Alejandra Fernández: "El yoga te cambia a vos y mejora todo tu entorno"
La profesora de yoga Alejandra Fernández explica cómo esta práctica transforma cuerpo, mente y emociones, y por qué es clave para vivir con más equilibrio.
Alejandra Fernández.
Santiago Aulicino / MDZEn tiempos de estrés crónico, multitareas y búsqueda de bienestar, el yoga se posiciona como una práctica que va más allá del yoga : propone una transformación interna. En esta charla íntima en el living de MDZ, la profesora Alejandra Fernández —formada en Hatha Yoga, Mindfulness y neurociencias— nos invita a repensar el cuerpo, la mente y las emociones desde una mirada integral y amorosa.
Alejandra, mamá de dos hijos y creadora de @espacioholisticoahimsa2021, compartió cómo esta filosofía ancestral puede ayudarnos a reconectar con lo esencial, soltar lo que nos pesa y encontrar equilibrio en medio del caos cotidiano. “La evidencia de las bondades del yoga se ve también en los demás, porque estando bien vos, ayudás al resto”, resume. Ha hecho especializaciones y actualizaciones en aerodinámica, en biomecánica, en Ayurveda, y la lista continúa.
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-Te damos la bienvenida a MDZ.
-¡Muchas gracias, Marisa, por la invitación, para poder expandir esta filosofía que tanto bien nos hace! Encantada de estar acá.
El Yoga trasciende la colchoneta
Esto nos lleva a la primera pregunta.¿Qué es el yoga? Ya mencionaste la palabra filosofía.¿Qué diferencias hay con otras actividades físicas?
-Bueno, el yoga es una filosofía de vida que no solo es el trabajo que hacemos en el mat, sino que trasciende el mat y se lleva a la vida diaria. (El mat es la colchoneta). Podemos incorporar esta filosofía del darnos cuenta, de percibir nuestras sensaciones, de cómo nos estamos sintiendo, cómo está nuestro cuerpo. Nos permite detenernos un ratito en el aquí y ahora ya que, a veces, con la vorágine de todos los días, perdemos esas sensaciones.Se diferencia justamente de otras actividades, porque más allá de que sea una actividad física, en la práctica se está permanentemente incorporando el movimiento junto con la respiración. No es que hacemos ejercicios 1, 2, 3, como por ahí en aeróbic o en algunas otras disciplinas o gimnasias, sino que desde el minuto uno que se arranca la clase, estamos haciendo este trabajo interno permanentemente, explorando nuestro cuerpo, nuestra respiración, conectándonos con nuestra respiración, que a veces cuesta mucho estar conscientes de cómo estamos respirando.
-Y para dejar como una herramienta o algo práctico, ¿cómo deberíamos respirar?
-Bueno, lo ideal es en el medio del día, en algún momentito, tomarnos unas pausas de aunque sean dos minutos. Tampoco es estar media hora, pero esas pausas de dos o tres minutos, son importantes. Buscar un lugar cómodo, siempre poner los pies firmes en el suelo, sentarnos derechos con la espalda erguida. (Es importante tener conciencia de nuestra espalda, que esté bien erguida, alineada con el cuello y cabeza). Y tomarnos esas pausas para poder conectar con nuestra respiración registrando cómo está porque eso da cuenta de que si nuestra respiración está acelerada, nuestra mente también. Entonces, en ese día a día que nuestra mente es como un mono que salta de árbol a árbol todo el tiempo, justamente el Yoga Sutras de Patanjali nos dice que "yoga es la cesación de las fluctuaciones de la mente", todos esos bullicios que tenemos internamente. La filosofía del yoga justamente actúa para bajar, para aquietar. Entonces, con estas pausas que hacemos todos los días, aunque sean dos o tres minutitos, logramos tomar conciencia de nuestra postura, de nuestros pies que están apoyados en el suelo, de soltar brazos y hombros donde recae siempre el peso de las preocupaciones, de las "mochilas" (a veces ajenas) que nos colgamos. Ese ratito que nos tomamos de pausa, de conexión, es lo que nos vuelve al eje y ayuda mucho. También, cuando vos nombraste algunas de las actividades que fui haciendo, porque esto es un canal que empezás y se desprenden un montón de cursos y cosas para seguir haciendo, justamente el tema de las neurociencias, del cerebro, eso se asocia mucho con las emociones. El yoga es una disciplina que no es solamente física, sino que involucra también lo emocional y lo espiritual. Es una mezcla de todo. Es una filosofía holística; toma la persona desde un todo, no lo físico solamente. Esa es una de las grandes diferencias con cualquier otra disciplina.
