los Estados, pero somos externos, somos privados, somos protegidos por el derecho internacional y también por leyes en cada uno de los países, que regulan este rol de auxiliarato en el campo humanitario.
Entonces, para entender todo el tema de la neutralidad, la imparcialidad, la independencia, nosotros tenemos un curso de formación básica para todo el voluntariado para que entienda estas cuestiones, porque después en la vida todos somos ciudadanos, tenemos nuestras ideologías, nuestros favoritismos, etcétera, pero cuando estamos en la organización sabemos que tenemos que pensar desprovistos de todo eso y solo pensando en cómo aliviamos el sufrimiento humano y favorecemos los procesos de desarrollo y de inclusión, siendo justamente auxiliar de los poderes públicos.
Entonces depende en qué área va a trabajar cada una de las personas que se suman a nuestro voluntariado, cuál es su interés más allá de esa formación básica, tenemos capacitaciones específicas.
-Entonces, se podría decir que la formación es un pilar clave dentro de la estrategia de la Cruz Roja.
-Sin lugar a dudas, invertimos muchísimo en la formación y en la protección de nuestro voluntariado, porque, justamente, como te decía, no alcanza solo con querer ayudar, sino que hay que llegar en un mundo cada vez más complejo, con más violencia, con mayores vulnerabilidades, donde se necesita más protección, hay que saber llegar con dignidad a las personas que necesitan esa ayuda humanitaria.
-Y ustedes también trabajan, formando, por ejemplo, a personal de distintas empresas, para que sepan, por ejemplo, cómo hacer RCP, cómo rehabilitar a una persona.
-Sí, nosotros formamos más de 50.000 personas al año con capacitaciones a empresas y también a comunidades en cuestiones básicas de primeros auxilios. Y lo que vos decías de RCP, que es la reanimación cardiopulmonar, que es una maniobra súper sencilla, que se aprende en un par de horas, que decimos siempre que es el acto solidario por naturaleza, porque nadie aprende RCP para hacérselo a uno mismo, sino que es para hacérselo a un tercero.
Más del 90% de los accidentes cardiovasculares ocurren fuera del ámbito hospitalario. Te puede pasar en el trabajo, en la calle, en la vía pública y lo que hay que hacer... Y muchas veces vemos esos videos en que a alguien le pasó algo en la calle y la gente lo esquiva y lo que hay que hacer es involucrarse. Si pasó algo, hay que involucrarse y para eso hay que saber hacerlo, como te decía antes. A todos nos gustaría que, si nos pasa algo, nos vengan a auxiliar, no que nos esquiven. Entonces creo que eso es algo súper importante que, como te decía, se aprende en muy poquito tiempo y ayuda a salvar vidas.
En las últimas emergencias, hoy te hablaba de Bahía Blanca, se viralizó mucho la imagen de una camioneta donde atrás nuestros voluntarios en la caja de la pick up le iban haciendo RCP a una persona que había tenido un paro cardíaco en el medio de las inundaciones. Esa persona se salvó y las personas que iban haciendo RCP, una es un kiosquero, otro es un estudiante de arquitectura. Digo, son personas como vos, como yo, que tuvieron esa inquietud de aprender a salvar vidas en estas circunstancias, se capacitaron en muy poco tiempo y lograron hacerlo.
-¿Y qué tan fácil es la coordinación del sector humanitario con el Gobierno, con otras ONG, con empresas privadas?
-Bueno, siempre es un desafío la sustentabilidad. Por un lado, en el mundo de las organizaciones es muy fácil, sobre todo en el terreno. Las organizaciones no competimos entre nosotros, tejemos redes, trabajamos muy bien en el territorio, nos ayudamos las unas a las otras, porque creo que aparte eso es lo importante, tejer redes. Creo que las organizaciones somos, estamos integrados por la comunidad misma, entonces es muy fácil cómo nos ayudamos y cómo estamos cerca de la gente.
Obviamente, siempre el tema de la sostenibilidad, el apoyo de las empresas es un desafío en el mundo y lo es también en la Argentina. Pero bueno, por suerte contamos con mucho apoyo de muchas empresas y gobiernos nacionales e internacionales que nos acompañan en nuestra tarea, pero no deja de ser un desafío, sobre todo en una región que tiene muchas necesidades, muchas carencias, y la articulación con los gobiernos, bueno, siempre es un desafío, obviamente, porque nosotros trabajamos de manera articulada con los tres niveles: nivel local, provincial y nacional. Por suerte, en los últimos tiempos hemos tenido muy buen diálogo de alto nivel en todos los niveles y podemos cumplir nuestra misión humanitaria sin problemas, porque los gobiernos respetan esto de la independencia, la neutralidad. Pero bueno, siempre es un desafío la coordinación, sobre todo cuando uno coordina en alguna emergencia con tres niveles distintos. Pero bueno, es parte de nuestra misión humanitaria y la hacemos hace más de 145 años y bueno, tenemos un poquito el know-how y lo seguiremos haciendo.
El mundo de la neutralidad es el más complejo de todos. A veces te dicen lancha venida del medio. Es un camino muy difícil y nos ha tocado. Cuando mediamos para el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela, lo hacemos todos los días con el ingreso de la ayuda humanitaria en el conflicto también en Gaza e Israel, donde, por decisión de todos los gobiernos, es la Cruz Roja, la Media Luna Roja la que ingresa la ayuda humanitaria. Tiene complejidades, generalmente hay sensibilidades de los dos lugares, pero bueno, es nuestro mandato humanitario, el poder mediar en esas circunstancias pensando justamente en las personas que sufren.
-¿Cómo se sostiene económicamente la Cruz Roja Argentina?
