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Roger Scruton y la inflación de derechos

Roger Scruton fué un filósofo y escritor británico. Considerado como uno de los más destacados exponentes del conservadurismo británico.
Roger Scruton. Filósofo y escritor británico. Foto: Archivo.
Roger Scruton. Filósofo y escritor británico. Foto: Archivo.

Se cumplió en enero de este año el quinto aniversario de la muerte de Roger Scruton, filósofo inglés de enorme influencia en el ámbito del pensamiento conservador y, quizás por eso mismo, convenientemente silenciado. Sus intereses, reflejados en los cincuenta libros y multitud de artículos que escribió, fueron muy amplios: desde la estética a la “filosofía del vino”, y desde la teoría política a la defensa de la caza y las tradiciones británicas. Una de las discusiones más interesantes, y actuales, que mantuvo con la intelligentsia de su época, progresista como la actual, tiene que ver con lo que él llamaba la “inflación de los derechos”.

Los derechos humanos siempre fueron entendidos como libertades negativas, es decir, derechos que requieren la no interferencia del gobierno y de los demás, como pueden ser el derecho a la vida, a la integridad física o a la propiedad. Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron los “empoderamientos” de ciertos sectores que comenzaron a insertar más derechos positivos en el listado de libertades negativas. Consecuentemente, ya no se trataba sólo de derechos que sólo exigen la no oposición de los otros, sino que les imponen a los otros un deber positivo. Veamos un ejemplo: la Ley de Identidad de Género garantiza que toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de ge´nero, lo cual sería una libertad negativa, pues no requiera una interferencia ni del Estado ni de los demás. Sin embargo, en su art. 11 establece que todos los gastos que implique este nueva identidad —desde tratamientos hormonales hasta cirugías— deben ser cubiertas por el Estado o los sistemas privados de salud. En este caso, se le impone a los otros un nuevo deber positivo. 

Los derechos humanos siempre fueron entendidos como libertades negativas. Foto: Archivo.

Este tipo de nuevos derechos tienden al infinito: derecho a una vida familiar, a una vivienda digna, a la educación universitaria, al ocio, a la protesta, etc. Se trata, dice Scruton, de una “inflación de derechos”. En nuestro país hemos sido y somos testigos de esta situación: el derecho positivo a la protesta imponía al resto de los ciudadanos el deber de no transitar por ciertas zonas; el derecho positivo al ocio, impone a los bonaerenses el deber de pagar viajes de egresados a los estudiantes; el derecho positivo a una vida familiar impone al Estado el deber de no extraditar a un inmigrante ilegal; etc.

Estas nuevas ideas sobre los derechos humanos, trasvestidos en una hiperinflación de derechos positivos, ocasiona que unos grupos tengan derechos que se le niegan a otros grupos: se tienen derechos como miembros de una minoría étnica, sexual o social que no puede reclamar todo ciudadano.

Sobre Roger Scruton y su pensamiento, se desarrollará un congreso en la Universidad Nacional de Cuyo en el mes de mayo. Mayores informes haciendo click aqui.

Rubén Peretó Rivas.

* Rubén Peretó Rivas. Profesor Titular en la UNCuyo e Investigador del Conicet.