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No todo está perdido: la ventana abierta que dejó Italia para sacar la nacionalidad

Tras la reforma de Italia, aún queda una posibilidad para argentinos y todo aquel ciudadano con un antepasado italiano.
El Congreso de Italia convirtió en ley el decreto de Meloni. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ
El Congreso de Italia convirtió en ley el decreto de Meloni. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Ayer se aprobó en Italia una reforma que modificó de forma sustancial las condiciones para acceder a la ciudadanía por descendencia. La medida afecta directamente a miles de argentinos con antepasados italianos que esperaban iniciar o completar el trámite. Sin embargo, pese al endurecimiento, aún existe una alternativa válida para obtener la nacionalidad, aunque implica trasladarse al país europeo y cumplir ciertos requisitos de residencia.

El decreto-ley 36, impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni, fue aprobado por la Cámara de Diputados con 137 votos a favor y 83 en contra. Esta normativa introdujo una condición determinante: solo podrán obtener la ciudadanía los hijos o nietos de italianos que no hayan adquirido otra nacionalidad. Esta cláusula deja afuera a una gran parte de los solicitantes, ya que muchos inmigrantes italianos se naturalizaron argentinos luego de arribar al país a fines del siglo XIX y comienzos del XX.

En 2024, alrededor de 30.000 argentinos obtuvieron la ciudadanía italiana, un aumento considerable respecto a los 20.000 de 2023. Este dato fue proporcionado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia.

La reforma marcó un punto de quiebre con el sistema anterior, que permitía que incluso bisnietos y tataranietos pudieran acceder a la ciudadanía por ius sanguinis. Según cifras oficiales, solo en lo que va del año, más de 30.000 argentinos habían logrado el reconocimiento de su ciudadanía italiana. Esa realidad cambiará radicalmente con la entrada en vigor de la nueva legislación.

El artículo 3-bis del decreto estableció que el ascendiente directo debe haber mantenido únicamente la ciudadanía italiana hasta su fallecimiento. Si adquirió la nacionalidad de otro país, como la argentina, el trámite será denegado de manera automática. Esta condición excluye a la mayoría de los descendientes que iniciaban el proceso desde fuera de Italia.

La ventana abierta

Sin embargo, el texto legal también contempla una posibilidad para quienes estén dispuestos a residir en territorio italiano. En estos casos, el trámite podrá realizarse siempre que la persona resida legalmente en el país durante un período mínimo de dos años. Para ello, es necesario ingresar como turista —los ciudadanos argentinos pueden hacerlo sin necesidad de visa por hasta 90 días— y luego solicitar un permesso di soggiorno, el permiso de residencia que habilita a vivir y trabajar en Italia.

Quienes demuestren que tienen un ascendiente que les transmite la nacionalidad, podrán instalarse en cualquier comuna del país. No será obligatorio que se establezcan en el mismo lugar de origen de sus antepasados.

Tras cumplir con los dos años de residencia, tendrán la posibilidad de iniciar el trámite de reconocimiento de la ciudadanía italiana y, posteriormente, gestionar el pasaporte. No se exigirá examen de idioma, ya que se presume que la persona habrá adquirido un conocimiento básico del italiano durante su estadía.

Italia: salarios bajos, poca oferta laboral y una población en declive

"Desafortunadamente ha habido en el transcurso de los años abusos y solicitudes de la ciudadanía que fue más allá del verdadero interés del país. La Argentina pasó de 20.000 solicitudes en 2023 a 30.000, Brasil pasó de 14.000 a 20.000”, señaló el vocero italiano Antonio Tajani. Además, cuestionó que muchos pidan la nacionalidad no para establecerse en Italia, sino para obtener un pasaporte europeo y "dar la vuelta al mundo".

Sin embargo, las condiciones actuales que ofrece Italia no resultan especialmente atractivas para quienes consideran migrar. El país mantiene una tasa de desempleo del 6%, por encima del promedio europeo, y una tasa de vacantes inferior al 1%, lejos del 4% registrado en economías como Bélgica o Países Bajos. El salario medio anual ronda los 32.749 euros, lo que ubica a Italia por debajo de otras naciones de la región como Alemania (50.998 €), Francia (42.662 €) o Irlanda (58.679 €).

A esto se suma un marcado descenso poblacional: desde 2014, Italia ha perdido más de 1,3 millones de habitantes, y las proyecciones indican que podría caer a 54,8 millones en 2050. En ese contexto, los destinos que combinan mejores ingresos, mayor estabilidad laboral y políticas más favorables para los residentes —como Dinamarca, Alemania o Francia— terminan siendo más elegidos por quienes acceden a la ciudadanía italiana.