Cómo ejercitar la memoria y que dé resultado

Cómo usamos la memoria. Tal vez no nos demos cuenta de lo mucho que usamos la memoria en nuestras actividades cotidianas. Desde lavarnos los dientes, vestirnos, cocinar, hasta cantar una canción o recitar un poema implican el uso de la memoria.
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Durante las últimas décadas, la educación buscó dejar un poco de lado a la memoria como único método para demostrar los aprendizajes. “No repitas de memoria, ¡pensá!”, escuchábamos decir a las maestras en las aulas. En esta búsqueda tal vez se demonizó la memoria, y nos empezamos a olvidar de lo importante que es su entrenamiento para los procesos de aprendizaje. Es verdad: saber algo de memoria no garantiza haberlo aprendido.
Sin embargo, la memoria nos permite automatizar muchos aprendizajes y eso a su vez nos da fluidez y nos permite ejecutar otros procesos.
Los tipos de memoria
Sensorial: es la memoria de los olores, sensaciones táctiles, sabores. Nuestro cerebro captura información que le proveen los sentidos y la retiene por un breve periodo de tiempo generando una “huella” cerebral. Cada vez que decimos “este perfume me recuerda a mi abuela”, o “esto tiene sabor a quemado”, estamos poniendo en juego este tipo de memoria.
- A corto plazo: es la que ponemos en juego cuando tenemos que anotar un número de teléfono o señalar una dirección, anotar los pendientes de la semana. En estos casos nuestro cerebro guarda pedazos limitados de información por unos 15 a 30 segundos.
- A largo plazo: es la que guarda información por mucho tiempo. Puede guardar una cantidad ilimitada de recuerdos. Según el tipo de recuerdos, hablamos de memoria episódica cuando se trata de experiencias específicas como un cumpleaños, una vacación, memoria semántica cuando se trata de conceptos o conocimientos, memoria procedimental cuando nos referimos a habilidades o hábitos automáticos como manejar, tocar un instrumento, memoria implícita cuando hablamos de aprendizajes que tenemos automatizados como leer.
El aprendizaje y la memoria
Las investigaciones en educación y neurociencias han mostrado cómo opera la memoria en los procesos cognitivos de aprendizaje. Para aprender a leer y a escribir es necesario poner en marcha distintos tipos de memoria según la etapa en la que se esté. Al principio tendrá más relevancia la memoria de corto plazo y a medida que estas experiencias se repitan, la memoria semántica y procedimental pasaran a guardar los aprendizajes para permitir la lectura fluida, la producción de textos.
La memoria es una función con la que nacemos, pero que también podemos ejercitar para facilitar algunos aprendizajes como la lectura y la escritura, las operaciones matemáticas. Esta es la razón por la cual, cuando los niños son chicos se recomienda implementar juegos como el memotest, encontrar las diferencias.
Los niños y niñas que presentan más dificultades en el aprendizaje de las letras o los números, pueden verse muy beneficiados con los juegos de memoria, ya que el ejercicio y la repetición del proceso cognitivo puede trasladarse desde el juego a otros contenidos.
Los invitamos a conocer el juego para el ejercicio de la memoria de Cogni, el módulo de Wumbox destinado a trabajar las funciones ejecutivas. Si bien Cogni está orientado a niños y niñas, esta actividad es divertida para adultos también. Se trata de recordar los tipos de canto del gallo para luego repetirlo. Pueden probarlo haciendo click aqui.
La clave está en sostener la práctica, porque es la repetición sistemática la que mejora nuestra capacidad de memoria.
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