Clima escolar tóxico: un relevamiento expone la violencia en las escuelas secundarias

Un análisis exhaustivo de datos recientes y estudios anteriores revela una intrincada red de factores que configuran la realidad de la violencia y el clima escolar entre niños y jóvenes en Argentina. Un informe del Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas, basado en un relevamiento realizado en 2014 en escuelas secundarias de gestión estatal y privada de todo el país, ofrece una mirada profunda sobre la percepción de los alumnos acerca de la convivencia, el conflicto y la violencia en sus instituciones. Este estudio, que encuestó a más de 26.000 alumnos de 2° y 5° año, no solo midió la violencia reportada, sino que también exploró cuatro dimensiones clave del clima escolar: la percepción de las normas, la participación y escucha, las relaciones interpersonales y la percepción sobre las clases.
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La percepción del clima escolar: un barómetro de la convivencia
El clima escolar, definido como el conjunto de las percepciones que los actores tienen de las relaciones interpersonales que se dan en la escuela y el contexto institucional en que ellas se establecen, se revela como un factor crucial en la dinámica de la violencia. El informe de 2014 construyó índices para estas cuatro dimensiones del clima escolar.
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Los hallazgos sugieren que una mejor percepción de las relaciones interpersonales en la escuela se asocia con un menor reporte de haber sufrido violencia por parte de los pares. De hecho, esta dimensión del clima escolar influye significativamente en varios aspectos: a una mejor percepción le corresponde un menor reporte de autoría de violencia, menor acoso sufrido, menor temor a sufrir acoso, menor probabilidad de impedir al profesor dar clase y una mayor sensación de bienestar en la escuela.
La realidad de la violencia entre pares: un espectro de agresiones
El relevamiento de 2014 también indagó sobre los hechos de violencia sufridos y realizados por los alumnos durante ese año. Se identificó un amplio espectro de situaciones, desde crueldad y burlas hasta amenazas con objetos y violencia a través de la web.
- Se observó que los alumnos del ciclo básico reportaron en mayor medida que los del ciclo superior haber sufrido ciertos malos tratos.
- En cuanto al tipo de gestión, los alumnos de escuelas de gestión estatal reportaron en mayor medida haber sufrido ciertos malos tratos y discriminación en comparación con los de gestión privada.
- La violencia a través de la web, incluyendo burlas por correo, redes sociales u otros medios electrónicos, fue reportada como algo que les ocurrió habitualmente a un mayor porcentaje de alumnos del ciclo básico.
El estudio también construyó índices de violencia sufrida y de autoría de violencia hacia los pares. Los resultados de los modelos logísticos aplicados revelaron una relación significativa entre haber sufrido violencia y ser autor de agresiones, sugiriendo una circularidad de la violencia en el entorno escolar.
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La violencia que involucra a los docentes: gritos e incidentes físicos
El informe de 2014 también abordó la violencia por parte de los docentes, preguntando a los alumnos sobre la frecuencia con la que sufrieron gritos intimidantes, insultos o humillaciones, y agresiones físicas por parte de sus profesores.
- La forma de violencia más reportada como habitual fue ser gritado de forma intimidante delante de los compañeros, con un 9.4% de los alumnos afirmando que les sucedió tres o más veces al mes. Una mayor proporción de alumnos del ciclo básico reportó haber sido gritado de forma intimidante.
- Las agresiones físicas por parte de los docentes fueron reportadas como nunca sufridas por el 94.5% de los alumnos.
- Un dato relevante es que el 21.3% de los alumnos indicó que una autoridad de la escuela estuvo presente mientras ocurría un hecho de violencia.
Los modelos estadísticos mostraron que un mayor reporte de haber sufrido violencia por parte de los docentes se acompaña de un mayor reporte de sufrimiento de violencia por parte de los pares.
El acoso entre pares: una forma singular de violencia
El estudio de 2014 dedicó una atención especial al acoso entre pares, definiéndolo por su periodicidad, intencionalidad y la existencia de una relación desbalanceada de poder. Debido a la metodología transversal de la encuesta autoadministrada, la medición se centró en la frecuencia de ciertas formas de violencia, considerando acoso cuando al menos una de las formas de violencia indagadas ocurría de forma "habitual" (tres o más veces por mes).
- El 82% de los alumnos afirmó no haber sufrido acoso por parte de sus pares durante 2014, y el 83% dijo no haber acosado a ningún compañero en ese período.
