Camila Fortunato: de fotógrafa tímida a ser la voz genuina de Vorterix y las redes
La influencer que conquistó TikTok y brilla en Vorterix con su humor fresco, habló con MDZ sobre su carrera. "Me divierte mostrar mi vida sin maquillaje", dijo.
Camila Fortunato se autodefine como la "princesa de internet".
Santiago Aulicino/MDZCamila Fortunato pasó de querer mostrar su trabajo fotográfico en TikTok a convertirse en una de las creadoras de contenido más genuinas del momento. No pasó mucho hasta que descubrió que la plataforma china funcionaba mejor para "boludear", por lo que empezó a animarse a subir videos caseros. Lo que empezó como una queja sobre la convivencia con su pareja, Franco Marcucci -precisamente, sobre el choque entre el estilo “aesthetic” de Pinterest que ella intentaba perseguir y el del típico “varón” futbolero-, se volvió viral.
"Me daba fobia hablar a cámara, pero ese primer video pegó y algo se activó", contó Cami, “la princesa de Internet”, en una entrevista para MDZ. Con humor, espontaneidad y una mirada crítica y, a su vez, divertida sobre la vida familiar, hoy se destaca en las redes, donde tiene más de 300 mil seguidores entre Instagram y TikTok.
Te Podría Interesar
Como si fuera poco, este año comenzó a co-conducir el programa Deja que entre el sol, junto a Mario Pergolini, Nazareno Casero y, ahora, Roberto Galati, en Vorterix. Además, está en el programa Dopa-minas los viernes de 15 a 17 horas."Todo se dio rápido, sin tiempo para asimilarlo”, aseguró. En una entrevista exclusiva para MDZ, Cami habló de su irrupción en las redes, el tipo de contenido que elige mostrar, cómo todo va de la mano de su familia, el futuro del streaming y mucho más.
Mirá la entrevista completa a Camila Fortunato
Sos una de las creadoras del contenido del momento, pero mostrando la vida de forma genuina, sin romantizar todo. Como si fuera más real. ¿De dónde surge la idea de mostrar esa faceta en las redes junto a tu familia?
En realidad nunca fue un deseo como tal. Medio que se dio por una cuestión de, no sé si llamarlo así, pero de casualidad. Todo empezó porque yo era fotógrafa. Bueno, soy fotógrafa. Creo que la profesión no se pierde por más de que uno deje de ejercerla, y quise usar TikTok como una nueva red para poder visibilizar mi trabajo, lo que por supuesto no funcionó porque TikTok no es para eso. TikTok es para boludear.
Un día, ya un poco cansada de insistir, me encontré con la idea de quejarme de algo que me molestaba, que tenía que ver con la convivencia con mi pareja. Era una boludez, esta cosa del “muchacho fútbol” versus el estándar “aesthetic” de Pinterest. Y ese video la pegó. A mí me da fobia hablar a cámara; siempre me dio mucha vergüenza. Y, de repente, estuvo bueno que el video se pegara porque -además de que hay algo medio estimulante en que 500.000 personas te estén comentando cosas- me encontré con que me gustó un poco el diálogo con la cámara; esto de poder usar el espacio para plasmar pensamientos y, eventualmente, empezar a mostrar mi vida.
Siempre me pasó, como usuaria, esto de consumir un montón de perfiles que tal vez son más aspiracionales. Yo no sé si decir que lo mío es real y lo otro no. Todo es real. Pero en las redes está esa cosa de: "Ay, me levanto impoluta y te muestro cómo me preparo el desayuno perfecto". Yo me levanto y me fumo un pucho. Está bien, levantarse y fumarse un pucho no está bueno, no es un buen mensaje. Pero me parecía un poco gracioso como decir: "Che, yo también puedo hacer el mismo contenido que hace todo el mundo, pero mostrando algo que, para mí, es mi realidad".
Camila Fortunato, Franco Marcucchi y su hija, Malena.
Al principio, creo que me costaba. De hecho, hace poco me puse a ver videos viejos y pensé: "Ay, qué dura". Pero en el hacer, permanentemente, como que se fue desarrollando un código y, de repente, le fue bien y acá estoy. Es rarísimo.
Tenés códigos en tu contenido como los términos de “varón” en referencia a tu pareja, la “princesa” que sos vos y hablás de tu hija como tu “descendencia”, entre otros. ¿Hablaste con ellos del contenido que hacés? ¿Qué te decía tu pareja cuando arrancaste haciendo contenido con su imagen y con esto del varón que ve fútbol?