Yoga y creencias religiosas: universalismo y esencia interior
-Eso me lleva a la siguiente pregunta, que es si tengo que dejar de lado mi fe católica o cristiana o cualquiera que tenga para poder practicar yoga.
-No, no. A veces, en algunos espacios se toma el yoga como algo... no sé, relacionado al diablo. Y no, es una conexión solamente con nuestro interior. Bueno, también depende de la creencia de cada uno. En el profesorado donde yo estudié se respeta el universalismo, o sea, no importa si uno tiene a Dios como ser supremo, o a Alá, o puede ser nuestro interior. Nosotros vamos por esa esencia divina que está dentro nuestro.
Viéndote vos bien ayudás el resto
-¿Y quiénes pueden practicarlo?
-No hay distinción de sexo ni de edades. Lo ideal es que se pueda llegar a instalar en las escuelas. En las aulas, cuando los chicos están desbordados, que vienen por ahí de un recreo o de una actividad física (soy profesora de inglés también), esos ratitos de volver al eje, de volver a la respiración, de calmar la respiración, ayuda también al cerebro. Por eso la relación con las neurociencias, que es tan importante, de poder enfocar el cerebro y poner la atención en el momento, en lo que estoy haciendo, y eso los ayuda también a poder concentrarse en la tarea que sigue, que no es movimiento, sino que necesitan una pausa.
-¿Y si tengo sobrepeso o si tengo una dolencia o si soy ya muy grande y las articulaciones no me responden?
-Sí, bueno, para gente grande es súper recomendable. Muchos médicos lo sugieren porque no es una gimnasia, no es una práctica física que requiera esfuerzo que vos digas: "dale, seguí, seguí". No, al contrario, vamos pensando cómo estamos y siempre el límite es el dolor. Si yo hago una postura o un movimiento que me genere un dolor, freno, detengo. Eso siempre se aclara en las prácticas, sobre todo con gente grande que por ahí ve al otro y quiere hacer lo mismo. Y no, cada uno tiene que hacer el proceso interno. Aceptar que por ahí hay días en que uno puede elevar el brazo más, lo puede estirar más, y otros en que no. Eso también es parte de toda la filosofía del yoga: poder aceptar cómo estamos en el día.
Momento ideal y frecuencia de práctica
-¿Y hay un momento del día más apropiado para practicarlo?
-En realidad, yo prefiero más, hacer una práctica a la mañana temprano porque es como que podés conectar con tu cuerpo, te energiza, inicias el día de otra forma. Pero también a la tardecita, cuando ya baja el sol, cuando uno termina de hacer todas las tareas, también es interesante hacerlo unas horas antes de irnos a dormir, porque eso ayuda a que toda la vivencia del día pase por el cuerpo y poder relajarlo. Cuando estamos haciendo esa relajación, activamos el sistema parasimpático, que es el que nos ayuda a llegar a ese punto de tranquilidad. Y bueno, eso ayuda también a dormir mejor durante la noche.
-¿Y en cuanto a la frecuencia, qué es lo recomendable o lo deseable?
-Lo deseable es, en realidad, hacer esas pausas que yo te decía de tomarnos dos o tres minutitos diariamente. Después una práctica, por ahí si uno no tiene tiempo de hacer una práctica todos los días; lo recomendable es hacerlo dos o tres veces por semana, lo más que uno pueda dedicarle. A veces, mis alumnas me dicen: "estoy cansada, no tenía ganas" y después vienen y todo ese cansancio se transforma en liberación de energía y en sacar todo lo negativo, y ayuda mucho.
Formación seria: tiempo y filosofía
-Alejandra. ¿Si alguien tiene inquietud en formarse, no digo todo lo que vos fuiste haciendo, pero al menos asomarse a este mundo?
-Sí, perfecto. Yo lo que recomendaría es que inicien un profesorado [completo. Hoy en día en Internet, en las páginas, en Instagram, Facebook, vemos muchas capacitaciones de seis meses. Eso no es un profesorado. Esto lleva un tiempo. Yo vengo estudiando hace cinco años y me parece que no sé nada y que tengo que seguir incorporando conocimiento porque siempre hay algo nuevo. Por ejemplo, tengo una alumna que tiene un problema de la columna y me contaba las cosas que se tuvo que hacer y nosotros, en el profesorado vemos la parte de anatomía, pero no es tan puntual con ciertas patologías. Entonces, también te abre a seguir indagando, a seguir explorando, y eso lleva tiempo. En cuatro o cinco meses en estos profesorados "mágicos" no se puede alcanzar todo ese objetivo.Y aparte la formación tiene que ser no solamente desde lo físico, sino también desde la filosofía. Libros de Patanjali, por ejemplo, que uno empieza a leer, a incorporar esos conocimientos y se da cuenta de que no solo pasa por el cuerpo, sino por toda esa energía que te lleva a seguir indagando y profundizando.