- Los modelos logísticos indicaron que una mejor percepción de las relaciones interpersonales y de las normas se asocia con un menor sufrimiento de acoso.
- Curiosamente, una mayor violencia recibida de los pares se relacionó con un menor reporte de acoso realizado, mientras que una mayor autoría de violencia se vinculó con una mayor autoría de acoso.
La escuela como espacio de protección y detección
Más allá de la violencia entre pares y la que involucra a docentes, la escuela se erige como un actor fundamental en la detección y prevención de la violencia que los niños y jóvenes pueden sufrir en sus hogares. Un informe reciente del Observatorio Argentinos por la Educación, utilizando datos de las pruebas Aprender 2021 de nivel primario, subraya este rol crucial.
El informe Aprender 2021 revela que 1 de cada 2 alumnos del último año de primaria habla de temas de violencia y abuso con alguien de la escuela. Este dato resalta la confianza que muchos niños depositan en los adultos del ámbito escolar.
- A nivel nacional, casi el 15% de los alumnos del último año de primaria dice que no habla con nadie sobre estos temas, lo que sugiere la necesidad de fortalecer los canales de comunicación y apoyo.
- Un 53,3% de los alumnos reporta hablar estos temas con alguien de la escuela, siendo las provincias de Misiones, Formosa, Chaco y Entre Ríos las que presentan un mayor porcentaje.
El operativo Aprender también indagó sobre la intervención de la escuela en situaciones de violencia familiar a través de cuestionarios a directores de primaria. A nivel país, el 32% de los directores de escuelas de gestión estatal respondió que tuvo que intervenir en situaciones de violencia familiar en el último año, mientras que en las de gestión privada el porcentaje fue del 26%. Se observaron diferencias significativas entre provincias y al interior de ellas según el tipo de gestión.
Es importante destacar que el nivel de intervención no necesariamente indica mayor o menor violencia, sino que puede reflejar diferencias en la capacidad o disposición de las escuelas para reportar casos.
Desafíos y posibles caminos a seguir
Los datos presentados en ambos informes delinean un panorama complejo de la violencia y el clima escolar en Argentina. Si bien el estudio de 2014 se centra en la escuela secundaria y el de 2021 en la primaria en relación con la violencia familiar, ambos convergen en la importancia de la escuela como un espacio de socialización, pero también como un lugar donde la violencia se manifiesta de diversas formas.
Algunos desafíos identificados incluyen:
- La persistencia de la violencia entre pares, con una preocupante circularidad entre victimización y autoría.
- La normalización de ciertas formas de violencia, como los gritos intimidantes por parte de los docentes.
- La necesidad de fortalecer el clima escolar, especialmente las relaciones interpersonales y la percepción de las normas, como factor protector contra la violencia y el acoso.
- El rol crucial pero desafiante de la escuela en la detección y prevención de la violencia familiar, enfrentando barreras como la falta de recursos en los sistemas de protección y los riesgos para los docentes al reportar casos.
Para abordar esta problemática de manera efectiva, se requiere un enfoque multifacético que involucre a estudiantes, docentes, familias, autoridades educativas y la sociedad en general.
Algunas posibles líneas de acción podrían incluir:
- Implementar y fortalecer programas de mejora del clima escolar que promuevan la participación estudiantil, la resolución pacífica de conflictos y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
- Capacitar a docentes y personal escolar en la detección temprana, prevención e intervención en situaciones de violencia, tanto dentro como fuera de la escuela.
- Fortalecer los equipos de orientación escolar y psicopedagógicos, proporcionándoles los recursos necesarios para abordar las problemáticas de violencia y convivencia.
- Generar campañas de concientización dirigidas a estudiantes, familias y la comunidad sobre las diferentes formas de violencia, sus consecuencias y los mecanismos de denuncia y apoyo.
- Mejorar la articulación entre las escuelas y los sistemas de protección infantil, agilizando los procesos de denuncia y garantizando una respuesta efectiva a los casos de violencia familiar.
- Promover un uso responsable y crítico de las tecnologías digitales para prevenir el ciberacoso y otras formas de violencia en línea.
En última instancia, construir escuelas seguras y entornos de convivencia positivos es fundamental para garantizar el bienestar y el desarrollo integral de los niños y jóvenes argentinos. Los datos de estos estudios ofrecen un valioso punto de partida para comprender la complejidad de la violencia en el ámbito escolar y diseñar estrategias efectivas para su prevención y abordaje.
* Mg. Juan Manuel Ribeiro, especialista en educación.