En verdad, esta cosa medio bullying que yo ejerzo para con él -no es bullying, pero se interpreta como que es bullying-, son chistes que hacíamos incluso antes de que existiera Instagram, tal vez en menor escala, obviamente. Él siempre estuvo a favor. Al principio miraba todo el tiempo los videos y se reía de él mismo. Siempre estuvo muy copado con la idea porque también hay algo medio lúdico. Yo me divierto genuinamente haciéndolo y es un contenido, realmente, orgánico. No hay una cosa de un guión o de actuación; hay algo de plasmar la cotidianidad que, por momentos, puede ser raro, pero también es divertido.
De repente, te encontrás con que tenés videos de hace medio año y es como una especie de álbum de fotos. Como cuando éramos chicos, que teníamos el álbum de fotos para recordar ciertos momentos, es un registro de tu vida y eso está bueno. Lo que no está bueno, obviamente, es cuando se expone tanto que empiezan a caer las opiniones de gente negativa.
¿Y qué hacés en ese caso? ¿Tratás de ignorar las críticas o no les afecta?
Yo tengo mis días. Hay días que entra la balubi y me peleo, y otros días que no. Todo es muy reciente. A mí lo que me pasa puntualmente es que fue un proceso tan rápido, escalonadamente, que no tuve tiempo ni de asimilar ni de decir: "Uy, esto es así". Yo estoy como arriba de una ola que va todo el tiempo para arriba y no tengo tiempo como para mirar para atrás y pensar.
Pero sí, al principio, sentís la necesidad de caerle bien a todo el mundo y hay un momento en el que te das cuenta de que no se puede y está bien. Yo también miro videos de gente que digo: "Uy, esta persona tal vez me parece medio boluda". Creo que la diferencia es que no me nace bajo ningún punto de vista esta pulsión de ir y decirle: "Me pareces medio boluda". No me entra en la cabeza eso. Pero bueno, son las nuevas lógicas que manejamos hoy por hoy en internet y en el anonimato, y hay algo de descarga, supongo, de la gente. No puedo hacer nada con eso. Intento ignorarlo. A veces entra la balubi, me enojo y me peleo.
Dijiste que sos tímida, pero al exponer tu vida en las redes, ¿sentís que esa timidez fue bajando de alguna manera? ¿Cómo conviven esas dos partes de tu personalidad? ¿Y qué te pasó al empezar a conducir el programa de Vorterix junto a Pergolini?
Yo creo que es como que hay una reciprocidad entre esas partes que se ayudan. Por ejemplo, a mí me empezó a pasar que, al exponerme yo misma en mis videos, hay algo como medio terapéutico en algún punto que me hizo trabajar toda esa parte. Yo hago muchos chistes con mis traumas -y eso también ayudó-, como decir: "Ah, me disocié"; "Ay, tengo fobia”; “Hay que ir a tal lugar y hay gente y me pongo toda tensa". Eso es real, pero al mostrarlo se rompe un poco. En el ejercicio de estar todo el tiempo grabándote se va perdiendo.
También, cuando caes a un lugar y ya estás como en tu personaje, no te queda otra; no puedo estar toda tímida, disociada, mirando un punto fijo si estoy con gente. Entonces, es como que se ayuda una parte con la otra.
En cuanto al programa, al principio fue difícil porque no es lo mismo estar en la comodidad de tu casa, grabar, poner pausa, editar, cortar; hay muchísima edición. Yo, a veces, grabo videos y de repente me olvidé lo que estaba diciendo, y no pasa nada porque después lo edito. En cambio, el aire tiene otra dinámica y al principio fue raro, pero después te acostumbrás. Creo que es como todo, como cualquier trabajo que al principio te cuesta, pero hacés todo para intentar hacerlo bien.
Hablabas de un personaje, ¿creés que creaste un personaje o es parte de vos?
Es parte de mi. Yo creo que en los videos soy yo, pero exasperada. Uno exagera un poquito algunas cosas, pero nunca el relato. El relato siempre es genuino, siempre es real, pero a veces hay cierto histrionismo que, para un video, lo exasperás un poquito más. No es que hay un personaje literalmente hablando, sino que hay como una exageración de ciertas cosas.
Este año comenzaste a trabajar junto a Mario Pergolini en su programa de Vorterix ¿Cómo se dio la oportunidad de trabajar ahí? ¿Coincidió con el boom de tu contenido?
Camila Fortunato y Mario Pergolini en Deja que entre el sol.
Yo empecé en Vorterix en septiembre del año pasado con un programa más chiquito por el que iba dos veces por semana. Fue como una prueba. Así que yo parto un poco del hecho de que Luquitas Rodríguez toma la programación de Vorterix, la parte creativa de la radio. Y ya a fin de año del año pasado me mencionó que estaba la posibilidad de hacer un programa con Mario. Yo dije: "Buenísimo".