-Bueno, ahora sí miro a cámara. Tenemos, por suerte, decenas de miles de argentinos que todos los meses, a través de su tarjeta de crédito, de débito, nos ayudan a sostener a una organización que en la emergencia nos ve presente, pero que nos preparamos y que trabajamos todos los días del año en distintas situaciones. Tenemos muchas empresas, tenemos nuestros cursos también, nuestra capacitación, nuestros institutos superiores, que así como tenemos capacitaciones y cursos que son gratuitos para las comunidades vulnerables, también tenemos otros que son pagos y que nos permiten tener a través de estos servicios el ingreso de fondos.
Pero si ingresan a Cruz Roja, www.cruzroja.org.ar o a nuestras redes a través de Cruz Roja ARG, nos van a poder dar una mano haciendo clic en donaciones y ayudando de una manera decisiva a aquel que la está pasando mal. Tenga un poquito de vida más justa, más digna, más inclusiva. En general, nuestros donantes son gente de clase media, media baja, que sabe cuál es el impacto de nuestra organización en el día a día. Así que los invito a todos a sumarse para ayudar a sostener a la organización humanitaria más grande y más antigua de la República Argentina.
-¿Y es la parte económica el desafío más grande que enfrentan las organizaciones humanitarias para mantener su independencia?
-Siempre es un desafío. Sí, siempre digo que el mundo de las organizaciones significa trabajar desde la escasez, de la escasez de recursos, de que a veces organizamos un evento y pensamos que va a ser multitudinario y no vienen ni mamá ni papá, pero eso no nos baja los brazos. Tenemos que ser cada vez más inteligentes en cómo llegamos con nuestro mensaje humanitario. Por eso también valoramos y agradecemos el espacio que nos dan aquí, porque a veces el mundo humanitario es muy difícil de vender entre comillas o de comunicar, pero es absolutamente clave para visibilizar muchas de las cuestiones que pasan en nuestro mundo.
Siempre pongo el ejemplo. Hoy estamos aquí en una entrevista, afuera hay una ciudad que va a su ritmo, a su velocidad, con sus preocupaciones, pero en el medio muchos de nuestros voluntarios están yendo a potabilizar agua, sacando agua justamente del río Pilcomayo y dándole agua segura a pueblos originarios, o están ayudando a gente que se está inundando y todo eso necesita del apoyo, del recurso.
Generalmente, las grandes empresas multinacionales tienen un área de responsabilidad en el que aportan, pero muchas veces, a veces no tanto. El empresariado local cuesta más traccionar estas cuestiones de poder comprometerse. Por suerte estamos viendo un cambio de tendencia. La pandemia, creo que en ese sentido, fue un punto de inflexión. Tuvimos una muy buena experiencia a través de lo que fue el proyecto Argentina nos necesita con el empresariado local, que nos permitió rápidamente transformarse en la iniciativa solidaria más grande de la historia de la Argentina y nos permitió traer más de 30 aviones de insumos en medio de la pandemia para todo el sector de salud de la República Argentina.
A partir de ahí, mucha gente se involucró y vio lo importante que es no exigirle todo al Estado, sino ser parte de la solución. Porque yo muchas veces digo que muchas de las situaciones que suceden, estamos o tenemos una facilidad de tercerizar la culpa, de decir: "Esto está así por culpa de tal, del otro". Generalmente, a la política es a la que más se le pega en ese sentido, y creo que muchas de esas situaciones son porque no nos hemos involucrado lo suficiente. No, está bien, obviamente el Estado en sus tres niveles tiene una mayor responsabilidad, pero muchas de las situaciones suceden porque todos hemos fallado: las corporaciones, el empresariado, las instituciones y nosotros también como parte de una sociedad, como individuos hemos fallado.
Entonces creo que hay que hacer esa autocrítica, hay que involucrarse, hay que tratar de ser parte de la solución, de saber que todos desde nuestro lugar tenemos alguna forma para ayudar. Por ahí, no necesariamente económica. Por ahí sí, con tiempo, con experticia, con ver en qué podemos ayudar al de al lado a través de esto que te decía, de que nos duele el dolor ajeno y darle la mano para que no quede atrás. Entonces creo que si todos nos involucramos y todos somos parte de la solución, estos procesos se aceleran.
-Y para ir finalizando, me gustaría preguntarle cómo se imagina la Cruz Roja Argentina de acá a 20 años. ¿Qué transformaciones se vienen?
-Bueno, acá vivimos un minuto a minuto. Es muy difícil, pero bueno, nosotros venimos trabajando hace mucho tiempo y hemos tenido un crecimiento. Así como somos la organización humanitaria más antigua, también somos la más moderna. Hoy tenemos mucha tecnología en Argentina, mucho equipamiento, mucho uso de las nuevas herramientas como inteligencia artificial, como un observatorio humanitario que nos ayuda a medir el impacto de cada una de las acciones que hacemos.
Nosotros, cada vez que hacemos una actividad humanitaria, hacemos nuestra línea de base y después vamos midiendo el impacto de mediano y largo término para poder hablar basado en evidencia. Este observatorio que tenemos aquí en la Argentina hoy es un centro de referencia a nivel mundial y hace estudios para todo el planeta desde aquí. Creo que la medición es algo clave.
El tema del uso de las nuevas tecnologías. Tenemos mucho voluntariado virtual, por ejemplo, que también nos ayuda un montón en el día a día y le facilita también a aquellos que quieren involucrarse el tener que disponer de menos tiempo para poder ayudar. Eso es clave. Pero yo creo mucho en el desarrollo. Entonces no hay una organización que crezca sin invertir en desarrollo, en ser modernos, en estar en el uso de las nuevas tecnologías y también en tejer redes. Nosotros hoy tenemos el apoyo de más de 50 universidades también, de muchas empresas. Creo que ese es el camino para poder seguir en crecimiento.