¿Aún se respeta el derecho de los niños a jugar? El peligro de una infancia "productiva"
El 27 de septiembre se conmemoró el derecho de los niños a jugar. ¿Cómo afecta la presión social sobre una infancia "productiva" al desarrollo infantil?

El derecho a jugar está intrínsecamente ligado a la disponibilidad de espacios seguros.
Freepik.Cada 27 de septiembre, conmemoramos el Día Mundial del Derecho de los Niños a Jugar, una fecha que debería invitarnos a la celebración, pero que en cambio nos obliga a una profunda reflexión. En un mundo cada vez más acelerado y digitalizado, nos preguntamos: ¿Estamos perdiendo el juego como pilar fundamental de la niñez? El tiempo de juego libre, espontáneo y no dirigido parece estar en peligro de extinción, reemplazado por agendas sobrecargadas y pantallas que ofrecen una falsa sensación de conexión y diversión.
¿Hemos olvidado lo que significa realmente el juego? No se trata de un simple pasatiempo o una recompensa por haber cumplido con las tareas. El juego es, según la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (Artículo 31), un derecho humano fundamental, tan vital como la educación o la salud. Es a través del juego que los niños exploran el mundo, construyen su identidad, resuelven conflictos y desarrollan habilidades esenciales para la vida. Un simple juego en la plaza puede enseñarles a negociar reglas, a cooperar y a manejar la frustración de la derrota.
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¿El "déficit de juego" es un síntoma de nuestra sociedad?
Expertos en psicología y desarrollo infantil alertan sobre el aumento de un fenómeno preocupante: el "déficit de juego". Las presiones por llenar el tiempo y la creencia de que cada minuto del día debe ser productivo han llevado a una cultura donde las actividades extracurriculares estructuradas (clases de idiomas, deportes competitivos, etc) han desplazado el juego libre. ¿Estamos criando una generación de niños con agendas de ejecutivos, privándolos del espacio para aburrirse, crear y soñar?
Las consecuencias de esta falta de juego son alarmantes. Un niño privado de este derecho puede mostrar dificultades en la concentración, tener menor capacidad para manejar el estrés y desarrollar problemas en sus habilidades sociales y emocionales. ¿Hemos confundido el llenar agendas con actividades con el bienestar infantil? Las investigaciones demuestran que el juego no estructurado no es una distracción, sino una herramienta de aprendizaje esencial que fomenta la creatividad, la resiliencia y la capacidad de pensar de manera innovadora.
Tecnología y espacios seguros: los nuevos desafíos
La omnipresencia de la tecnología ha alterado radicalmente la forma en que los niños interactúan con su entorno. Si bien las pantallas pueden ser una herramienta de aprendizaje, su uso excesivo ha reemplazado los juegos al aire libre, la exploración de la naturaleza y la interacción cara a cara. ¿Estamos educando a una generación que sabe usar un smartphone pero que ha perdido la capacidad de construir un castillo de arena o de correr libremente por un parque?
Además, el derecho a jugar está intrínsecamente ligado a la disponibilidad de espacios seguros. En muchas ciudades, las plazas están descuidados o son insuficientes, y las preocupaciones de seguridad limitan la libertad de los niños para explorar sus barrios. ¿Cómo podemos garantizar que todos los niños, independientemente de su condición social o económica, tengan acceso a un lugar donde puedan ser simplemente niños, sin miedos ni restricciones?
Este 27 de septiembre, el llamado es a todos
Padres, educadores, gobiernos y la sociedad en general. La responsabilidad de proteger el derecho a jugar recae en nuestras manos. No se trata solo de crear más espacios al aire libre, sino de valorar el juego como una inversión en el futuro de la sociedad. Desde la simple acción de apagar la televisión, los juegos en línea y animar a nuestros hijos a salir, hasta la defensa de políticas públicas que protejan los espacios de juego.
El juego es la forma en que los niños nos muestran quiénes son y quiénes pueden llegar a ser. ¿Les estamos dando la oportunidad de jugar a ser el adulto que un día serán? ¿O los estamos forzando a ser adultos antes de tiempo? ¿limitamos sus tiempos frente a pantallas y juegos en línea?
* Mg. Juan Manuel Ribeiro, especialista en educación.