En el medio, la calendarización del streaming es bastante lenta. No es que tienen certezas desde el principio sobre cada programa. Pero en febrero sí me hablaron y me dijeron: "Che, es un hecho". Nos reunimos para conocernos porque no nos conocíamos y fue bastante rápido. De repente, terminé ahí, lo cual es completamente insólito. Por eso digo esto que te decía antes de que estoy subida a una ola en la que no tengo tiempo ni de mirar para atrás ni de entender qué es lo que está pasando. Hace literalmente un año yo dejé de trabajar de lo que hacía y en el medio pasaron un montón de cosas, entre ellas estar en el programa con Mario, con Nazareno, ahora también con Robert, y un montón de otras personas que van rotando.
¿Cómo es el día a día con los chicos?
La dinámica es buenísima. Justo es un programa que tuvo algunos altibajos porque unas personas se fueron, pero son cosas que pasan. Pero creo que la dinámica es buenísima. El equipo es buenísimo, son todos bastante amorosos. Obviamente, hay días más divertidos que otros, no te voy a mentir, pero como con cualquier laburo y sobre todo cuando estás 3 horas hablando. Hay días que decís: "Bueno, ya no sé qué decir". Y hay días que estás pum para arriba y se genera un equilibrio que está muy bien.
A mí me gusta, lo disfruto. No sé si seguirá el año que viene porque todavía no pensé qué quiero hacer. Estamos entregados al "lo vamos viendo”, fluimos como los hippies".
¿Y te gusta esta faceta streamer? ¿Extrañás un poco tu faceta fotográfica?
La verdad es que sí. Tal vez extraño la parte creativa del laburo de fotógrafa, lo que yo hacía por mi cuenta, las editoriales que yo armaba por mi cuenta, que era como la parte más cinematográfica. No extraño para nada trabajar con una marca, estar 8 horas con la cámara colgada haciendo e-commerce, un trabajo como una especie de McDonald's de la foto. Eso no lo extraño.
También me pasa que toda la parte creativa que yo le ponía a mi laburo, a mis editoriales, la estoy poniendo en los videos. Entonces, no siento la necesidad de ir a saciarlo con ese laburo, sino que estoy más enfocada en esto y me cuesta mucho pensar en todo a la vez. Es mucho todo.
Aparte dije: "Bueno, a ver, Instagram, TikTok, YouTube, ahora streaming, tengamos un programa diario". De repente todo eso empieza a sumar más el hecho de tener una vida, de tener una hija en una casa y más todo lo que implica vivir, básicamente. Como que de repente termina siendo bastante laburo y no me da tanto la cabeza para pensar en fotos. Igual, a veces pienso: "Ay, haría unas fotos así".
¿Cómo es llevás esta vida con tu familia, con tu hija? ¿Cómo tratás de equiparar todo?
Malena tiene 9 años. Pero creo que nada cambió. Es como cualquier otro laburo. Y entendiendo aparte lo privilegiado que es este laburo que te permite de repente que el 80% de tu trabajo sea en tu casa, manejar tus tiempos. Me pasaba antes con la fotografía también. Terminé siendo fotógrafa porque mi rutina, la logística de mi casa, lo necesitaba de algún modo porque te permite otra libertad, otros tiempos, otra organización. Entonces, eso creo que no cambió.
Obviamente, como cualquier proyecto en el que vos sos el que se autogestiona absolutamente todo, desde la parte administrativa, creativa, grabar, editar, una es medio negligente con una misma, como auto-jefa, digamos. De repente hay días que, capaz son las 10 de la noche y yo estoy en la computadora haciendo A o B, pero eso ya es una mala gestión mía, no tiene que ver tanto con el trabajo. Yo creo que la dinámica no cambió.
Sí cambió, tal vez, el hecho de que de repente vamos a pasear y me piden una foto, pero ella está copada con esa situación. Como toda niña de esta época, el mundo internet le es fascinante. Ella tiene un canal de YouTube, de hecho, que es privado, por supuesto, hace años. Vas a los cumpleañitos y los compañeros te dicen: "Yo cuando sea grande quiero ser creador de contenido". Y vos decís: “¡Que diga plomería! Faltan plomeros”. Pero bueno, ¿qué vamos a hacer? Ya está. Es lo que hay.
¿Y qué te dice Malena a vos cuando te ve hacer los videos? ¿Le gusta verse en el resultado final?
Le encanta. A ella le encanta editar, le encanta cómo grabo. Pero es más, no tiene que ver tanto conmigo, tiene que ver con la generación de niños. De hecho, ella tiene un amiguito que también tiene un canal de YouTube, que editan, arman guiones, se juntan a hacer videos. Es un flash. Pero bueno, qué sé yo, es el momento de ellos.