Un antes y un después: aceptar y soltar
-En lo personal, ¿hubo un cambio a partir del que comenzaste a practicarlo? ¿Qué te llevó a intentar dar ese primer paso y decir: "Bueno, lo pruebo"?
-Sí, sí. Bueno, yo en realidad desde joven, hace muchos años, había empezado a tomar clases, pero nunca tuve una continuidad. Después, bueno, cuando los hijos crecen, que empiezan esos conflictos... Mi hijo mayor decidió irse a vivir con su papá y ese fue un momento duro, y dije: "Bueno, tengo que canalizar toda esa energía en algún lado", porque tampoco está bien decir: "Vos tenés que estar acá y así". O sea, aceptar y soltar, porque de eso se trata también. Y toda esta filosofía te ayuda a eso, a entender que la vida no es "yo soy dueña de mi hijo, mi hijo se queda conmigo", sino que uno lo tiene que soltar. Y me aboque a esto, comencé el profesorado en esos momentos, y gracias a Dios, es como que te hace cambiar a vos internamente, a ver la vida desde otro lado y ayuda a todo el entorno. Después se ve la evidencia también en los demás, porque estando bien vos, ayudás al resto. Y bueno, desde ahí es como que es un antes y un después lo que uno hace.
El mejor momento para empezar es ahora
-Estamos cerca de fin de año. Momento de balances, proyectos para el año que viene, cierres de ciclos, estrés, cansancio, ...¿Es momento de empezar a practicar yoga para alguien que nunca lo intentó en su vida, o es mejor que espere al año siguiente?
-No, en realidad el momento de iniciar es cuando uno dice: "Quiero probar, quiero llegar al yoga". Porque a veces me ha pasado que compañeras [me decían]: "Bueno, ¿por qué no hacés?, que te va a hacer bien". "No, no, a mí no me gusta. Es una actividad muy tranquila y me duermo". No era el momento, porque después un tiempo y eso cambió. Actualmente me dicen: "Necesito hacer yoga, necesito parar". Y es justamente una actividad que nos ayuda a reencontrarnos con nosotros, con nuestro equilibrio. Buscarlo después de tanto estrés, de tanta vorágine que vivimos, o de años complicados. Es como que es un espacio donde uno puede poner a flor de piel las emociones.Por ejemplo, en este momento tengo una alumna que vino de Venezuela, dejó a toda su familia allá, acá está sola. A veces durante la práctica aflora la emoción y se pone a llorar. Es una conexión con lo interior. Cuando estás acelerada o en la vorágine de hacer cosas todo el tiempo no te das cuenta.Es para poder escucharte. Y de eso se trata el yoga, de buscar un espacio, un momento, destinarlo a poder escuchar, a poder relacionarte con tu ser interior, tu cuerpo sutil. Estamos muy acostumbrados a ponernos por afuera, pero es mucho más importante lo que llevamos adentro, poder conectar con eso. Y ahí paramos, desaceleramos nuestra mente para poder enfocarnos en nuestro interior.
Yoga y rehabilitación: movimientos lentos y suaves
-Bien, bien. ¿Y si alguien está en una rehabilitación, por ejemplo, haciendo natación o haciendo baile o algún otro tipo de actividad, es recomendable que sume el yoga?
-Sí, sí, sí. De hecho tengo alumnas que vienen porque están con alguna dolencia o algún posoperatorio, y justamente les recomiendan que practiquen yoga porque los movimientos son lentos, suaves. No tenés que hacer esfuerzo, sino que te tenés que escuchar y tenés que ver hasta dónde podés y hacer movimientos lentos. Las articulaciones muy de a poco se van regenerando, y el tejido, los músculos, bueno, todo nuestro cuerpo.
-Habías mencionado Internet ¿Hay alguna manera de encontrarte en la red?
-Sí, tengo una página desde que preparé un espacio en casa. Y la dirección de Instagram es @espacioholisticoahimsa2021 . Ahimsa es con A-H-I, que es la no violencia.
Nuestra esencia está adentro
-Bien, clarísimo Alejandra. Te agradecemos mucho la visita.
-Bueno, no, por favor. Muchísimas gracias a ustedes por la invitación y por la atención.