Sos de las personas que dice sí a todo, dependiendo si te gusta o no la propuesta. ¿Estás abierta a realizar nuevos proyectos más allá de tus videos y del programa de Vorterix? ¿Qué te gustaría hacer a vos?
Me pasa eso, que no sé qué me gustaría hacer. Al estar en esta de: "Ay, voy para adelante, voy para adelante", nunca me senté a pensar qué quiero hacer. En el camino me van surgiendo ideas y las voy ejecutando y está buenísimo, pero todavía no pude vislumbrar mi objetivo. No sé cuál es mi objetivo. Mi objetivo no era trabajar en stream y de repente estoy trabajando en stream. Mi objetivo menos que menos era trabajar en redes y estoy trabajando en redes. Es como que medio que me va llevando. Sí, me doy cuenta de que hay varios ejes o varios pilares que me convocan. Uno es el del humor o el de, por lo menos, reírme de mí misma y de mi vida como para que todo sea un poco más ameno.
El otro pilar es el de mostrar un contenido más cercano, que eso siento que hace falta. Estamos en un momento en el que consumimos cosas demasiado superfluas, demasiado inalcanzables y a veces es necesario que haya gente que de repente diga: "Che, bueno, mirá, también está esto". Por suerte cada vez hay más.
En tercer lugar, el de divertirme. Yo me divierto un montón haciendo esto. Entonces, mientras me divierta, va a estar todo bien. Pero sí me encantaría de repente empezar a meterme en otros proyectos distintos. Le estoy metiendo mucha cabeza a YouTube ahora, que es un poco más difícil porque es distinto, pero está bueno.
¿Y qué hacés ahí?
Hago de todo un poco. Hago vlogs. Ahora inauguro una sección que se llama "La cocina negligente de Cami", donde la impronta de todo es que es medio croto, pero porque soy yo con una cámara, con los recursos que tengo, haciendo lo que puedo. Y eso es lo que te permite justamente el internet, las aplicaciones.
Hablando de esto de decirle que sí a todo, creo que no le digo sí a todo. Lo que empieza a pasar en las redes cuando empezás a crecer, empiezan a caer las marcas y uno empieza a generar dinero a costa de esos videos. Y hay algo que para mí es clave: nunca dejar de dar el contenido de valor.
Hace poco, por ejemplo, en TikTok se armó un debate de: "Las influencers solo solamente hacen videos para meter un canje", que es verdad. Hay un montón que hacen eso y se hace tedioso para quien las consume, pero para mí la clave es primero trabajar con marcas que genuinamente uses, que consumas, que puedas recomendar desde un lugar honesto, no solamente desde un lugar comercial, porque si no, de repente tenés gente recomendando casinos o aplicaciones de novia virtual, que es raro, polémico. Todo bien con la plata, a mí también me encanta la plata, pero ¿a qué costo?
La responsabilidad del mensaje que das en las redes
Cuando estás en redes, por más de que parezca una boludez -porque no dejan de ser videos en Instagram- tenés una voz que es escuchada por un otro que no sabés bien quién es. Y hay algo de ser responsable con eso que está bueno. Podés generar un daño al otro. Entonces, para mí hay ciertas cosas con las que no hay que transar por más que la plata esté buenísima.
Pero más allá de eso, intento que realmente sean recomendaciones genuinas y tampoco se puede decir que sí a todo porque de repente te tornás en una vidriera digital y me parece que no es la idea. Y así todo diciendo que sí a un montón de laburos. Me parece que está bueno como siempre integrarlos a lo que uno ya hace, que no se escape de lo que ya venís mostrando. Me parece que de esa manera, incluso para la marca que te contrata es beneficioso.
Como creadora de contenido, ¿cuánto tiempo creés que esta tendencia de hacer videos para las redes y hablar en streamings se pueda extender? ¿Cuál pensás vos que podría ser el futuro para los influencers?
No sé ni cuál va a ser el futuro para mí. Pasa que estamos en un momento, tecnológicamente hablando, de tanto cambio que cambia el paradigma de todo y no sabemos qué es real y qué no. Sí, creo que el stream para mí está cansando un poco. Y mucho. Somos todos grupos de gente hablando las mismas boludeces en distintos canales. La verdad es esa. Es divertido, obvio, a la gente le encanta, pero ¿hasta qué punto no hay que empezar a ir por otro lado? No sabría decirte hacia qué lado. Pero para mí eso eventualmente va a ir evolucionando para otro lugar.
Con respecto a las redes, lo mismo. Lo que hoy garpa, mañana no garpa más. Y es todo tan rápido que no tengo ningún tipo de certeza, lo cual es angustiante, pero bueno.




